Un
guardia civil, un militar y una mujer
Es
urgente incluir el manejo de las masculinidades en los discursos que explican
la realidad. Si te preguntas qué es eso, verás que es muy fácil si tú quieres.
Es
posible que seas hombre o que aspires a serlo de alguna manera. Tal vez estás
desorientado sobre qué puede significar eso hoy en día, incluso quizá opines en
tu interior que habría que cambiarlo todo, incluida la propia categoría hombre.
En cualquier caso, quizá el
tema te preocupa y observas que no se habla de ello como a ti te gustaría o
bien compruebas que casi todo se da por hecho y no te queda margen. Te voy a
invitar a abrir los debates y hablar de
ello en contra del orden social. Dicho orden social a menudo es poderoso y
explícito pero la mayoría de las veces se oculta y parece muy difícil conocer
por qué ocurren las cosas.
Hay
una anécdota muy conocida sobre la segunda guerra mundial. En los meses previos
al conflicto armado se respiraba una intolerancia social y estructural hacia
cualquier minoría, o mayoría que no fuera la dominante. Una persona le
comentaba a otra que iban a detener y quizá asesinar a judíos, gitanos,
panaderos y minusválidos, por poner un ejemplo. La persona que estaba
escuchando quiso saber o entender únicamente por qué a los panaderos. A los
demás ya lo entendía sin necesidad de explicarlo, ni decir nada.
Esa persona sabía sin nombrarlo que era lógico
que fueran perseguidos los otros tres. Hoy por hoy, eso de lo que sabemos todo el mundo y
permanece oculto, es el machismo
generalizado, el estructural (heteropatriarcado) y la suma de los machismos cotidianos
personales.
En este blog no ocurre eso. Esta cuestión es la específica de este blog. Quienes lo han leido con cierta frecuencia, espero que lo reconozcan.
Lo oculto, que sabemos muy bien porque todos y todas hemos sido socializados y socializadas en él, es la visión del mundo androcéntrica, donde lo masculino hegemónico
sigue siendo la vara de medir. Hoy en día es el patriarcado lo que se pretende
ocultar en situaciones de una cínica apariencia de Igualdad ¿Se entendió?
Con
una perspectiva integral de género, haciendo un ejercicio de holismo (todo lo amplio posible), hoy tenemos que pensar también en las mujeres judías y
sus derechos individuales y colectivos, en las mujeres gitanas y todo lo que
viven en su cotidianidad respecto a la Igualdad con los hombres gitanos, a las
mujeres panaderas por cómo corresponsabilizan con sus parejas (si las tienen) en las tareas
domésticas; el Plan de Igualdad de su empresa, los permisos de
maternidad, si cobran lo mismo que los hombres panaderos, o en definitiva cómo
demonios pueden conciliar la vida personal, familiar, y laboral con el horario
que tienen.
Se
puede enriquecer mucho más. Las mujeres con discapacidad sufren dobles o triples
discriminaciones, o cualquiera si es negra o lesbiana. Hoy es necesario
visibilizar todo esto. Es la visión
violeta o feminista de la realidad.
Pero
añadimos más. Es urgente además incluir en el discurso de todas las personas
el enfoque de las masculinidades.
Los hombres tenemos que trabajarnos nuestra propia masculinidad con toda su
infinita pluralidad y diversidad. Hacernos la pregunta de qué tipo de hombre
quiero ser y conocerla bien. Tenemos que saber cuál es el modelo hegemónico,
tradicional o patriarcal y optar por salirnos de él o no, sin excusa ni
omisión. Tenemos que preguntarnos qué se espera de mí como hombre y construir-nos a medida, y además conocer, visibilizar las desigualdades, y todo lo anteriormente escrito y hacérnoslo significativo, saber que es cosa nuestra, fijarnos en los privilegios y reconocerlos o rechazarlos, conocer los malos tratos y la violencia de género y no mirar para otro lado.
Entender la anécdota bien me va a servir para lo siguiente.
