¿QUIÉN SOY?




Este es el blog de MANUEL BUENDÍA BERCEDO. Pretendo mostrar una propuesta profesional y particular acerca de la Igualdad de Género y las Masculinidades. Veremos algunas respuestas a la pregunta anterior pero sobre todo, haremos muchas más preguntas para invitar o implicar a otros hombres en la Igualdad.



jueves, 31 de diciembre de 2015

Techo de cristal en el concurso de tortillas

 33. Observatorio de Igualdad: techo de cristal en el concurso de tortillas.

El concepto de techo de cristal es muy fácil de entender cuando se quiere. Nos fijamos en el porcentaje de hombres y mujeres que hay en un grupo, ámbito, o profesión,  y comprobamos que en las bases o niveles inferiores pueden aparecer muchas mujeres pero sin embargo en los niveles superiores va desciendo el número, o dejan de existir.

Simplemente nos preguntamos por qué. Y nos respondemos el porqué de preguntárnoslo.

Puede ocurrir que años anteriores no las hubiera porque lo tenían prohibido. Puede ocurrir que a pesar de haber conseguido tener el acceso, las dificultades siguen actuando y se incorporan más despacio de lo deseado por diferentes razones. Si hacemos una carrera con una mochila que puede ir vacía o pesar 50kg según las personas, el resultado de la carrera cambia.

Otras metáforas o símiles que podríamos usar en ese caso aparte de la “mochila de piedras”, podrían ser “suelo resbaladizo”, “escaleras pegajosas para las mujeres”, “goma elástica que tiene atada la mujer a la puerta de su casa de tal manera que la tensión es mayor cuanto más se aleja”...Se sobreentiende que no ocurre nada de eso en los hombres, razón por la cual ellos promocionan en muchos ámbitos.
Otras veces (cada vez en más sitios) hay numerosas mujeres en las bases y no sólo van siendo menos a medida que se asciende en la escala jerárquica sino que podemos dibujar una línea imaginaria nítida a modo de techo, y es de color transparente, es decir, existe pero es posible afirmar que no se ve. La última persona a la que oí explicar el techo de cristal  “dijo que era invisible”. Tuvo un lapsus linguae muy simpático. El matiz es importante. Invisible no es. Su visión está al alcance de cualquiera pero los grados de cinismo del sistema permiten afirmar en muchas ocasiones que no existe aunque se pueda ver perfectamente. En muchos casos parece de cristal blindado porque tiene que ver con el poder. Y otras veces, como creo que es este caso tortillero, es un asunto de representatividad: ¡ese ego tan visible de salir en la foto del periódico! Muestro un simple ejemplo de noviembre del 2015 en Cantabria. Es algo simpático, no le doy mucha importancia, simplemente lo retrato.

Un concurso de tortillas de patatas es un indicador cultural tradicional. Siempre han cocinado las tortillas en las casas las mujeres. Ahora los restaurantes muy conocidos se apuntan a la publicidad tan beneficiosa por ganar concursos de productos “populares”. Supongo que el concurso es juego limpio a la hora de seleccionar las mejores o más ricas.
Los dueños que representan a los establecimientos y los cocineros más conocidos de la región son mayoritariamente hombres. Este ejemplo de los siete ganadores es simplemente una muestra de referencia histórica para la memoria. Hoy por hoy ya hace daño a la vista. Auguro que muy pronto va a dejar de ocurrir. Hay empresarias muy buenas que aparecen ya en otros ejemplos. Mi obligación es ser observatorio y notario actualizado en tiempo real (algo incómodo) de la realidad.


34. ¿Por qué los yihadistas odian el rock?

He leído un artículo de una mujer periodista, en la prensa. Mantengo el mismo título para llamar la atención y para contextualizar mejor mi comentario. El artículo me parece muy interesante y no tengo nada que criticar ni a su autora ni a la gran mayoría de argumentos que emplea en su intento de poner un poco de orden y cordura a temas tan complejos como el terrorismo o sus reacciones contra la supuesta cultura occidental, todo entre comillas.
Reproduzco literalmente unas líneas que son un regalo maravilloso para intentar explicar algo complejo de una manera más fácil:
En la opinión de estos fundamentalistas se trata de una visión maniquea e hipócrita de ver el mundo, y caen en una contradicción, porque defienden una sociedad musulmana perfecta y se mueven extraordinariamente puritanos en cuanto a cómo debe vestir o comportarse una mujer y mientras (por otra parte) no renuncian a tener esclavas sexuales. Y hay más contradicciones…”

