Este es el blog de MANUEL BUENDÍA BERCEDO. Pretendo mostrar una propuesta profesional y particular acerca de la Igualdad de Género y las Masculinidades. Veremos algunas respuestas a la pregunta anterior pero sobre todo, haremos muchas más preguntas para invitar o implicar a otros hombres en la Igualdad.
Con palabras bellas y literatura suavizamos el dolor y el sentimiento.
Con la poesía también podemos liberar y encauzar el momento del camino en el que nos encontramos con su ramillete de emociones. Nuestro propio viaje.
Mi propuesta a modo de conclusión vuelve a ir dirigida a los hombres. El suicidio de una chica joven tras una violación nos tiene que obligar a recapacitar sobre la importancia de una sexualidad sana y positiva, sin violencia y en equidad. Sueño con una vida feliz "contra nadie", sin hacer daño, irradiando bienestar y placer.
¡La violencia no es amor, es muerte!
EROS
Sobre el relato erótico "Entre la ciudad y la memoria" de la semana anterior tengo que felicitaros queridas lectoras (muy numerosas) y algún lector valiente. (Espero que los hombres os atreváis a comentarme con más soltura). Tengo que felicitaros por las coincidencias. Los adornos no os distrajeron de lo esencial: la dignidad. Elisa hizo un viaje al empoderamiento, al control de si misma.
¡Lidérate siempre!
Por otro lado, quién sabe si lo que ocurrió en el autobús no fuera otra cosa que satisfacer la fantasía de Sergio, o de miles de hombres... Curiosamente, mientras algunas mujeres me habéis dicho que una mujer en realidad nunca haría algo así, o quien lo dice, al mismo tiempo, me habéis contado situaciones parecidas o más chocantes. La fantasía no hace daño.
Ella es ficción y acabó bien. Algo que nunca podrá conseguir Paola porque al tirar la toalla decidió para siempre. Y en este caso ha sido real.
Es bonito aceptar una alternancia en las conductas. Experimentar que tanto hombres como mujeres somos capaces unas veces, de ser activos o activas. Y otras veces dejarnos arrastrar de una manera libre hasta cierto punto, donde queramos.
¿Sabemos distinguir un amor único o exclusivo de la posesión? Ahora viene la conclusión en torno a una jornada de sexualidad.
Invierte en placer y júntate con gente feliz.
El día 22 de septiembre tuvimos una estupenda jornada- taller de sexualidad y afectos, titulado "Amamos, sentimos, deseamos" , dentro de un programa más amplio de las actividades del Grupo Iberoamericano de Orientación y apoyo a la Salud Sexual.
Con mi amigo y colega
el sexólogo y terapeuta
Guillermo Pérez León
Voy a contaros algunas impresiones que me sugirieron durante esas horas...
Hay que invertir tiempo en felicidad, en bienestar. Es muy útil aprender a comunicar desde las emociones y también aprender a escuchar con el corazón.Tengo la experiencia de que SIEMPRE que se expresa esa intención a las personas que "tenemos a mano", es decir, que podemos tocar y ser tocados y escuchamos sin gritar, todo fluye más fácil, aunque sean personas a las que aún no conoces.
El Amar, sentir o desear puede ser para siempre si tú quieres.
Foto de "familia después de la jornada"
Convivir en los momentos sencillos como la comida.
Amar es eterno, pero el amor puede cambiar y de hecho cambia o se transforma. Y si está vivo, crece y madura, pero si no se le alimenta muere. Así acertarás siempre.
Si no distingues podar de talar no cuentes conmigo.
Para poder dar hay que tener. En temas afectivos, las caricias, los besos y cuidados, ocurre que cuanto más das más tienes. El amor genera más amor.
Seducir es en cierta forma enseñar a pedir. Es amando cuando se aprende a pedir.
Es con el conocimiento de uno mismo, y con el aprendizaje de un autoerotismo amable como todo se confabula para acertar siempre.
También conversamos de celos, fidelidades...
Para terminar resalto un QUÉ y resalto un CÓMO.
¿Qué? Tenemos que cuestionarnos honestamente los modelos de relación y desterrar por completo cuando tratemos a las personas como objeto o como mercancía.
Las personas son sujetos equivalentes que se aman, sienten y desean.
¿Cómo?
Con ternura y sencillez
Quien no vea tierna esta foto, tiene un problema.
Ahora vuelve a leer la poesía. Si no sales de tu zona cómoda, y no deseas o sueñas también acertarás quizá, pero...
¿De verdad nos creemos que la educación es un elemento fundamental de nuestra sociedad?
¿Seguro que educar en Igualdad al alumnado es básico para tener una sociedad más feliz?
¿Pero de verdad nos creemos que la coeducación es la mejor manera de prevenir la violencia de género?
¿Damos prioridad a la infancia, a los derechos de las niñas y niños?
