¿QUIÉN SOY?




Este es el blog de MANUEL BUENDÍA BERCEDO. Pretendo mostrar una propuesta profesional y particular acerca de la Igualdad de Género y las Masculinidades. Veremos algunas respuestas a la pregunta anterior pero sobre todo, haremos muchas más preguntas para invitar o implicar a otros hombres en la Igualdad.



domingo, 30 de abril de 2017

¿El reparto de las tareas domésticas ayuda a la estabilidad de la pareja?



¿El reparto de las  tareas domésticas ayuda a la estabilidad de la pareja?


 En principio, hoy por hoy parece lógico que si ¿Hemos explicitado en común, por medio de pactos y acuerdos, así como por la comprobación de “su cumplimiento”, hemos sido conscientes decía,  en qué medida influye, debilita o refuerza el equilibrio emocional de los dos, y la supervivencia de la relación?


¿Me ayudas a pensar en alto? Seguramente me parece lógico a mí porque previamente ya había llegado a la conclusión de que el reparto de las tareas domésticas es un elemento principal de una pareja igualitaria, modelo que doy por hecho que aspiro a practicar.
Aquella persona que opina que dichas tareas son más "propias de las mujeres"debería cuestionarse que está apoyando un modelo de pareja donde existe una subordinación, unos privilegios más o menos encubiertos por el hecho de ser hombre, aunque no lo dejen por escrito.

 


Pero cuestionando los previos, ¿qué es una pareja estable? Simplificando mucho, “el amor es eterno mientras dura”. Cuando una pareja de un hombre y una mujer, dos hombres, o dos mujeres, comienzan una relación lo hacen  porque coinciden en ese momento, o se ha puesto de acuerdo, en numerosos aspectos.

Pues bien, uno de los aspectos ineludibles previos hoy por hoy, antes de construir un proyecto de vida en común, es cómo se van a repartir los tiempos,  el cómo se van a organizar (¿seguro que es importante?) Cuidarse mutuamente también es "repartir y compensar" la carga de trabajo, y el tiempo libre, tanto individual como colectivo.

Si luego ese pacto no se cumple, es muy probable que la relación se resienta. Si en la práctica comprueban que lo hacen como “acordaron”, se sentirán satisfechas ambas personas por cumplir con el modelo de pareja pactado, sin trampas ¿De acuerdo?
  

El modelo tradicional de pareja heterosexual, con un hombre "cabeza de familia" proveedor, y una mujer madre-esposa dependiente tiene muchas repercusiones y efectos. Uno de los más importantes es el económico. Por eso pregunto, ¿la independencia económica para ambas personas de la pareja es necesaria? Parece lógico que sí. Seguramente me lo parece por la misma razón de antes: el modelo doble proveedor-doble cuidador es lo propio de nuestro modelo igualitario.



¿Creemos que ha reflexionado lo suficiente una mujer hoy por hoy que “decide” dejar su empleo cuando es madre?  Sigue habiendo muchas más de las que pensamos. En un modelo de pareja igualitario no encaja una relación de subordinación. No puede haber un miembro rico y poderoso (con capacidad de agencia, en la mayoría de los casos el hombre), conviviendo con un miembro “pobre”, dependiente (en la mayoría de los casos la mujer). Son relaciones de poder. No puede haber un miembro “privilegiado” conviviendo con un miembro “servicial”. Repito, una pareja igualitaria ideal aspira a ser doble proveedora y  doble cuidadora-servidora.



¿Siempre fue así? ¿Lo viven igual una pareja de 60 años que está planteándose actualmente un divorcio y está con los inconvenientes del modelo estampados en la cara,  que otra pareja joven de hoy? Una se casó hace 40 años cuando no había divorcio y los dos miembros de la pareja asumían las reglas del juego. Parece lógico que no es igual ¿Demasiado simple hasta aquí?

¿Qué ocurre cuando algo falla, y un miembro entra en el desempleo? ¿Cómo se reajustan las tareas cuando es él quien deja de ingresar? ¿El hecho afecta por igual a ellos que a ellas? Vuelvo a la preocupación del principio, ¿esto puede afectar a la estabilidad de la pareja? En caso de que se responda afirmativamente, ¿por qué motivos?

Los datos actuales, incluso en las parejas jóvenes con unas expectativas supuestamente iguales, siguen dando unos resultados desiguales en los usos de los tiempos 

¿Produce esto conflictos en las discusiones actuales? ¿Cómo se gestionan? ¿Hay incumplimiento de los contratos? ¿El tira y afloja en todas estas cuestiones es una “pelea entre iguales” o afloran todos los fantasmas de la socialización de género?

¿Somos libres para seguir en una pareja (estable)? ¿Qué necesitaríamos para serlo?

Estos pensamientos en alto aparentemente simples y seguramente nada novedosos me han surgido cuando he leído “la conclusión” de un estudio sociológico americano sobre la materia:


“la independencia económica de las mujeres no aumenta la tasa de divorcio, lo que disipa la creencia popular hasta ahora asimilada”.


Se entiende bien lo que pretende decir, y algunos flecos entre líneas pueden ser provocativos, pero me ha apetecido en este momento ir muy despacio en esta cuestión ¿De qué sirve NO divorciarte si es porque NO se puede? ¿De qué estabilidad hablamos? ¿No será que falta hacer una mínima reflexión sobre quiénes somos, y qué expectativas tenemos? ¿Trabajamos por nuestra libertad de decidir verbalizando sobre estos aspectos cotidianos de las relaciones de género?