Yo me pregunto, ¿Dónde está la contradicción? ¿Por qué resalto estas líneas? (Mi comentario pretende hacer un pequeño análisis cognitivo con perspectiva integral de género).
No hay ninguna contradicción. Estas líneas y otras muchas del texto son grados diversos de la misma cosa que parece que no se conoce o no interesa conocer. Todo es patriarcado muy coherente entre sí. Son partes de la misma cosa con su coherencia interna. "Choca" o parecen contradicciones y paradojas, cuando no se tienen en cuenta, (cuando no se tiene "in mente"),  el esquema mental de algo que llamamos, describimos, y explicamos como patriarcado, o sistema estructural transversal que subordina a las mujeres, en una jerarquía u orden establecido, o forma adecuada de las cosas. Si lo ignoramos, creemos que no existe, o no lo queremos ver, nuestros esquemas mentales serán necesariamente diferentes. Si no hacemos un estudio con perspectiva integral de género a las religiones, ¿qué diantres estamos entendiendo? Si damos por bueno sobre religiones únicamente lo que dicen "los hombres más violentos", ¿qué podemos pensar?
Ahora no corresponde hablar de lo complejo que es entender cómo negocia cada mujer en su mente, respecto al machismo estructural, y me estoy refiriendo a una mujer periodista que quiere trabajar con los menores inconvenientes posible. Hoy por hoy, todas las mujeres sospechan consciente o inconscientemente que si destacan como feministas pueden tener problemas.

Los profesionales de la Igualdad de género tenemos urgentemente que salir de la academia y explicar y comunicar de qué hablamos cuando hablamos de patriarcado y hartarnos de poner ejemplos muy concretos sobre las cuestiones cotidianas.

Insisto. Resalto estas líneas porque es una viñeta muy valiosa sobre este tema que me interesa mucho. Muchas mujeres están explicando la realidad hoy por hoy sin perspectiva de género y evitando a nivel cognitivo (al parecer) tener en cuenta elementos estructurales del patriarcado, o cuestiones del machismo cotidiano.

Disimulan o parece que disimulan.   Muchas mujeres, en mi opinión,  han aprendido a pasar de puntillas quizá por su propia supervivencia laboral, sin ofender al sistema. Muchas de las que han conquistado un espacio y una visibilidad pero que sin embargo no tienen el asiento blindado, hacen malabares en múltiples ejes. Lo comprendo pero sugiero reflexionar sobre el tema, y ampliar la mirada desde una perspectiva más lejana.

Hoy por hoy no podemos analizar ninguna realidad ni comprender nada, sin relacionar todas esas partes coherentes que tiene el patriarcado y poniendo ejemplos concretos, cotidianos y reconocibles. Por ejemplo, saber si hay dominio absoluto masculino o quien ejerce el poder o las normas para la cohesión de los grupos y sus castigos, la subordinación de las mujeres o la categoría de tenerlas como objetos sexuales en varios grados, la falta de libertad en el comportamiento o el machismo en los propios patriarcados religiosos. Definir bien a qué llamamos “puritanos”, o supuestas “sociedades religiosas perfectas”.

Podríamos análogamente hacer algo parecido con el capitalismo. Lo dejo para otro día. Cuando argumentamos sobre los fenómenos y las supuestas contradicciones o coherencias aplicando diferentes escalas no veo tanta ceguera aparentemente.
Repito: hoy es más tabú el patriarcado que el capitalismo. Soy consciente del lío en el que me puedo meter por aquí pero me pregunto a mí mismo con humor si no será porque hay más machistas que ricos. Dicho de otro modo, ¿no será que nos hemos acomodado colectivamente al modelo (único) capitalista mientras que en el caso del machismo/patriarcado estamos aprendiendo a convivir en un espejismo de la Igualdad?


jueves, 24 de diciembre de 2015

¡Feliz Navidad! La paradoja de los usos del dinero dentro de la familia con dimensión de género

LOS USOS DEL DINERO DENTRO DE LA FAMILIA, CON DIMENSIÓN DE GÉNERO
¿Sabemos cómo son los buenos o los malos tratos económicos en la pareja?
Hay tantas formas de compartir los recursos económicos como diversas son las personas o familias, pero solemos reproducir con frecuencia algunos modelos muy estereotipados que son bastante ineficientes.


