¿QUIÉN SOY?




Este es el blog de MANUEL BUENDÍA BERCEDO. Pretendo mostrar una propuesta profesional y particular acerca de la Igualdad de Género y las Masculinidades. Veremos algunas respuestas a la pregunta anterior pero sobre todo, haremos muchas más preguntas para invitar o implicar a otros hombres en la Igualdad.



viernes, 30 de octubre de 2015

Comunicación en la pareja y competencias de género




Comunicación en la pareja y competencias lingüisticas.

COMPETENCIAS DE GÉNERO con ENFOQUE DE MASCULINIDADES


Vamos a suponer cuatro preguntas y sus correspondientes respuestas entre dos personas:


1)      P: ¿Tú no tomas el pastel? R: ¡Tengo diabetes!

2)      P: ¿Un chupito? R: ¡Voy a conducir!

3)      P: ¿No vas a fregar? (Cuando la esposa de Juan ve que él coge las llaves del coche) R: ¡Los lunes hay mucho atasco!

4)      P: ¿Sabes cuál es la capital de Francia? R: SI, es París.


En el cuarto caso está claro y fácil. Hay una pregunta y una respuesta a esa pregunta, respondida de manera correcta.

Nadie en su sano juicio le llama Marsella a “esa ciudad que baña el río que decimos llamar Sena”, o nadie se empeña en llamarle “capital” a un pueblo abandonado. Es arbitrario y convencional pero nadie lo discute. Hay consenso en el significado de las palabras y en “lo correcto” de la respuesta.


En  los tres casos primeros se complica bastante porque está escrito en clave, o al menos le faltan cosas. En las dos primeras no hay respuesta, pero damos por hecho o sobreentendemos una negativa a tomar el pastel o a beber la copa de alcohol, aunque no esté explícitamente manifestado. En el tercer caso necesita una larga explicación.




Ahora bien, querido lector o lectora, si la pregunta 3 te resulta igual de familiar y también la deduces, te adelanto que es porque los contenidos implícitos a la conciliación de la vida personal, familiar y laboral de una pareja los tienes en cuenta. La escena te resulta significativa, tanto como los conocimientos de medicina sobre diabetes, glucosa, dulces, páncreas, insulina y sus interacciones, o por lo menos sabes de la supuesta prohibición de dulces a personas etiquetadas como “diabéticas”, o por el otro lado, consideras los conocimientos sobre la prohibición de tomar alcohol por sus consecuencias en el caso de conducir automóviles.



En ese tercer caso posiblemente deduces que es lunes, o que la pareja de Juan, al verle coger las llaves del coche, sabe que  se intentará librar de fregar. Deduces que quizá es algo que le corresponde hacer, o que se ha comprometido en las “negociaciones de pareja” propias de una pareja actual. Quizá se va a trabajar, o a divertirse con los amigos, y sólo ellos lo saben etc Hace falta explicar más.


A menudo se dan situaciones incompletas y sin embargo nos entendemos perfectamente.


¡ A veces la comunicación se torna muy difícil, aunque nos digamos aparentemente todas las letras con una gramática impecable! ¿Por qué ocurre todo esto?


Para entendernos y comunicarnos las personas utilizamos mucho más que el simple conocimiento de la lengua. Ponemos en funcionamiento nuestro conocimiento del mundo, de nosotros mismos y de las personas con las que nos comunicamos. Aplicamos una ingente información no lingüística.


Dicho de otro modo, cada vez que hablamos, combinamos la información nueva del diálogo con todo nuestro conocimiento previo, creencias, pensamientos, etc que nos permitirá obtener una interpretación coherente.


Hay una afirmación que me gustaría dejar muy clara: para la comunicación en la pareja ES NECESARIO APLICAR PERSPECTIVA DE GÉNERO Y MASCULINIDADES.
Si no lo hacemos actualmente, nos encontraremos con miles de malos entendidos y cada vez irán en aumento.  Será como actuar irracionalmente, alejado del sentido común. Es necesario y urgente.



