¿Qué podemos hacer los
hombres para apoyar la huelga feminista del día 8 de marzo del 2019?
Podemos hacer mucho: ver con todos los sentidos y ponernos las gafas violetas, además de enseñárselas a otros hombres, escuchar activamente lo que ellas tienen que decirnos, callar por esta vez (no nos va a pasar nada malo), aprender, alegrarnos
del avance feminista, colaborar en “los puntos de cuidados” que se organizarán
para la ocasión en numerosas ciudades, cuidar a menores, mayores y personas
dependientes ese día y todos los demás días del resto del año, sensibilizarnos
con el tema feminista y comprometernos en adelante a una corresponsabilidad de las tareas
domésticas los trescientos sesenta y cinco días para poder conciliar con unas reglas justas, etc, por adelantar unos pocos ejemplos de lo que "podemos hacer".
Hablando con un amigo sobre la próxima huelga feminista, me hizo "aparentemente" el simple comentario:
Si ese día los hombres nos ocupamos de las tareas y cuidados, no se va a notar el paro, ¿entonces para qué sirve?
Puede parecer broma, pero a mi me sirvió esa lectura superficial y ocurrente, e incluso un poco frívola, para visibilizar el tema y ponerlo en el centro de la conversación entre dos "hombres normales". Los hombres a veces dejamos caer ciertas provocaciones como muestra de nuestro interés dando rodeos. Queremos saber, pero "intuimos" que vamos a perder privilegios si llegamos hasta el final ¡Interesa pero no! La conversación sirvió para que me reconociera que él le dedica mucho menos tiempo que su pareja a la intendencia, al cuidado de su hija o la limpieza de la casa, aunque en su descargo, también apuntó que su padre nunca "había dado un palo al agua".
- Algo es algo, ¿no? - me dijo a continuación. Me vi obligado a decirle que hoy por hoy eso es muy poco. Es un mal consuelo. No podemos pretender seguir haciendo trampas y conformarnos con simples cambios "a la fuerza", o con maquillajes "perdonavidas" ¡Ya no cuela! Atender a las desigualdades de género es un asunto prioritario y muy serio. Nos lo están diciendo ellas de forma muy clara.muy clarito.
El 8 de marzo de 2018 fue una jornada histórica de huelga
feminista. Quedó patente el hecho de que “el mundo se pararía” realmente si
todas las mujeres dejaran de cuidar y realizar todas las tareas que
actualmente siguen invisibilizadas o poco valoradas.
Quedó claro que hace falta un cambio
social, y una nueva forma de medir “lo económico” y el tejido productivo (antropología económica con perspectiva de género).
Paralelamente, en numerosas ciudades, se organizaron para la ocasión “puntos de cuidados” que tuvieron por objeto facilitar la logística y la
participación en las movilizaciones. El trabajo en equipo de un colectivo como este tiene un
alto valor simbólico. Los puntos de reunión y encuentro son lugares
informativos y de convivencia donde brota el debate, la reflexión y la
sensibilización, se alimenta el entusiasmo, que es eso uno de los principales objetivos.
El año pasado participaron en estos puntos cientos de
hombres. Muchos de ellos durante todo el año se reúnen en grupos de
hombres que reflexionan sobre “nuevas masculinidades” y sobre los privilegios
o dividendos patriarcales de los que tenemos que desprendernos, reflexionan sobre los machismos cotidianos, o dicho en positivo, sobre las prácticas igualitarias que hemos de ir incorporando. Es muy importante el trabajo en grupos.
Otros muchos hombres, de una manera individual se van
aproximando a este movimiento de hombres por la igualdad, feministas,
pro-feministas, aliados del feminismo, o
como queramos llamarnos. Es una oportunidad para formarnos en feminismo, leer, escuchar los medios de comunicación.