El modelo económico actual (o el más habitual en un sentido amplio) es ineficiente porque despilfarra el potencial productivo de las mujeres. Muchas tienen una educación (formal, curricular...) muy superior a la situación en la que se encuentran en el sistema.

Pero además...

El modelo actual despilfarra el potencial cuidador de los hombres. Necesitamos un modelo que optimice la conciliación de la vida personal, familiar y laboral de hombres y de mujeres.
Durante muchos años he trabajado en la gestión de patrimonios y la compraventa de inmuebles, y he podido comprobar, observar y referenciar mucha casuística en este especial trabajo de campo con diversas desigualdades de género. He observado conductas machistas en diferente grado y cualidad , en definitiva, malos tratos económicos.

En la mayoría de los casos eran conductas improvisadas, no visibilizadas, y sin ningún tipo de reflexión (aparente). Con un buen diagnóstico, aparece una relación de dominación o jerarquía.


Somos iguales en el tiempo, tanto hombres como mujeres contamos con 24 horas al  día, pero somos muy diversos en el uso del mismo ¡Somos tiempo!

Para empezar, el uso sexista del lenguaje ya nos orienta hacia un reparto de tareas, con los términos “patrimonio” o “matrimonio”, según se trate de la economía o del vínculo de la alianza familiar. En este momento no voy a referirme a casos muy evidentes de malos tratos económicos, próximos a la violencia, como el control abusivo de los gastos, o la compra de vivienda a espaldas de la pareja para otros usos. (Expresión que oí: ¡conozco varios tíos que tienen un picadero para invertir en el presente y en el futuro!). Si te fijas, es algo reconocible por cualquiera.

Hoy me referiré a un primer acercamiento diagnóstico de desigualdades, que no suelen aparecer en las conversaciones por falta atención o perspectiva.
¿Hemos reflexionado en nuestro caso particular qué es empleo y qué es trabajo? ¿Hemos reflexionado qué es empleo remunerado, aquello por lo que recibimos un dinero y qué tareas hacemos al cabo del día por las que no lo recibimos? ¿Dichas tareas están visibilizadas o reconocidas por la sociedad, por la pareja o por nosotras mismas? (Cada persona se lo ha de preguntar a menudo).

¿Tenemos reflexionado cómo nos influyen los asuntos económicos sobre la opinión que tenemos de nosotros o nosotras mismas? ¿cómo afecta a la autoestima o a las ganas de levantarnos cada día con ilusión?

¿Hemos reflexionado sobre la identidad propia y de la pareja según la cuantía de la nómina o el dinero que poseamos antes de conocernos? ¿Hemos sido conscientes hasta qué punto el dinero influye como indicador de masculinidad y feminidad? (Mi experiencia me dice que mucha gente, sobre todo hombres no entienden esta pregunta).

Supongamos que una familia es una empresa o un gobierno, ¿cómo distribuimos el gasto? ¿Qué políticas presupuestarias aplicamos? ¿Quién manda, dirige, o decide en caso de discrepancia? ¿Sabemos quién cede y por qué y en qué frecuencia?
En nuestro modelo, ¿hay una división sexual del trabajo? Recordamos que es aquel modelo donde el marido tiene como tarea principal el empleo remunerado en el ámbito público y la esposa dependiente está dedicada al cuidado de la casa, la educación y cuidados de hijos e hijas (principalmente).

¿Hasta qué punto la discriminación laboral de las mujeres en las empresas se continua dentro de los hogares o de las camas?
En nuestro modelo, ¿hasta qué punto hay una división sexual de los gastos, donde el hombre se ocupa de la decisión de las inversiones y los gastos importantes y la mujer de los gastos menores del día a día? Son consignas hetero-normativas bastante normalizadas, difíciles incluso de visibilizar.
¿Compartimos y negociamos en equidad las posibilidades y oportunidades de empleo y desempleo, bien sea a  tiempo parcial o no y sus consecuencias económicas, fiscales para el futuro o del reparto del tiempo en el presente?