La clave está en los supuestos de fondo, en los contenidos implícitos que aparecen en toda la información o conocimiento previo, que se presupone común, accesible a las personas que hablan y que SUPUESTAMENTE  son personas que se quieren entender.

Cualquier adulto de una sociedad como la nuestra es capaz de relacionar el “alcohol” y la "conducción". Cualquiera sabe que podemos tener un accidente, o tener que pagar una multa de tráfico carísima debido a que culturalmente hemos acordado colectivamente un código de circulación que lo penaliza.



Debo advertir que en todo momento estoy utilizando una definición de cultura como el conjunto de reglas con cuyo uso las personas dan forma a la relación que las personas mantienen entre sí, en su vida social.


Y ahora me pregunto:

¿Vamos a trabajar-"nos" de una vez por todas TODO LO QUE SUBYACE O SE SOBREENTIENDE, que forma parte de una cultura machista en la que nos hemos socializado tanto individual como colectivamente desde pequeños, hombres como mujeres? Ahí sigue la clave. Si no has entendido bien esta parte de la entrada será imposible comunicarme contigo. Si lo has entendido bien será muy fácil.


Una persona machista, un hombre que se reconoce machista, o uno que no se reconozca como tal pero que a los ojos de las demás lo sea, o incluso, una mujer que se encuentre cómoda en una cultura machista, intentarán todos ellos (por todos los medios) mantener el orden social. Ahora no hablo de ellos/ellas, ni de cómo convencerlos.


AHORA ME ESTOY REFIRIENDO A LA MAYORÍA DE GENTE que todo esto le suena a chino, o tiene que hacer un especial esfuerzo para entenderlo o comienza a verlo así por primera vez. Propongo visibilizar y explicitar parte de las reglas escondidas, algo IMPRESCINDIBLE para que los “intercambios comunicativos” nos lleven a conclusiones coherentes y pactadas. Mejorar la comunicación como previo para los buenos tratos.


El contenido explícito (lo que se transmite expresamente) y los contenidos implícitos (lo que se transmite de manera NO-expresa ) se combinan y nos llevan a unos supuestos de fondo, y unas premisas necesarias que hace que haya un mínimo de entendimiento.



EXPLICACIÓN AMABLE: efectivamente, Juan al coger las llaves del coche, le está diciendo (implícitamente) a su pareja que “gastó el tiempo de descanso del que disponía” disfrutándolo con ella, y que por eso  estaba en lo cierto ella, es decir, NO fregaría en ese momento. Pero no importa, porque lo haría por la noche, (excepcionalmente), cuando regresase. Algo que suele pasar los lunes. Ella a su vez, también tenía que salir de la casa veinte minutos después, y no haría motivo de pelea porque el lunes, (los días que más atasco hay), se fregara por la noche.



La palabra fregar y la palabra atasco, semánticamente, no tienen nada que ver. Juan podría haberle respondido que NO fregaba porque eso es cosa de mujeres, o porque "NO le sale de los cojones" (licencia muy pertinente), pero “descarta esas fórmulas lingüísticas”.

Ese "NO friego" (implícito) incluye la justificación razonada al rechazo. Además, (y eso no lo sabíais) han acordado que de lunes a jueves es Juan el encargado de llevar a Miguelito por la tarde al colegio. Seguramente el desvío de los cinco Km que tiene que hacer para ir a trabajar pasando por el colegio es el causante de desajuste del tráfico.


LA CLAVE ESTÁ EN LOS CONTENIDOS IMPLÍCITOS PORQUE NO LOS ANALIZAMOS. Y NO LO HACEMOS PORQUE NOS HACEMOS TRAMPAS. HAY MUCHA CULTURA MACHISTA INSTALADA EN ESE NIVEL COGNITIVO (consciente o inconsciente).

TODO ESO ES LO QUE TENEMOS QUE TRABAJARNOS DESPACIO. Es muy fácil.



Conclusiónes:


Es preciso un principio de cooperación con perspectiva de género y masculinidades.