El día 31 de enero de este año se han reunido una centena de
hombres “antipatriarcales” (igualitarios), representantes de cerca de veinte colectivos, y hombres individuales, para
compartir su experiencia del año pasado y para acordar cuál será la mejor
manera de apoyar, colaborar, e intervenir el 8 de marzo de este año.
Sinceramente pienso que, con buena voluntad, han pensado y sentido sobre la mejor
forma posible de hacerlo. Con la Igualdad ganamos toda la sociedad, los hombres también, esto es por nuestro bien. Es un acto egoísta según se mire. Hemos de hacerlo, activamente, pero desde la retaguardia, sin protagonismos,
sin ponernos medallas, (no caigamos en lo de siempre). Como nos recuerda Coral Herrera:
Os necesitamos más como agentes de cambio que como líderes de un movimiento de mujeres.
Os necesitamos más como agentes de cambio que como líderes de un movimiento de mujeres.
Por ejemplo, podemos estar en las ludotecas, moviendo las RRSS,
haciendo pancartas o poniendo cafés. También tiene esto un valor simbólico alto. Es una cuestión de actitud. Hemos de
aprender a cuidar, y hemos de actuar practicando una manera
“cuidadosa”, sensible y amorosa. Nos han enseñado ellas que lo personal es político. Contad con nosotros y queremos hacerlo bien, seguramente con muchos fallos, torpezas u omisiones, pero estamos en proceso, somos hombres en construcción.
Las conclusiones
del 8 de marzo nos servirán para saber cómo seguir el resto del año. Es una
revolución cotidiana. Tanto en las casas como en los grupos sociales,
vecinales, deportivos, etc que han de imbuirse de este espíritu.
El 8 de marzo puede ser un buen momento para recordarnos que:
Hay una relación directa, causa-efecto, entre las
desigualdades de género y todo tipo de violencias machistas y violencias
sexuales.
Es algo que los hombres, parece, que no lo queremos saber o comprender.
Buscamos un cambio cultural en las ideas, las actitudes, las
relaciones de género y el imaginario colectivo. Queremos una sociedad donde la
cultura machista, o la cultura de la violación no tengan cabida. Es una buena oportunidad para aprender o mejorar en la gestión de las emociones y en el estilo de resolver conflictos.
Podemos plantearnos unos permisos iguales e intransferibles
(nacimiento y adopción) para unas maternidades y paternidades corresponsables. Hemos de educar a hijas e hijos sin machismo, no solo con discurso sino en la práctica.
Podemos demandar una sociedad que respete y valore la
diversidad sexual e identidad de género. Podemos salir a las calles a protestar junto a ellas para pedir a la clase política que coloque estos temas en el centro de su agenda.
Los hombres podemos aprovechar para reflexionar sobre “la
doble-triple jornada” de las mujeres con las que convivimos, la precariedad laboral y
la discriminación salarial, dándonos cuenta de la brecha que existe en “los
usos de los tiempos” (trabajo, familia, ocio).
Podríamos pararnos a pensar en los empleos mal pagados que
desarrollan mujeres migrantes en las tareas domésticas, o en los cuidados de
menores y mayores.
¿Sabemos si ellas son libres para poder parar el día 8 sin
repercusiones? Las economías occidentales se caerían sin ninguna duda si no trabajaran ese día. A lo mejor puedes hacer mucho ahí, como pequeño empresario, con personas a tu cargo.
Y no digamos nada de mujeres migrantes sin papeles, o aquellas
explotadas o tratadas. Podríamos aprovechar este 8 de marzo para no aprovecharnos del poder económico y no explotar a mujeres pobres para nuestro placer sexual, ni prostituir úteros en unas supuestas necesidades reproductivas.
“La huelga laboral” de las mujeres el 8 de marzo puede ayudar
para que los hombres reflexionemos sobre las discriminaciones de género, sobre
las condiciones de nuestras compañeras trabajadoras, la brecha salarial, las
brechas en la promoción o la formación, el acoso laboral, sexual o por razón de
género. Es una oportunidad para
interesarnos en conocer el Plan de igualdad de nuestra empresa o saber
por qué no lo hay.
