Yo soy un burro. Posiblemente somos los hombres muy burros. Pero no es escapáis, la otra mitad de
la población también sois unas burras. ¿Ves como somos iguales? Empezamos en un
glorioso empate, aunque no lo sepamos, no nos lo creamos, o nos creamos con más
fuerza cuando nos decimos lo contrario. Me da igual, no compito a ver quién es más burr@.
Somos unos burros diferentes, sois unas burras diferentes. Somos diferentes a ellas y a su vez estamos mezclados con ellas en muchos aspectos.
Perseguimos zanahorias. Hay
muchos que llevan una zanahoria pegada a una distancia de su cuerpo, pero no
todos la tienen ni mucho menos. No parece que se lo planteen o la necesiten. A las burras les ocurre parecido, de entre las
orejas les sale un palo, y al final del mismo les cuelga una zanahoria. Tampoco la tienen todas.
Los palos son diferentes. En
algunos hay colgadas distintas cosas. Ropa tendida, monederos, libros, fotos, personas, recuerdos, palabras apuntadas, las motivaciones y sus sueños…
La mayoría de las burras y la
mayoría de los burros tienen dueño. ¿Y hay dueñas? Algunas tienen dueña, y por otro
lado pocos hombres parece que tienen una. Algunos y algunas parece que no tienen
quien les dé sus @ (arrobas) o sus necesarias algarrobas y zanahorias.
Yo soy un burro. Observo y me
pregunto muchas cosas.
¡Atención, pero qué veo! Vari@s burr@s, son muy poc@s por cierto, en vez de un palo es su propio brazo quien lleva la zanahoria con la mano extendida.
La zanahoria
equivale a sus propósitos, motivaciones, sentidos, o anhelos. En el brazo a
veces extendido, a veces doblado, llevan colgadas las algarrobas necesarias para
nutrirse por el camino. ¿Os dais cuenta? ¡Depende de cada uno y de cada una tener dueñ@, o ser nosotr@s mism@s quienes perseguimos los sueños con la mano!
Yo soy un burro. Tengo zanahoria.
¿Tendré dueñ@? ¿Tendré algarrobas? No lo sé. Por lo menos hoy estoy jugando con las arrobas y algarrobas, mientras hablo de los sueños.
¡Qué extraño! Es como
estuviéramos atad@s a unas cadenas con sus respectivos candados. Y a su vez a
la distancia de nuestro brazo, en el suelo, estuvieran depositadas unas llaves.
¿Qué perdemos con probarlas? ¿Por qué si estamos encadenad@s, no intentamos
soltarnos con las llaves que tenemos a mano, a nuestro lado? No cuesta nada, ¿qué perdemos con probarlas? Entiendo la pereza si es quimera, pero no son quimeras, son utopías o sueños. Aún no son realidad, están en otro tiempo u otro lugar pero si trabajamos duro en la dirección adecuada se conseguirán.
¡Vosotros y vosotras haced lo que
queráis! Ja ja ja , perdonad que me ría y me dé la risa floja. ¡Es que soy muy
burro! ¿Dónde está mi brazo?, me pregunto, ja ja ja. Me acabo de dar cuenta de que alrededor de
mi brazo hay una estructura que comunica mis orejeras con mi zanahoria, y con
unas riendas que están sueltas y arrastro por el suelo, ja ja ja.
¡Qué burro soy, me parto de risa!
¡Qué buena manera de empezar el 2014! Ja, ja, ja. Yo me quito esa estructura con mis manos. ¡Me acabo de caer del burro!
De momento no sé si tengo dueñ@ o si
conseguiré algarrobas para comer por el camino pero llevaré mi
zanahoria a partir de ahora libre de miedos aprendidos, solo valiéndome de mi
brazo.
¿Me acompañas amig@ burr@? Pregúntale a tu dueñ@ y si me aceptas el consejo ¡no se te ocurra por si acaso!
¡Feliz 2014!
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