Un dicho popular dice que cada uno somos hijos de nuestro padre y nuestra madre.

Traemos mucho de casa, de la escuela, la calle, o de otros lugares o épocas que ya no existen (tenían quizá otras reglas culturales) y todo eso lo ponemos a trabajar hoy.

Hay muchas diferencias notables entre lo que decimos explícitamente y lo que queremos comunicar, y a su vez, y a su vez con lo que escuchamos o entendemos. Es necesario tener buena fe, o un principio de cooperación para la comunicación, hombres y mujeres, atendiendo a  la diversidad y a las desigualdades, para que en el caso que se den estas puedan negociarse. Aquellas personas que se resisten en exceso, este es un buen momento para sincerarse consigo mismo.


Poner lo tácito (cada cierto tiempo, o al menos una vez) encima de la mesa es una tarea hoy por hoy imprescindible. Cuando aparecen desacuerdos hay que expresarlos en vez de taparlos debajo de la alfombra.


¿Qué tiene que ver las masculinidades en todo esto? 

¿Qué podemos hacer los hombres? MUCHO.


Tenemos que aprender a explicitar sin miedo. Y hemos de trabajar-"entre todos", a nivel profundo sobre las razones que nos mueven en todo aquello que está implícito.


Hemos de perderle miedo a toda aquella parte de machismo que nos queda de una socialización antigua, y de la que hemos de explicitar que queremos desprendernos. Ser sinceros con nosotros mismos con aquello que no queremos realmente y con aquello que  ignoramos que no queremos eliminar (de momento).

Quizá pensemos que el cambio puede esperar hasta mañana, o tal vez  será a la fuerza. (Insisto que me estoy refiriendo a las personas que quieren cooperar).


Tenemos que aprender en clave de competencias. Competencias lingüísticas, competencias comunicativas, de autonomía personal, emocionales, competencias sociales…


Hemos de actualizar nuestra manera de percepción de la realidad,  los conocimientos de cómo es el mundo (cosmovisión), nuestras capacidades lógicas…


Porque si no es así, ¿a qué nos referimos cuando decimos que hay que desprendernos del machismo, o del patriarcado, o como queramos llamarlo? ¿Qué estaríamos entendiendo si  NO se concreta en lo QUE HOY POR HOY NOS PARECE LÓGICO en la vida cotidiana o nos tiene que parecer?



Entenderlo bien es ajustar lo que me parece lógico, a los principios de Igualdad entre mujeres y hombres, la No discriminación, etc
No podemos interiorizar nada si no es considerando todo esto en lo cotidiano.

Estamos en camino, al igual que aprender a comer, o conducir con moderación. Los hombres hemos de interiorizar los valores igualitarios como otro ejercicio más de libertad/responsabilidad. No es complicado.

SE APRENDE



A medida que avancemos en este trabajo (a este nivel más profundo) todo parecerá mucho más lógico.


Nadie en su sano juicio hace obras en casa poniendo los muebles nuevos tapando los viejos. Hay que tirar mucho que no sirve, entre otras cosas, muchos privilegios que hay que explicitar.

Nadie barniza el suelo sin antes acuchillar la madera, por tanto, cambiar o mejorar también escuece pero hay que hacerlo. Es posible que en otros tiempos la múltiples capas de barniz viejas que poníamos unas encima de las otras NO se veían, habían pasado desapercibidas, o estaba bien visto no mirarlas. La cultura hegemónica o estructural legitimaba todo eso, pero en casa de Juan están haciendo obras, algo está cambiando, Juan juega con ventaja porque puede "comerse palabras", porque ya lo tienen pactado... 

 

viernes, 16 de octubre de 2015

¡Mi marido se cree que sabe de todo!



¡Mi marido se cree que sabe de todo!
Una amiga de mucha confianza me espetó un día una queja sobre su marido. Literalmente me dijo:

-          ¡Este capullo se piensa que sabe de todo!

-          Y es verdad- le respondí yo con risa burlona, para desdramatizar un poco y jugar con las ideas y los argumentos.

