Hoy nos vamos a ocupar de otras dos breves historias. Una que tiene que ver con un ejemplo de sesgo de género en un sistema experto, como es un profesional de la salud, en positivo. Y una pequeña reseña sobre una interesante mujer que nos recuerda una vez más la invisibilización del trabajo de las mujeres en la historia, en este caso con Matilde de la Torr y la generación del 98.
43- El síndrome del corazón roto
Marta tuvo un infarto. Ella dice que se le rompió el corazón con un infarto
de miocardio. No es una metáfora, es literal. A ella, una de las coronarias, esas
arterias tan pequeñas y finas que aportan la sangre al corazón, se le obstruyó y
produjo una necrosis o muerte celular en un pequeño trozo de su músculo
cardiaco. Fue en la cara inferior, una zona próxima a la cámara de gases del estómago. En dos
ocasiones no supieron probablemente detectárselo
puesto que parecían gases, o ansiedad, o
ansiedad y gases todo junto. Pero no estaba “loca”, ni era algo que se hubiera inventando,
aspectos que le hacían sentir muchas veces los demás. Las otras ocasiones cursaba con síntomas y signos de una "angina" y además esta otra
vez, también coincidía trás una tremenda discusión con su pareja. Ella pensaba que los infartos
solo les ocurría a los hombres por fumar o por comer muchas grasas.
¡Síndrome del corazón roto!
¿Quién pondrá los nombres a las enfermedades?
Un porcentaje de las mujeres que
sufren infartos de miocardio lo tienen por una descarga hormonal enorme en
situaciones de angustia extrema. Está
desencadenado por una situación así. Dicho de otro modo, el 98% de las
personas que tienen infartos reales desencadenados por situaciones así, son
mujeres.
Marta tuvo suerte. Esa vez, la
médica que le atendió en urgencias, en vez de derivarla a siquiatría, prefirió
hacerle un segundo electro. Tuvo ojo clínico y no discriminó. La médica, una joven
residente R3, también tuvo suerte. Su
jefe le felicitó por haber estado lista. No parece que sea en este caso ni cuestión de suerte ni el ser
más lista que nadie para tener ojo clínico.
El jefe, un médico adjunto de 55
años, también tuvo suerte por trabajar con mujeres y por tener la mente abierta para incorporar
perspectiva de género a todos los procesos relacionados con la salud, los diagnósticos,
los tratamientos, el trabajo en equipo. Una "antropología de la salud con perspectiva de género".
Esta vez han sabido darle
respuesta a su corazón roto. Cada vez será más fácil seguir eliminando las inercias de los esterotipos machistas en la práctica médica.
44- Os reconozco que no
sabía nada de Matilde de la Torre
La
historia androcéntrica ha invisibilizado el trabajo de las mujeres en todo el
mundo. La gran mayoría de los personajes ilustres que han figurado han
sido hombres como norma general. Ignoro si seremos capaces algún día de
arreglar ese error del todo. En los documentos sobre Cántabros ilustres, entre cientos
de hombres, asoma con frecuencia la escritora Concha Espina como digna excepción, o la pintora María
Blanchard. En la fachada de un edificio muy cerca de la casa de mis padres, me
he fijado con frecuencia en "la otra de la esquina, la escritora de las gafas".
Estudié en un colegio de curas en medio de una dictadura y nadie me habló nunca de ella, estoy casi seguro.
Pues bien, la de las gafas se llama Matilde
de la Torre, y si me permitís la provocación, una miembra de la generación
del 98. Con motivo del 70 aniversario de su muerte, numerosos profesionales de
diversos medios, periódicos, la investigadora del CSIC Francisca Vilches y
otras instituciones han intentado enmendar ese injusto error histórico. Han
conseguido hacerme un regalo y me han abierto los ojos al explicarme por
primera vez quién era esa mujer de las gafas pintada en la pared de la casa.
Escritora
de cinco libros y otros ensayos, etnógrafa de las costumbres y folklore de la
región, una digna precursora de la antropología local, periodista de miles de artículos. Fue una mujer muy culta con una
elaborada profundidad política, dirigente sindical de "las Casas Campesinas". Fue
diputada socialista en las elecciones de 1933 y 1936. Murió en el exilio. Su
libro “las cortes republicanas durante la
guerra civil “estuvo inédito hasta ahora. Dejó escrito numerosas anécdotas y detalles
cotidianos de la vida parlamentaria. Fundó una academia para difundir su
humanismo, su sentido de la ciudadanía, la búsqueda de la igualdad entre
mujeres y hombres, o su idea de España.
Otros sugerentes libros para la época como “Don Quijote, rey de España”, tiene su guasa. Sus mayores pecados fueron del estilo de “defender la legalidad y legitimidad” del gobierno republicano español en el exilio. Yo nací en una época donde explicaban el mundo quienes ganaron la guerra. Nadie me habló de ella. Reconozco que no sabía nada de aquella mujer solitaria entre tantos Cántabros ilustres, la de las gafas redondas dibujada en la esquina de la pared de una casa. Doy las gracias desde aquí a quienes contribuyen a deshacer estas injusticias de la historia.
Otros sugerentes libros para la época como “Don Quijote, rey de España”, tiene su guasa. Sus mayores pecados fueron del estilo de “defender la legalidad y legitimidad” del gobierno republicano español en el exilio. Yo nací en una época donde explicaban el mundo quienes ganaron la guerra. Nadie me habló de ella. Reconozco que no sabía nada de aquella mujer solitaria entre tantos Cántabros ilustres, la de las gafas redondas dibujada en la esquina de la pared de una casa. Doy las gracias desde aquí a quienes contribuyen a deshacer estas injusticias de la historia.