Los hombres tenemos que entender que la “huelga de cuidados”
es para comprender que los cuidados (sí) importan y tienen que recaer tanto en
las mujeres como en los hombres. Hemos de pararnos a hablar con nuestras
parejas para repartir todas esas tareas. Aprovecharnos de la situación es abusar o ejercer el poder, seamos conscientes.
Es muy posible que tú realices gran
parte de esas tareas pero has de ser honesto y reconocer lo lejos que estás, (como mi amigo), de
una situación realmente justa.
“La huelga de consumo” entre otras cosas nos hace reflexionar
sobre la importancia que tienen las mujeres como “agentes de compras”, sobre
todo en las compras menudas. La mercadotecnia y la publicidad de las empresas
las tendrá cada vez más en cuenta. Es una manera de reflexionar sobre la
explotación laboral o los sesgos de género de la destrucción del planeta.
“La huelga educativa” nos debería ayudar a reflexionar sobre
si los centros educativos son auténticamente coeducativos ¿Educamos en
igualdad? ¿Tenemos estilos pedagógicos sexistas o machistas al educar en casa?
¿Mostramos modelos positivos de masculinidad a nuestros jóvenes?
Podemos hacer mucho los hombres el 8 de marzo. Aparte de trabajarnos personalmente nuestro estilo de masculinidad, o aprender a diagnosticar nuestros privilegios, o mejorar cómo nos relacionamos con las mujeres, en los diferentes ámbitos, hacer autocrítica en nuestro estilo de seducción (cortejar, ligar...), aparte de todo eso, tampoco está de más pedir perdón a nivel individual y colectivo, así como ponernos manos a la obra. Ese gesto si es sincero también es simbólico.
¡Es una oportunidad para huir de victimismos! Cuando hablemos con hombres cabreados antifeministas podemos aprovechar para argumentar con razones, y explicarles que no es muy inteligente sentirse atacados, amenazados o heridos en el orgullo de su virilidad.
Aprovechemos el día 8 para reflexionar cómo nos comportamos en grupo ¿Cuán machistas son nuestras fratrías masculinas? ¿Somos cómplices del machismo en el trabajo, en las reuniones de "machotes", nos reimos las gracias de mal gusto? ¿Ayudamos a otros hombres a hacernos estas preguntas? En la huelga del 8 de marzo los hombres también podemos hacer mucho mientras lo contemplamos con ilusión, evitamos estorbar o resistir y continuamos en la aventura de nuestro propio cambio.
Podemos hacer mucho los hombres el 8 de marzo. Aparte de trabajarnos personalmente nuestro estilo de masculinidad, o aprender a diagnosticar nuestros privilegios, o mejorar cómo nos relacionamos con las mujeres, en los diferentes ámbitos, hacer autocrítica en nuestro estilo de seducción (cortejar, ligar...), aparte de todo eso, tampoco está de más pedir perdón a nivel individual y colectivo, así como ponernos manos a la obra. Ese gesto si es sincero también es simbólico.
¡Es una oportunidad para huir de victimismos! Cuando hablemos con hombres cabreados antifeministas podemos aprovechar para argumentar con razones, y explicarles que no es muy inteligente sentirse atacados, amenazados o heridos en el orgullo de su virilidad.
Aprovechemos el día 8 para reflexionar cómo nos comportamos en grupo ¿Cuán machistas son nuestras fratrías masculinas? ¿Somos cómplices del machismo en el trabajo, en las reuniones de "machotes", nos reimos las gracias de mal gusto? ¿Ayudamos a otros hombres a hacernos estas preguntas? En la huelga del 8 de marzo los hombres también podemos hacer mucho mientras lo contemplamos con ilusión, evitamos estorbar o resistir y continuamos en la aventura de nuestro propio cambio.