-          ¡Todo el mundo sabe de todo! – le insistí de nuevo- Eso le ocurre a tu marido y también te ocurre a ti.
Como ya me conoce, le seguí explicando ¡Es imposible NO saber de todo! ¡No se puede NO saber de todo! TODO EL MUNDO SABE DE TODO. Cuando decimos que de algo no sabemos nada es mentira, eso no puede ser. Es una manera de hablar. En algún punto tenemos que hacer el corte y llamarle NADA. Aunque creamos que de algo no sabemos nada, seguro que hay alguien que sabe de eso menos.

Mi amiga probablemente lo que quería decir es que NO se puede saber todo. Nadie lo sabe todo, y por tanto, es imposible que le ocurra a su marido.

¡Claro! Pero no es eso lo que se pretende. No creo que nadie lo pretenda, ni nadie que se lo crea.

Ni siquiera  es posible que alguien lo sepa TODO de algo, aunque fuera su especialidad o un magnífico "experto".

En ningún campo hay alguien que lo sabe todo, únicamente es posible ser la persona que más sabe de un campo concreto.

PERO NO ESTÁBAMOS HABLANDO DE ESO ¡Seguro que esa carga emocional tiene otra explicación!
 
Podemos adoptar dos estrategias en las relaciones:

1)      Aprender sin competir. Podemos humildemente saber cada vez más y colaborar. Cuando nos relacionamos en igualdad, respetando a la otra persona, resulta más fácil encontrar consensos, sinergias, ayudas. Nos tenemos conocidos y sabemos las cualidades e ignorancias o lagunas  de la otra persona.



2)      Podemos competir sin aprender. A veces competimos midiéndonos en un espejo como si fuera un marco establecido previamente de lo que es “normal saber”. Si tememos o creemos, consciente o inconscientemente que estamos por debajo de esa “normalidad” construimos defensas o disimulos para defendernos, o bien nos encargamos de re-elaborar un marco que nos favorezca y nos sitúe en una posición ventajosa. Los hombres hemos aprendido, estamos socializados para hacer precisamente eso.
Y otras veces competimos entre nosotros, quizá sin parar, constantemente y también con las mujeres.

-          ¿Qué es lo que te molesta de tu marido? - volví a preguntarle a mi amiga.

-          Me molesta que siempre quiere quedar por encima – respondió.

En la historia del conocimiento, los hombres han ocupado un lugar privilegiado. Han sido los expertos, y han poseído la autoridad y el reconocimiento de la sabiduría. Es la "casta de los sabios y los sacerdotes" que ha durado en cierta manera hasta nuestros días.

Mucho hemos hablado en este blog del acceso de las mujeres a la educación y al conocimiento.  

Siempre me gusta recordar las obras de Poulain de la Barre, del siglo XVII ("De la igualdad de los sexos", "la educación de las damas"), donde ya se decía de unas mujeres de ingenio, autorizadas para ello, que ya aspiraban a ser mujeres sabias, llamadas "las Preciosas".

  El discurso de la primera ola del feminismo ilustrado ya debatía sobre el saber de las mujeres. Hemos avanzado mucho. Ahora queda seguir porque queda muchísimo...


 Y mucho hemos hablado también del hecho de que las mujeres han de estar permanentemente justificando su presencia en los circuitos del saber. Se ha avanzado mucho en la Universidad, en la investigación, al menos en las etapas inferiores. Quedan muchos techos de cristal que diluir. Pero hoy no es ese el tema.

La idea principal que me preocupa es el trabajo pendiente que tenemos que hacer los hombres para NO desperdiciar la energía en competir en la vida cotidiana sobre cuestiones de autoridad y conocimiento.

Queda mucho trabajo pendiente, queda mucho que aprender...

No olvides participar de la Rueda de Hombres del

21 de Octubre.

lunes, 12 de octubre de 2015

Hay muchas razones para asistir el 21 de Octubre, otro año más a la Rueda de Hombres contra la violencia machista.