Soy representante de Igualdad del centro educativo (instituto público) donde realiza segundo de bachiller mi hijo y anteriormente eestudió mi hija. En estos momentos se encuentra en la Universidad.
La educación es un tema que me preocupa. Es fundamental. La implicación de las familias y el trabajo en común con toda la comunidad educativa me parece imprescindible.
Este blog es de masculinidades. (Masculinidades Educativas). La implicación de los varones en todo el proceso está pendiente. Aún es preciso profundizar en muchas cuestiones. Profesorado y familias muchas veces parece que compiten y eso es, en mi modesta opinión, una gran estupidez. Tenemos que trabajar en el mismo lado.
Hablo con numerosos profesores y profesoras. Ha ocurrido una tragedia que me ha sobrecogido. Por esa razón voy a hacer una novedad y voy a darle paso a una profesora, PILAR SÁNCHEZ LÓPEZ, excepcional docente, implicada y vocacional y buena amiga. Quiero que sea un humilde homenaje a su oficio, a su labor educadora. Así que hoy quiero que lo cuente ella...
LOS SIGNOS DE
INTERROGACIÓN
(la gramática y la muerte)
Los inicios de curso son siempre complicados. El
trabajo se acumula, nos cuesta aterrizar, se producen tensiones... Pero aquella
mañana todo dejó de tener importancia. El día empezó con la tremenda noticia
del suicidio de una de nuestras alumnas y nuestros hombros se hundieron bajo el
peso de la tristeza, el absurdo y el dolor.
Sí, yo soy una de los casi 30.000 docentes que hay en
España. Una más. Una profesora de secundaria en un instituto de Madrid;
profesora de lengua y literatura españolas para más señas. Esa asignatura tan
bonita en las películas pero que tanto cuesta aterrizar en la realidad de los
adolescentes de a pie. Soy docente simplemente por vocación. Involucrada además
en otros temas, en aquello que tenga que ver con la enseñanza, con los
problemas de nuestro alumnado, con la sociedad, con la vida. Desde hace seis
años soy también en el Consejo Escolar de mi centro “la persona que impulsa las medidas educativas que fomentan la igualdad
real y efectiva entre hombres y mujeres”. Eso supone que soy yo la que
coordina y potencia las actividades propias del centro o de organismos externos
destinadas a fomentar esa igualdad. A mí me gusta llamarme de manera
pretenciosa agente de igualdad, a
pesar de que mi labor sea de menos alcance.
En estos años hemos llevado a cabo numerosas campañas
destinadas a ello: hemos trabajado el sexismo en las relaciones, en la música,
en el cine; hemos intentado visibilizar a las mujeres en el ámbito de la
cultura; hemos profundizado, y mucho, el tema de los peligros del amor romántico... Nuestros chicos y
chicas a veces se cansan de nuestros rollos, pero otras veces nos sorprende lo
que les cala el mensaje. Siembra, que
algo queda, nos decimos siempre.
Precisamente con la clase de Paola (nombre ficticio),
habíamos trabajado mucho sobre ello. Y su muerte no sólo nos dejó el dolor de
este final sin sentido, sino que además nos cuestionó otros muchos puntos.
La historia de la que nos enteramos por la prensa fue
la siguiente: Paola conoció a un chico en facebook con el que empezó a chatear,
se gustaron y decidieron quedar. Hasta aquí todo normal, a pesar de que muchos
padres y madres ya se estarán echando las manos a la cabeza. Por favor, seamos realistas, ¡estas cosas
suceden! y suceden además no sólo entre nuestros adolescentes, sino entre
adultos como los que estamos leyendo esto. Mujeres y hombres que buscan una
nueva relación o sólo pasar el rato, da igual. La realidad es que existe y no
podemos cerrar los ojos. Evidentemente los adultos tenemos mucho más criterio
(no siempre) y experiencia para saber a
lo que nos exponemos y decidir si lo aceptamos libremente o no. Los
adolescentes son más vulnerables. Por eso intentamos por todos los medios
FORMARLOS (no sólo protegerlos).
Paola quedó con Sergio (también ficticio) una tarde.
Se gustaron en un primer momento. Él compró vino, recordemos que ella tenía ya
17 años, y empezaron a beber. Según lo que declaró el padre, ella no estaba
acostumbrada a beber. Quiso regresar a casa al sentirse mal pero él le aconsejó
que no volviera en ese estado. Entre tanto buscaron una pensión donde pasar la
noche, siguieron bebiendo, ella quiso regresar pero él le quitó el móvil para
que no pudiera llamar a casa y fue encontrándose cada vez peor. Terminaron
durmiendo en casa de un amigo, él la empezó a acosar y ella intentó quitárselo
de encima, cayó dormida y se despertó con claros signos de haber sido violada.