¿Negociamos en equidad la necesidad de externalizar parte de las tareas domésticas requiriendo de una tercera persona, o no y por qué (profesional o la abuela), o de la pertinencia de guarderías?
¿Nos hacemos chantajes emocionales involucrando a hijos e hijas en estos asuntos que tienen consecuencias económicas, fiscales o del reparto del tiempo? ¿Y después del divorcio?


¿Jugamos limpio al ponernos de acuerdo en los permisos de maternidad y paternidad, o en las excedencias? ¿No serían más justos y auténticamente igualitarios unos permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles? ¿Cedemos o nos resignamos, tras peleas interminables, por el mero hecho de evitar un conflicto?
La Igualdad genera rentabilidad en las empresas, también en las familias y en el equilibrio personal, (los tres ámbitos) pero no acontece sin trabajarlo. Resulta más fácil cuando lo tenemos en cuenta.
Los deseos (compartidos) se convierten en objetivos y estos se traducen en medidas. Las medidas en bienestar.
Los roles de género, los estereotipos y sus desigualdades y discriminaciones, en el comportamiento privado producen repercusiones económicas negativas.
Trabajar por la Igualdad significa procurar un modelo con dos proveedores y con dos cuidadores. La división sexual del trabajo, y la división sexual de los gastos perpetúa y legitimiza las desigualdades. Es un despilfarro.
¿Hemos reflexionado sobre la importancia de la independencia económica para el ejercicio de la libertad?

¿Hemos reflexionado si deseamos realmente convivir con otra persona igualmente libre?

¿Buscamos alternativas si estamos atrapados o atrapadas en una situación no ideal de dependencia? ¿Tenemos pactado con valores de igualdad, la influencia de otras personas dependientes en el núcleo familiar y sus repercusiones económicas o de reparto del tiempo?
 
Hemos de pensar que la perspectiva de género y las masculinidades es una visión holística y auténticamente completa, donde están relacionadas cuestiones tangibles e intangibles, valores, creencias, e intersubjetividades.

TODOS LOS HOMBRES TENEMOS LA OBLIGACIÓN DE HACERNOS TODAS ESTAS PREGUNTAS Y SABER CÓMO NOS COMPORTAMOS. No hacerlo es un indicador  de tolerancia al sistema machista.

 
Estamos hablando de la conciliación de la vida personal, familiar y laboral de todos los miembros, en todos los ámbitos, atendiendo a todas las repercusiones económicas visibles o tácitas ¿Acaso la etiqueta de ama de casa o la explotación de las abuelas, así mirado, no es economía sumergida? Por lo menos, pongamos encima de la mesa todas las cartas sin trampas, para optar por un modelo más justo, y así habrá una prevención de los malos tratos de todo tipo. Si no atendemos a todo esto, hablar de  la Igualdad serían palabras huecas.
Y por otro lado, NO hablar de todo esto, y por consiguiente seguir sin poner el remedio, genera una terrible ansiedad y estrés. Tal vez no hemos caido en ello y la solución es muy fácil.
Desde un punto de vista demográfico el sistema es insostenible a largo plazo ¿Cómo hacemos la planificación familiar? ¿El modelo coeducativo hacia los hijos e hijas, cuando los hay, tiene en cuenta todo esto?
Dentro del pacto económico de género, (en nuestras conversaciones) ¿qué posición representa conceptos como embarazo, maternidad, paternidad, lactancia, desempleo, incapacidad temporal o permanente, viudedad, jubilación, régimen económico matrimonial, separación, divorcio, testamento, herencia, hipoteca…

Términos como la inflación, tipos de interés, rendimientos, gestión de carteras, amortización, apalancamiento, arbitrajes, avales, usufructo, riesgo de los ahorros y rentabilidad, inversión en bolsa o cualquier otro asunto de la cultura económico-financiera general deberían ser conversaciones habituales sin jerarquías, según las necesidades.
¿Ajustamos y planificamos la declaración de la renta (quienes pueden) con criterios de equidad? ¿Saben o conocen las mujeres la tributación de los productos financieros, o  le dejan a ellos la planificación financiera?