HAY MUCHAS RAZONES POR LAS CUALES EL 21 DE OCTUBRE ASISTIRÉ otro año más, A LA RUEDA DE HOMBRES CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA, en Santander.



Me comprometo en la entrada de hoy a explicar con pocas palabras una confusión que me encuentro  en la práctica cotidiana de mi trabajo. Es algo que parece que no se entiende bien. Cuando decimos que la violencia de género es la que ejercen los hombres a las mujeres por el mero  hecho de ser mujeres. (Me refiero a esta última parte).



Voy a simplificar muchísimo a modo de preámbulo, recordando una vez más el artículo nº 1 , de nuestra ley orgánica 1/ 2004 de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la violencia de género.  



"La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia".



La redacción quizá NO es muy limpia pero podemos entender varias cosas muy claramente.

Imaginamos que un hombre y una mujer han sido cónyuges o han tenido una relación afectiva de pareja, vivan juntas o no, en el momento en el que se da el caso de violencia. En multitud de ocasiones la violencia se extrema en el momento de la separación, o cuando la mujer decide no seguir viviendo juntos y se lo comunica.
Decimos que ese hombre ejerce violencia contra la mujer por el mero hecho de ser mujer, porque es la suya, y no consiente que nadie le deje a él.


Cuando una pareja tiene una relación igualitaria, no habrá violencia. Aunque la pareja discuta mucho y se hayan separado, si  el hombre y la mujer se respetan  y se reconocen  los mismos derechos, no habrá malos tratos.

Ahora bien, algo que me preguntan a menudo.



¿Puede darse el caso de que sea ella quien le trate mal a él?

¡Claro que puede ser! Llamamos violencia doméstica a todos aquellos casos donde hay violencia dentro del ámbito familiar.



Un joven puede maltratar a sus padres o a sus abuelos, una nuera o un yerno pueden ejercer violencia contra una persona mayor que viva con ellos, una mujer puede tratar mal al marido o puede haber violencia entre hermanos. Pero No nos referimos a eso. En las casi 120 entradas del blog no encontrará nadie una palabra negando que se dan también este tipo de casos.

La violencia de género viene como  consecuencia de la discriminación, de unas relaciones de poder de dominación/ sumisión, donde el hombre pretende dominar a la mujer. El machista se empeña en que la mujer ocupe su sitio y no se rebele. La relación machista está plagada de desigualdades que son el causante de la violencia de género. Ese hombre al intentar  poner las cosas en su sitio, recurre a la violencia. En la violencia de género hay una creencia firme de cómo tienen que ser las cosas. El hombre cree que tiene derecho a imponerse y a hacer lo que sea necesario, incluido el uso de la violencia.



Decimos que la violencia de género se ejerce contra las mujeres por el mero hecho de serlo porque la mentalidad machista le adjudica a las mujeres una serie de tareas y roles y a los hombres otros ¿Se entiende?



Tenemos una diversidad sexual y biológica pero el problema viene cuando  de esa diversidad sexual se extraen unas conclusiones políticas discriminatorias. Esas son las desigualdades de género. 

El machismo mata, y mata mucho. 
La violencia de género es lo que sufren millones de mujeres en todo el mundo. ES una violencia física, síquica, sexual, económica…

¿Hay alguien  que no lo entiende?



Voy a apoyarme  suavemente en otros conceptos complejos que utilizan ese discurso de alteridad discriminatorio y violento hasta la muerte.

El Etnocidio y el Genocidio. Os prometo que no me lio, es muy fácil lo que voy a decir.



En el etnocidio, por ejemplo hacia una tribu indígena, las matanzas a los hombres y mujeres de esa etnia incluyen la desaparición de sus modos de vida, el ataque a su independencia, a su manera de pensar el mundo, y a su capacidad de vivir por sí mismos. La violencia viene por el mero  hecho de ser de esa etnia. Por el mero hecho de no obedecer al patrón establecido.


En el genocidio, según la convención de la ONU, se da la destrucción de una nación o de un grupo étnico por el mero hecho de pertenecer a ese grupo nacional o grupo.