Volvió a casa, puso una denuncia y durante dos o tres días fue sometida a
interrogatorios policiales y exámenes médicos. Sergio afirmó que no hubo
violación sino que fueron relaciones sexuales consentidas. Paola terminó
ahorcándose al tercer día.
Hasta aquí los hechos que aparecieron en la prensa en un artículo tremendamente morboso y mal enfocado. No sabemos más. De
su familia no hemos sabido más que del profundo dolor que sienten.
El suicidio es un tema tremendo que deja una herida
abierta durante toda la vida y muchos interrogantes sin respuesta. ¿POR QUÉ LO
HIZO? ¿CÓMO NO SUPIMOS VER Y ACOMPAÑAR SU PROBLEMA? ¿QUÉ HICIMOS MAL? ¿CUÁL FUE
EL DETONANTE QUE LE LLEVÓ A ESA TERRIBLE DECISIÓN?
Cuando el suicidio es el de una persona joven el dolor
y las preguntas son aún más acuciantes. Su familia, sus amigos, sus profesores...
todos sentimos de alguna manera la culpabilidad de no haber sabido estar, ver y
acompañar.
Nadie entendemos nada, nadie queremos plantearnos
cuáles son los problemas que hay detrás. Yo abordo este tema con dolor y con
miedo. Sólo me pregunto abstrayéndome del caso y de la relación personal, sólo
intento ver más allá de ese “algo que no encaja” que todos suponen.
Nadie cuestiona abiertamente si Paola fue violada o
no, LA MUERTE ya la ha redimido, la ha desculpabilizado.
El tema de las violaciones y de las denuncias falsas por violación es un tema espinoso. Manuel Buendía,
a quien agradezco que me haya cedido el generoso altavoz de su blog, ya lo
planteó en un atinado artículo cuando aún andábamos preguntándonos sobre el
tema a raíz de lo sucedido en Málaga en agosto. En ese caso, que en absoluto
comparo con el que me ocupa, resultó una denuncia falsa, ¡apenas un 0’0038% de todas las denuncias interpuestas
por violación según datos del Consejo General del Poder Judicial! Y aún así,
merece la pena verlo desde otro punto de vista como el que nos presenta “Ruidos y silencios de una violación” y
en el que se hace eco también del suicidio de nuestra alumna. Hay que ir más allá de lo que vemos y
leemos.
Todos entendemos que Paola no pudo con la presión, quizá de no sentirse creída o escuchada, y decidió
acabar con su vida. Pero ¿qué hubiera pasado (ojalá así fuera) si hubiera
seguido con el curso de interrogatorios? ¿Si hubiera tenido que defender a capa
y espada que fue una violación, que ella llegó un momento en el que NO quiso
seguir adelante?
¿No hubiéramos tenido que escuchar o incluso habríamos
dicho “Ella se lo buscó.” “Yo nunca
quedaría con alguien a la ligera” “¿Por qué aceptó beber si no le sentaba
bien?” “Si no quería tener sexo ¿por qué buscó una pensión donde pasar la
noche?” “Ella provoca una situación y luego se raja, es una calienta...” “A saber si lo que pretende no es excusarse
con sus padres fingiendo que fue una violación”?
Sí, es duro decir estas palabras que nadie se atreve a
pensar en alto, pero que están en la cabeza de muchas personas, también de las
conocidas.
Todo esto es lo que hubiera tenido que soportar si
Paola hubiera vivido. Pero desgraciadamente no está aquí. Nunca podrá
responderlas, nunca podrá demostrar su inocencia. Nunca podremos reprocharle el
no haber sabido parar a tiempo, el no haberse negado a tiempo (a beber, a ir
más allá...). Ella bebió, como tantos jóvenes; quedó, como tantos otros; perdió
parte de su capacidad de decisión, como tantos... Nos rasgamos las vestiduras,
nos escandalizamos, negamos lo que sucede TODOS LOS DÍAS.
¿Llegó tarde su NO? ¿Cuándo me está permitido parar?
¿Si la situación está muy avanzada no tengo derecho a querer parar? ¿Por qué es
tan difícil entender que quizá antes SÍ quería, pero ahora ya NO? ¿Es ella la
culpable por haberse metido en esa situación? ¿Él no es culpable? ¿Sólo hace lo
que se espera de él: aprovechar la situación que se le ofrece? ¿Le está
permitido abusar de alguien incluso cuando no es consciente de si quiere o no
quiere? ¿Eso es más disculpable, más “comprensible”?
A ella ya no podemos reprocharle nada. Su muerte
parece que nos deja tranquila la conciencia. “Pobre niña, no pudo con la presión”.