Dicho de otro modo, en el supuesto de que podamos contar con un excedente de ahorro, ¿gestionamos las inversiones, bien sean renta variable, renta fija, fondos de inversión, seguros, con perspectiva de género? (Tengo la experiencia de que la mayoría de las personas ya se habrían perdido en este punto si llegaran a leerlo).
¿Cómo redistribuimos el ejercicio del poder dentro de la pareja en asuntos tan importantes como la planificación de la jubilación con sus planes de pensiones, en la decisión presupuestaria de la compra de viviendas, etc
En mi experiencia he comprobado que la compra de la vivienda habitual es uno de los momentos más importantes, fuente de satisfacciones o estrés, de la vida de las personas. Es un indicador con una fuerza simbólica donde afloran o se proyectan  todo tipo de prejuicios, creencias y valores.
Es de conocimiento general comprobar en casos de divorcios, enfermedades o herencias que pueden aflorar sentimientos tan indeseables como prevenibles.


Hemos sido la mayoría socializados en sociedades patriarcales y machistas, con modelos aparentemente ya trasnochados, pero que sin embargo afloran brutalmente en momentos de crisis o debilidad. (Una de las fuentes de dolor más frecuentes).

Hay que trabajar por un nuevo modelo igualitario. Las diversas formas de familia, con hijos e hijas o no, con identidades sexuales diferentes, han de establecer un Plan de convivencia, adaptado a los plazos que libremente elijan. Han de explicitar claramente la asunción equilibrada de responsabilidades familiares, o la externalización, la planificación familiar,  la organización de los cuidados, o la estructura del gasto, desde un punto de vista de eficiencia económica en un modelo que busque valores como la Igualdad o el bienestar y el sostenimiento de la vida.
Todo se complica mucho más en situaciones especiales donde la pareja trabaja junta, cuando los límites entre vida familiar y laboral son difusos. En empresas familiares, de mayor o menor tamaño, o donde está involucrada la familia extensa.

Para aquellas personas que se encuentran individualmente en un modelo bastante adelantado e igualitario, ¿cómo van gestionando los nuevos conflictos, desajustes y contradicciones? Es posible que necesiten ayuda en un momento determinado.




¡Feliz Navidad! Aprendamos a tratarnos bien (económicamente) y a pedir ayuda. 

 

sábado, 12 de diciembre de 2015

¿Las mujeres pueden escribir cuentos astutos?



30- ¿Seguro que no había  cuentos astutos escritos por mujeres?


Un día revisando la biblioteca pública encontré este simpático librito de cuentos recopilados por una mujer.

No tengo nada contra la escritora  ni contra los criterios muy justificados seguramente que empleó para hacer la  selección de los trece cuentos astutos.

Tampoco critico la calidad de los autores, la ponderación de las distintas épocas históricas, o la repartición de los  orígenes geográficos.

Pero a mí me llama la atención que no aparezca ninguna mujer en un libro actual sobre una recopilación de todas las épocas y lugares.

¿Les falta astucia a las mujeres para escribir? Yo afirmo que no. Eso sí que es un gran cuento…




31-Aceptar la incertidumbre en la oficina.


Felisa es una mujer ejecutiva de una multinacional muy masculinizada, que recurrió a una coach de género para ayudarla a conciliar su vida personal, familiar y laboral, y para aumentar la confianza en sí misma en el ambiente de trabajo.

Entre las dos habían trabajado una serie de aspectos sobre la estructura y relaciones en su puesto  de trabajo. El jefe de Felisa sabe disimular muy bien cuando se encuentra inseguro. Ella ha aprendido a notarlo, y sin querer, como una madre tradicional, se echa a sus espaldas esa responsabilidad que no le corresponde. Ni que decir tiene que esa tarea nadie se la paga ni reconoce.


Se dio cuenta de varias cosas más que podía mejorar. Felisa es madre soltera. Su hija de cinco años le proporciona mucha felicidad pero no llega a todo. Menos mal que cuenta con la abuela. El problema es que tiene tanta responsabilidad, está tan preocupada, que a menudo “piensa que no lo logrará” y se lo cuenta a todo el mundo.  Los hombres con los que compite no hacen eso, ellos disimulan.

Tiene la sensación de que todas las compañeras de trabajo piensan que están ahí porque se lo merecen con creces. Seguro que es verdad.  Todas están donde están por la excelente actuación y lo saben. Algunos de ellos quizá no se lo merezcan tanto pero no importa, ni se lo plantean. Con los años varias de ellas han aprendido a adoptar un modelo muy perfeccionista. No suelen explicitar que saben algo hasta que no están seguras de que es así. Seguramente son cuestiones tan discutibles como sutiles.