La violencia de género, (el feminicidio)  , es como un tipo de genocidio de proporcionales colosales y universales. En este caso no es por haber nacido en un país, o pertenecer a una etnia, o a una clase, sino por el mero hecho de haber nacido con una biología concreta, y no atenerse a las reglas de juego del patriarcado, de cómo tiene que comportarse una mujer.



Voy a contaros dos opiniones de dos casos reales, de dos hombres conocidos con nombre y apellidos.



El primero,  de 38 años, al escuchar “por el mero hecho de ser mujeres” me dijo que no era verdad, que era justamente lo contrario. "Se las pega porque no quieren ser mujeres precisamente, porque quieren ser como nosotros".


Le seguí preguntando y me lo aclaró.(!!)

"Los hombres estamos preparados para resolver los conflictos entre nosotros, incluso para matarnos  si es necesario. A las mujeres normales no, a las mujeres de verdad hay que protegerlas, pero hay otras que se suben a la parra, que quieren dar la vuelta a la tortilla. Ellas son las que lo han querido. Los hombres somos violentos por naturaleza, está en nuestros cromosomas , ¿es que no lo ves? Lo que pasa es que lo políticamente correcto nos obliga a decir que somos iguales, pero no lo somos".



Cada cierto tiempo me encuentro machismos muy primarios como este y me hacen reflexionar.



El otro testimonio es el de un joven de 16 años, que pretendía hacerse el gracioso con su ocurrencia, pero que también me hizo pensar.



Yo trato a las chicas como a los colegas,  a ostias”. Ellas lo han querido, ¿no piden igualdad?"



El esencialismo y el determinismo biológico está muy extendido. Son maneras de cerrar en falso los debates y sin querer pensar acerca del tema de la violencia y los hombres. Parece que nos da miedo hablar de ello y se zanja echándole la culpa a la supuesta naturaleza.

Hay muchos que se creen que “los hombres somos esencialmente violentos por naturaleza”, o que estamos condenados a la violencia por el cromosoma Y , o la testosterona, y no es verdad. Interesa mantener eso.
Por un lado, la perspectiva de género no les interesa porque eso supondría cuestionarse sus privilegios. Por otro es tabú para ellos el  enfrentarse a las masculinidades. No quieren leer, ni hablar ni pensar en construir un tipo de hombre no violento.



A ser hombre se aprende. A ser violento se aprende. A renunciar a la violencia, y a utilizar otros recursos y competencias NO violentos para resolver los conflictos también se aprende. Es tan natural ser violento como elegir no serlo y aprender a no serlo.

TENGO LA LIBERTAD DE ELEGIR ENTRE LA VIOLENCIA Y LAS INFINITAS OPCIONES QUE SE ABREN SI RENUNCIO A ELLA.



Esta es una razón para acudir a la rueda de hombres del dia 21 de Octubre en Santander a las 18h 30, (y en otras tantas ciudades habrá otras ruedas). Ir a la rueda y expresar que NO QUEREMOS MIRAR PARA OTRO LADO TAMBIÉN SE APRENDE. Algunos de los que estáis leyendo estas líneas habéis asistido otros años.


Hacer una rueda un puñado de hombres uniendo nuestras manos también se aprende. Queremos renunciar al machismo que no se ve y también al que no se mira. Estamos aprendiendo a repudiar la violencia que ejercen otros hombres contra las mujeres por el mero hecho de serlo.

Muchas veces vemos con facilidad la violencia que ejercen los demás y negamos, ocultamos, o disculpamos la propia o la de los miembros de nuestros grupitos.

Queda pendiente una revolución interior dentro de cada hombre. Aquellos que vamos a darnos la mano el día 21 de Octubre, queremos empezar por nosotros mismos, liberándonos del machismo, de los privilegios por el mero hecho de ser hombres, y optando por resolver los conflictos con conductas no violentas. En cierta forma es un acto de egoismo y de crecimiento personal.


Después de la rueda de hombres, haremos una más grande. Con la Igualdad ganamos toda la sociedad.