Y mientras, acusamos a las chicas de ir provocando,
exhibimos en los medios programas que tratan a unos y a otras como mercancía
que se exhibe y que se subasta; las mismas chicas se acusan unas a otras de
“guarras”, mientras los chicos alardean de sus conquistas. Una sociedad
contradictoria que no duda en condenar, incluso antes de demostrar su inocencia
o su culpabilidad. Una sociedad que cosifica y banaliza las relaciones y luego
lapida al que transgrede las normas. Tú puedes quedar, avanzar y meterte en una
situación peligrosa... pero ¡luego no me vengas con remilgos! Si has llegado
hasta aquí, llega hasta el final.
Soy capaz de hacerme estos planteamientos en
abstracto, pero me resulta durísimo cuando lo suscita el dolor por la pérdida
de alguien cercano, de alguien que ha pasado por tu lado y cuyo dolor no has
sabido ver.
Esta semana haremos un acto en homenaje a Paola, en él
tendrá cabida el dolor que nos produce su muerte, el sinsentido de su final,
los interrogantes que nos suscitan el suicidio de una persona joven...
Probablemente estas reflexiones no tienen lugar en ese foro y en ese momento.
Probablemente ninguno de sus compañeros y compañeras, ninguno de nosotros, sus
profesores, nos las hagamos. Probablemente ni siquiera nos planteemos lo que
realmente pasó, sólo lloraremos su muerte y nuestra ausencia en esos días.
Los docentes no podemos llegar a todo, no podemos
culpabilizarnos de todo, no podemos asumir una responsabilidad que corresponde
a muchos estamentos de la sociedad. Los docentes sólo intentamos enseñar,
acompañar, despertar, ver, estar, ser... Cada sector de la sociedad debe asumir
su parte de responsabilidad: los medios, las instituciones, las familias.
A mí esta muerte me pedía algo más que el dolor, me
pedía una reflexión, me pedía sacudir conciencias, me llenaba de interrogantes.
Quizá sea porque soy profesora de lengua o porque soy la coordinadora de
igualdad o porque soy madre o porque soy mujer o simplemente porque SOY.
PILAR SÁNCHEZ LÓPEZ
Profesora en un IES de Madrid snchezlpezpilar@gmail.com
¡Muchas gracias Pilar! Sirva de recuerdo a Paola y a todas aquellas que no pudieron responder a tantos interrogantes...
(Es ficción) Estamos en un trayecto de autobús en
cualquier zona rural de montaña. Son tres horas de viaje muy cansado a una velocidad de
carretera comarcal. Se augura un recorrido muy aburrido, lleno de
incomodidades. La velocidad puede ser tan lenta que la teoría de la relatividad
con su espacio y su tiempo fundidos y espesos, se concretan en relojes casi parados, un grado de humedad altísima,
frutas a punto de fermentar en bolsas de plástico del carrefour, e intermitentes siestas de cuerpos pegados como ventosas por el sudor anónimo. Todo ello a más de
cuarenta grados.
Eso es lo que podemos esperar en el
medio de transporte más barato que unen la ciudad y la memoria. En este caso sudar no solo
está permitido sino que es obligatorio. Se mezclan los olores corporales disimulados y empeorados con una colección de perfumes populares.
Elisa está recién separada.
Hace tan poco de eso que no le ha dado tiempo aún de ejercer de ello. Esta en pleno duelo y sentada en el autobús con la mirada perdida. Ni
siquiera ha aprendido a disfrutar de la soledad. Está en pleno síndrome de
abstinencia como una yonqui que se prepara a atravesar el peor trago de su
vida.
¿Os parecen muchos años cincuenta y dos? La crisis de los cincuenta
ya la pasó, y la de los cuarenta no llegó a darse cuenta de ella puesto que tres
criaturas le obligaron a estar muy entretenida. Sin embargo su vida fue una crisis continua. Su sicóloga le ha dicho que se libre de los sentimientos que sobran y se plantee a partir de ahora vivir los mejores años de su vida.
Pasó un calvario de malos tratos
durante más de veinticinco años. Eso representa más de media vida. Su marido es
el “Señor Notario” de una población de cuarenta mil habitantes. La primera
paliza la sacó de su casa ¡Bueno, en realidad no era su casa! Durante todo ese
tiempo se había creído que esa casa de la que salía, no era suya, era del señor
notario. Ella formaba parte del decorado, como ese horrible jarrón chino que ocupa el centro del salón y por el que
sentía unos enormes celos. Lo había adquirido el "Señor Notario" en una subasta de Sotheby`s en N.Y. Durante mucho tiempo fue la conversación
habitual con todos los detalles de la compra, como si fuera un cazador. Todo eso escuchaba cada sábado en las cenas burguesas con otras hipócritas parejas amigas. Elisa aún habla de su marido en presente, no
se acostumbra a llamarlo ex.
La suspensión del autobús es de
mala calidad. Le recuerda los muelles roñosos de la cama de la abuela, en la casa de la abuela. El
pueblo al que se dirige es el de su abuela. En la casa recuerda que había muchas
habitaciones con unas camas muy antiguas que hacían mucho ruido. Cuando era muy
joven, recuerda que le excitaba sexualmente el movimiento de esos muelles e
invitaba furtivamente a jugar en ellos a algún chavalillo del pueblo.