Sin embargo tienen la sensación, Felisa entre ellas, de que varios de sus compañeros saben disimular. Parece que ellos están entrenados a salir al terreno de juego y sólo preocuparse en jugar y ganar. Sus fanfarronadas les ayudan a parecer que saben, y a intentar salir bien parados ¿Por qué no aprender a hacer algo parecido observando que a ellos les sale tan bien?


Felisa sabe que hasta que no está completamente segura de su movimiento, no se mueve. Y eso no puede ser. A partir de ahora irá viendo. Aprenderá a improvisar.

Pondrá encima de la mesa las cartas con su jefe: él tiene que reconocer en público de alguna manera que la necesita o que la considera. No es obligatorio que todo el mundo sepa las debilidades de Felisa, los demás no lo confiesan constantemente sin necesidad. No será ella quien las diga, las demás personas que se esfuercen en averiguarlas. Hacer eso, callarse,  no es mentir. Sabe que es muy valiosa, tanto en casa como en el trabajo, pero no es perfecta, nadie lo es.


Es una fantasía el pretender estar segura en todos los campos.
- ¿Por qué no aprender algunos aspectos útiles de quienes llevan muchos siglos trabajando fuera de casa?-algo que se cuestiona a sí misma. Sabe que muchos de sus  compañeros hombres están muy verdes en la esfera privada o doméstica; tendrán individualmente que trabajárselo en un futuro muy próximo, o si no, tendrán dificultades,  pero eso ahora no es su problema. Felisa únicamente es madre de su hija, la única a la que tiene que rendir cuentas en ese aspecto. Su jefe tiene que ser consciente de todo lo que ella vale.



32- ¡Jorge le dijo a su mujer que tenía el deber de agradar!

-¿Será verdad que soy un machista?- se decía Jorge cuando bajaba las escaleras de su casa- ¡si yo le estoy reconociendo todo lo que vale y lo buena que está!


Habían discutido porque se le había escapado que "lo normal es que las mujeres tienen la costumbre de agradar estéticamente, estar atractivas y presentables".


A Jorge le parece a veces que es un poco rollo esto de tener una compañera feminista. Esta vez no es para tanto. Está siempre con la escopeta cargada. No entiende algunas de las frases que le escucha cuando da sus mítines de feminista. Él sólo dijo que las mujeres tienen el derecho de agradar, y ella le espetó:


¡Una mujer actual y moderna paga con su libertad con el puñetero deber de la belleza impuesta!

¡Decir que las mujeres son el sexo que debe agradar es una consigna del patriarcado machista!

¡No es justo que las mujeres seamos esclavas de la belleza, la cosmética y la cirugía!

¡La ley del agrado es machista!



Jorge piensa que él no tiene la culpa. Y además muchas mujeres están de acuerdo, por lo cual no es asunto suyo, ¡que se aclaren entre ellas! No hay más que ver la televisión, la publicidad o las revistas femeninas. Todo eso se le ocurre en un principio cuando la escucha sus protestas.

Jorge reconoce que está hecho un lío. Posteriormente reconoce que seguramente es verdad que tiene en su cabeza muchas ideas machistas, y quisiera ponerle remedio a eso. Va a procurar soltar ese lastre. Pero...de lo que aprendió desde niño, ¿tiene él toda la culpa?


Cuando llegó a la calle se dio cuenta de una cosa importante. Al menos reconoce que no es bueno tener la obligación de ajustarse a una horma rígida, como si todo el mundo tuviera que usar el mismo número de zapatos. Tener libertad es intentar ser dueño de ti mismo.  Quizá es verdad que las mujeres no son dueñas de sí mismas cuando se creen en la obligación de ajustarse a la horma o el canon de belleza que impone la publicidad y los medios.


A Jorge le agrada Carla tal como es. Eso es lo que quería decir. Retira lo anterior. No es lo mismo que muchas mujeres tengan la costumbre de obsesionarse con la estética a decir que sea un derecho, y mucho menos un deber.

Jorge está hecho un lío, pero algo ha comprendido, hoy ha soltado un pequeño  lastre. A la hora de la comida se lo dirá y  empezará de nuevo…