No nos importa el nombre del lugar en estos momentos para no dar más datos. Allí conoció a su marido un verano de hace tres décadas. En ese tiempo era un brillante y atractivo estudiante de último año de derecho que aterrizó
triunfalmente alterando los aburridos
calores veraniegos de la comarca.
Quedó encantada con sus encantos
encantadores. Un bailarín perfecto con la fiebre del sábado noche necesaria para comerse el mundo. Sin duda que era un buen partido. Era como Travolta pero en prepotente. Ella no había visto mucho mundo
pero los países que él le mostraba, dibujados en su sonrisa, su arrogancia y la
fuerza de sus brazos cuando bailaban agarrados, eran como un viaje permanente por
el mundo. Era bueno bailando suelto y agarrado. Elegía siempre él.
Y ella sentía el puro deseo de viajar y experimentar la vida prometida. Sentía el puro
deseo de viajar y simplemente experimentar. Sentía el puro deseo de viajar. Sentía el puro deseo.
No merece la pena lamentarse
ahora. La queja no ayuda y el victimismo tampoco. El libro de autoayuda, como
si pudiera haber algún libro que no lo fuera, que había comprado a la salida
de la firma del divorcio, ponía varias veces que el pasado no debe hipotecarle el presente a nadie. Ese libro decía también que la felicidad consiste en recuperar la autoestima, confiar en una misma, llevar las emociones al plano
consciente, conectarse con su nuevo futuro y rellenar positivamente lo que se tiene con lo que se desea en un nuevo viaje ¡Vamos, volver a empezar pero ahora sin cagadas ni quedarte con las ganas!
-¡Suena muy bien! ¡Seguro que no es tan
difícil si lo intentas!- se decía constantemente.
Su abuela ya ha muerto. Se va a encontrar con su madre a la que hace mucho tiempo que no ve por otras
razones. De lo que está segura es de que la encontrará ocupando el mismo lugar y representando el mismo papel que su abuela, como si no hubiera pasado el tiempo.
Jorge sube al autobús.
En una de las múltiples paradas
un chico llamado Jorge sube al autobús. Se sienta a su lado puesto que en ese
momento es el único hueco que queda libre. Es muy guapo. Durante unos
instantes la escena parece una de esas miles de melifluas películas de la
televisión que consumía últimamente en sus aburridas tardes. Películas de un amor
romántico de tercera categoría.
Pero como también ha fantaseado a menudo con
capítulos de sexo en N.Y. que dan en el canal Nova, le ha salido en su lugar otra expresión más precisa y poco habitual para una mujer:
-¡Hostia, qué bueno está!
Jorge es sin duda muy guapo y
bastante joven, por lo menos veinte años menos que ella.
- -¡Mira qué bien, a partir de ahora me voy a
alegrar la vista mejorando el paisaje- dijo para sus adentros.
Las protagonistas de esa serie mencionada, siempre le parecieron un poco descaradas pero es precisamente eso lo que le atrae ¡Quién sabe! Tal vez lo que te da terror es lo que te define mejor, como dice la canción. Formamos
parte de lo que rechazamos y que a su vez nos atrae.
Excita saber que podemos
tener fantasías un poco locas, pero lo bueno que tiene eso es disfrutar con ellas en la imaginación, sin atrevernos a llevarlas a la práctica. Así no se hace mal a nadie ¿Estás segura de todo eso en las diferentes combinaciones?
Él la mira también y le sonríe por primera vez muy amablemente. No dice ninguna palabra. Hace mucho calor. El
tacto de su presencia, y el sentir en su brazo el contacto de otro cuerpo le hace encontrarse bien y más acompañada. Aumenta el calor, el deseo y la probabilidad de sudar mucho más.
Él saca su tablet de un maletín.
No tengó ni idea por qué hay conexión a internet en aquel inhóspito paraje
pero el caso es que Jorge se conecta con el facebook. En ese momento ella reconoce el
logotipo y recuerda que también tiene cuenta. Prácticamente no la ha usado. A
su marido, "el Señor Notario", no le gustaba que perdiera el tiempo en esas
cosas, por lo cual apenas lo usó. Un día le entró en su cuenta sin su permiso y
empezó a preguntarle por cada uno de sus contactos y de qué les conocía. Ella por aquel entonces
para no meterse en líos decidió dejar de usarlo.
Su EX es muy celoso. Ella lo
justifica. Se creía antes que él lo era porque la quería. Se había creído todo eso.
Le había creído a él. Medio en serio, y medio en burlas, en reuniones con esas parejas supuestamente amigas y claramente burguesas como ya he dicho, era muy común escuchar al "Señor Notario":
- -¡Quién va a querer ser amigo de una mujer de
pueblo sin infancia, y con una vida tan aburrida!
Elisa en el instante que recuerda eso en su mente, separa sus muslos. Es automático como un resorte neuronal. Entra un aire fresco y muy
caliente a la vez entre sus piernas. Su rodilla derecha toca la izquierda de Jorge sin opción a una posible interpretación diferente a la realidad. Su desconocido acompañante de autobús vuelve a mirarla sin decirle
nada. Su desconocido compañero de viaje le sonrie por segunda vez.
Ella mira a la izquierda, hacia la
ventana y va reconociendo el paisaje de su niñez y adolescencia con otra actitud.
Sin dejar de mirar la ventana saca su móvil. Abre la cuenta de facebook
después de estar un buen rato intentando recordar la clave sin éxito.
Soy Manuel Buendía, el responsable de
este blog de masculinidades. Elisa forma parte de mi imaginación, también
de mis fantasías seguramente, pero hay muchas cosas que ignoro. Ni ella ni yo
sabemos por qué razón se está comportando así pero descaradamente acercó el teléfono a la derecha para que su
acompañante lo viera. Pondrá luego las excusas que quiera pero...
Elisa debido a su presbicia, y al
sol que entra por la ventana tiene que acercar a la derecha el teléfono para
ver bien las letras, no hay otra forma. Por eso Jorge ve claramente su nombre. Elisa se pone a hacer que
enreda con el muro, y hace que hace sin hacer. En todo momento está pendiente de la
silueta de su mudo acompañante.
En dos minutos se le enciende el
simbolito que representa a las peticiones de amistad. Alguien con el nombre de “soyeljorgequenecesitas”
le está pidiendo agregar. Ella le mira y él vuelve a sonreírle por tercera
vez. Elisa sin pensarlo un instante da al CONFIRMAR.
Sin mediar palabra durante un
buen rato tienen una conversación on line. Se presentan de la manera
clásica. Se cuentan media vida, (la otra media en este momento no interesa), se dicen a
qué se dedican, y hablan durante un buen rato de las aficiones que se
deducen de lo que aporta Jorge, puesto que ella tiene un registro de actividad casi vacío.
De vez en cuando Elisa alterna miradas a la izquierda reconociendo poco
a poco el paisaje y la memoria, y echa vistazos a la derecha, como si observase las fotos de su nuevo amigo en 3D.
En definitiva, se
cuentan la vida que quieren y con eso se gustan.
Soy Manuel Buendía de nuevo. No
me preguntéis por qué pero este relato va a subir varios tonos de golpe. Quién
no quiera, que deje de leer, yo aviso. La casualidad, el destino, el viaje en
autobús al pueblo de origen o simplemente una fantasía sexual del propio autor
de este blog, ¡por lo que sea!, Elisa va a tomar el timón de su
propia vida. Y lo va a hacer con mi ayuda de una manera aparentemente loca ¿Qué es la locura?
Elisa hoy tiene mucha suerte. Jorge
es un buen hombre, algo simple y con pocas luces, pero no siempre se le nota, sobre todo en circunstancias diferentes o extrañas. Es un hombre joven
bastante tímido en sus relaciones y muy pasivo en los escasísimos contactos sexuales de toda su vida. Él no lo recuerda bien, pero únicamente ha tenido una pareja o
ninguna, según se mire. Su historia es larga de contar pero hoy no es el
protagonista.
Elisa se la jugó. Podíamos haber
pensado en el verbo arriesgar, o en hacer una locura insisto, en actos inconscientes u otros eufemismos para
contar lo que sucedió, pero vamos a preferir el verbo jugar.
Sin pensarlo con la
razón, pero haciendo caso de sus deseosElisa ponesu mano derecha en el paquete de
su recién conocido con los ojos cerrados y la vida abierta.
Se para el tiempo. Así está varios minutos reafirmándose. La temperatura sube mucho más y los sudores,
como si fuera una escena de realismo mágico, anegan sus entrañas convirtiendo
los dos asientos de un autobús en una
ducha de dos plazas. Un baño de fluidos internos como le ocurre en la depresión pero esta vez en rico, en positivo. Eso es pensar en silencio y sentir en alto. El tiempo se activa de nuevo cuando el sexo de Jorge
empieza a crecer, y la mano de Elisa comienza a subir.
A partir de ahí todo resulta más
fácil. Elisa acaricia con ternura, sorpresa y una extraña liberación la
respuesta generosa de su amigo a todos los niveles. Nota una bonita emoción y la excitación es máxima. Nunca le ha ocurrido nada parecido. Le mira con ternura y esta vez
ve que es él quien ha cerrado los ojos soñando despierto como si estuviera fingiendo que sueña dormido. Se da cuenta claramente que en esta ocasión el control de la situación lo tiene ella.
Elisa piensa que tal vez es la primera vez que tiene el control, y eso ha podido estropear el momento puesto que se le nublan los ojos, se emociona. Pero ahora no toca llorar.
Mira a la ventana y vuelve a sonreír
poderosa. Está disfrutando del paisaje como nunca lo ha hecho. Reconoce que desea dar placer a
los demás, eso le gusta. Y esta vez a un desconocido, sin importarle nada más, ¡simplemente
porque le salió del coño! Siempre ha estado programada para cuidar y dar placer a las personas de su entorno y cubrir sus necesidades. Otras veces ha necesitado ella una reciprocidad. Esta vez ni eso importa. El lenguaje de esta escena es muy moderno, tanto que no ha hecho falta pronunciar ni una palabra. La comunicación está clara: él también ha dado a la tecla de CONFIRMAR.
Cuando Jorge empieza a recolocarse
en la silla, eso significa que pide más atención. En ese momento Elisa clava su
poderosa mirada en el rostro angelical de su compañero de viaje, y ya no la
aparta. Se asegura primero que nadie del autobús se esta percatando de nada, a pesar
de estar lleno de almas.
Elisa se ríe por un anuncio que
recuerda en ese momento. Ha tenido un momento de consciencia de que todo esto es real. Y evoca un canal muy famoso de noticias que hace unos años cuando hacía autopromoción advertía sobre el
momento:
¡Está pasando ahora y nosotros lo
estamos contando!
En este caso le está pasando a Elisa y lo estoy
contando yo. Si Elisa se hubiera quedado dormida y todo fuera un sueño el relato
parecería normal. En este caso no es por morbo sino porque lo exige el guión,
¿no estáis de acuerdo? ¿Os parece que es imposible que os pase a vosotras o a
vosotros? ¿Por qué? ¿Preferís que siga? Es muy fácil ser hipócrita, y mucho más
fácil quedarnos donde estamos, ¿no os parece?
En este caso es la misma Elisa
la que me responde:
-Yo no haría nunca eso, Manuel, me conozco-dijo
Elisa cuando abrió el blog de su amigo y empezó a leer
la entrada del relato erótico del viaje en autobús. Era más que evidente que se iba a dar por aludida.
Elisa opinó que sería más propio para ella quedarse dormida por el calor y el movimiento del autobús. Además me explicó que tiene amigas
que han entrado en una espiral descontrolada desde que se han separado, que han dado un bandazo y se han pasado al "aquí te pillo aquí te mato" y al
final eso tiene muchos inconvenientes también, y bla, bla, bla…
¿Qué hago? Le voy a decir a Elisa que
siga leyendo si le da la gana, pero está en el momento más interesante
¿Subimos un poco la tensión y nos miramos a tu espejo?
Un montón de baches se añaden a la fiesta. A Elisa le parece divertido dejar la mano muerta y comprobar que su
compañero hace aspavientos con los ojos justamente en el momento que la
suspensión del autobús se comporta como los muelles de la abuela.
Jorge gime en silencio con los baches.
La polla se le ha puesto lo suficientemente marcada como para que los ágiles
dedos de Elisa jueguen frotando en redondo al compás del autobús.
- -¡Mira por dónde, la motricidad fina de los dedos entrenada esos años de piano resultan muy útiles para una locura placentera- pensaba Elisa en ese momento.
Hacerle una paja a
un desconocido puede ser musical y elegante, le gusta, lo está pasando bien y con mucho menos esfuerzo de lo que había pensado al principio. (Al principio no lo había pensado recordamos). Mientras le derrocha mucho placer físico a su compañero amasándole e hinflando la carne de su sexo, le resuena en su cabeza el primer movimiento de la sonata
para piano en sol m de Fanny Mendelssohn que tanto le gusta. La admira, ella es su heroina.
La expresión de Jorge es más que explícita. Con mucho más calor y el sudor suficiente consiguen que todo el autobús a la vez parezca una sensual orquesta submarina. En los asientos de atrás una pareja de hombres se besa en la boca. Una niña de aproximadamente cinco años colorea un cuaderno mientras su madre lee una novela. Numerosas parejas de todos los colores charlan tranquilamente, otras personas duermen o permanecen en silencio y el resto está entretenido con una película en los ocho monitores repartidos por esa cama de ruedas. Es como una orgía en movimiento.
Jorge instintivamente busca el maletín de la tablet y se lo pone innecesariamente encima para disimular. Nadie ve fijando la mirada, disimulan, pero todo el autobús en realidad está sincronizado. El olor es más que evidente, puesto que al calor, a los sudores y a las colonias populares se añaden un recuerdo a semen afrodisiaco. Todo está preparado para el momento de los insonoros fuegos artificiales por dentro que ocurrirán en seguida iluminándolo todo. La incipiente verguenza que siente Jorge en ese momento desaparece con este inocente gesto del maletín.
Elisa aprovecha eso para bajarle la cremallera y tenerlo aún más fácil. Descaradamente mete la mano y campa a sus anchas. Nunca se lo ha pasado tan bien como ese día. Seguramente nunca podrá contarselo a nadie puesto que nadie se lo creería.
Él necesitó establecer el contacto tocándole un brazo y acariciarla con los dedos para cerrar el circuito. Así se transmite la electricidad y a la vez hay una toma de tierra. Su rostro está congestionado, le chorrean gotas de sudor como un caño abierto de placer y deseo, totalmente excitado. Entre soplidos, ahora ya continuos, silba su particular orgasmo poco a poco, de una manera lenta y contenida, feliz.
A ella le da por un momento una risa floja como una niña, pero también lo hace contenida y feliz. Elisa está riendo como hace mucho tiempo.
Durante todo el descenso hacia el disfrute de él, y el ascenso hacia la cima de ella se han puesto mutuamente palabras cortas de ánimo, digamoslo así. Palabras reales pero palabras escritas en silencio.
- Gracias, me ha gustado mucho- le escribe él.
- De nada, ¿tienes un Kleenex?, me he manchado la mano- le dice ella.
Quizá tampoco es muy apropiado, ella ha arriesgado un poco, no le conoce, pero esa necesidad es más que evidente puesto que se ha entretenido y revuelto ahí dentro sin ninguna inhibición.
Él puede sacar un pañuelo de papel a pesar de su momento de embobamiento , se lo da y ella puede así limpiarse y depositar su trofeo. Aspira el olor de su mano, le gusta el dulzor y vuelve a sonreir. Acaba de recordar que siempre había echado de menos encontrarse hombres que le hicieran reir, pero tal vez no se referia a eso, ¿o si?
- Gracias de nuevo, lo siento, me tengo que bajar en la siguiente- le dijo Jorge. Le escribió el número de teléfono por si acaso, se subió la cremallera y recogió sus cosas.
Se miran y sonríen por quinta o sexta vez. Habían decidido ambos, sin cruzarse una palabra, que no iban a decir una palabra y en ese momento tampoco. Hacen muescas con la cara para despedirse como si el único contacto en las casi tres horas de trayecto hubiera sido compartir un asiento en cualquier zona rural de montaña, a más de cuarenta grados.
Jorge se va.
Elisa llega a su pueblo ¡Qué diferencia de actitud! Subió al autobús derrotada, y llega a su destino cambiada. La mujer víctima del Señor Notario regresa a su memoria renovada, también ella renovada.
Ahora está segura y preparada para escucharle a su madre todas las cosas que quiere contarle y que necesita escucharle. Se dirán mutuamente todo lo que tienen pendiente ¡Ahora si!
Para el autobús. Elisa parece que se hubiera dormido pero es posible que haya cerrado los ojos por gusto los últimos kilómetros que ha viajado sola. Lo que parece seguro es que ha estado unos minutos leyendo unas páginas de una novela y después ha abierto la entrada de un blog que hablaba de ella. Pero, ¿qué pasó después, se quedaría dormida leyendo?
En la estación del pueblo pide un taxi para ir a casa de su madre, ya no es de su abuela. Mientras espera, entra con mucha soltura en el facebook, y le escribe un mensaje al autor del blog mencionado.
-Gracias, Manuel, esta semana me ha gustado mucho la entrada - me dijo- pero que sepas que yo nunca haría eso. (Emoticón con guiño).
Cuando ve el taxi a lo lejos, se acuerda que todavía tiene el pañuelo de papel impregnado con sus sueños, fantasías, deseos y locuras en su bolsillo. Lo mira, lo huele, sonrie de nuevo y lo tira a la papelera para siempre.
¿Qué es real y qué es ficción? ¿Qué es real y qué es virtual? ¡Qué importa! Como con todo iremos viendo, quizá sea la misma cosa, y tal vez sea como siempre. La vida es un viaje de autobús a más de cuarenta grados y la gente de África está acostumbrada. Viajamos completamente solas y solos con mucha gente a mano. Con la mayoría no intercambiamos palabra, a menudo tampoco nos comunicamos con quien hablamos. Cada cual experimenta y aprende sola. El miedo al abandono nos lleva muchas veces a cumplir las expectativas de las demás personas que pensamos que nos acompañan. Pero en realidad el auténtico abandono es el de nosotras mismas.
La literatura, la ficción, las historias nos pueden cambiar la vida. Estoy muy contento de haber intentado mejorarsela a Elisa. Ella está en mi cabeza pero en este caso a mí me ha tomado el pelo. A veces cobran vida propia. En este caso ha mandado a la mierda al "Señor Notario" y a mi me ha tomado el pelo después d besarme en la boca. ¡Es ella misma la que quizá por primera vez ha hecho lo que le ha salido del coño!