En
la prensa leí hace unos meses un titular sobre la redada policial acaecida en España acerca del
asesinato de un hincha de fútbol.
Literalmente decía que de las decenas de
personas detenidas se encontraban un
guardia civil, un militar y una mujer ¿Y una mujer por qué?
Deduzco, o quiero pensar
que los dos primeros, el guardia civil y el militar, eran hombres, y damos por hecho que lo sean. Aunque la incorporación de las mujeres a estos cuerpos ya tienen una antiguedad de veinticinco años, sin embargo sigue habiendo pocas.
Sin duda es gravísimo que dos profesionales
de la seguridad nacional sean unos energúmenos cuando se reúnen con otros hombres en horas de ocio y juergas. (Tema principal, o asunto específico, de masculinidades).
El que
haya una mujer entre los que montan bronca choca porque damos por hecho que la violencia es lo esencial en
los hombres. El modelo hegemónico y sus militantes no se cuestiona otra cosa. Utiliza ese esencialismo masculino de la violencia para perpetuar esa manera de entender las relaciones entre seres humanos, premiar y estimular la agencia de los más agresivos, y sólo de esos.
Es
urgente incluir el discurso de las masculinidades para observar la realidad.
Hay que incluir políticas de Igualdad dirigidas a hombres, o bien
transversalizar todas las políticas con perspectiva de género y masculinidades.
Visto así resulta más fácil entender y atender a las diversas masculinidades tóxicas. Apartar "la poca o mucha identidal individual" un domingo por la tarde y comportarse como masa agresiva en torno al fútbol, y llegar al punto de linchar a un hincha contrario, es un buen ejemplo de lo que estoy hablando, que exige atender el estudio del caso con estas claves y la intervención de profesionales especializados.
Siempre que haya más
hombres que mujeres (al revés también nos interesará según el caso y la cosa) hemos de preguntarnos cómo
aprendieron a serlo, y qué ingredientes intervienen en la relacionalidad entre ellos. EDUCACIÓN EN MASCULINIDAD.
Soy partidiario de no echarle la culpa a los medios de comunicación, prensa o tv, ni a la publicidad, del desorden o las lagunas de mi cabeza o cosmovisión. La socialización es multifactorial.
Hay mil lógicas que influyen en la identidad. La categoría mujer, en abstracto no dice nada. Hemos visto que la mujer panadera o una mujer en Bangladesh, pueden tener poco en común, y son múltiples mujeres a la vez cada una.
La socialidad relacional se construye también en base a la semejanza. En este caso del fútbol les agrupa ser hinchas con ganas de añadir emociones extra, y dejarse llevar por un conjunto de prácticas aprendidas y practicadas, y en el caso de "la mujer"también coincide (presuntamente) en ese aspecto. Si hablaramos con ella conoceríamos más.
Lo más importante en este caso es caer en la cuenta de los estereotipos o etiquetas (simplificación de la realidad), que utilizamos y además subliminalmente, es decir, lo tenemos interiorizado de tal manera que ni siquiera lo nombramos, lo damos por hecho (judíos, gitanos y panaderos). En la noticia ser policía, militar, o guardia civil resulta chocante porque se supone que la mayoría de los sujetos, en el dilema entre "potencial hombre energúmeno futbolil" y "profesional de protección pública", la mayoría se inclinan por lo segundo salvo las excepciones de la noticia. Y la mujer choca porque el patriarcado nos ha vencido. Tenemos asumido que los hombres somos violentos por naturaleza, y no. Se aprende todo. La violencia se aprende. El machismo lleva mucho tiempo y esfuerzo aprenderlo. (Es posible que su contrario no cueste tanto, prueba a soltar lastre).
A los genes (cromosoma Y), y las hormonas (testosterona...) hay que enseñarles a expresarse, educarles, socializarles, no actúan en abstracto.
¿Os imagináis "todas las miles de horas de estudio" que supone un domingo tras otro, los álbumes de cromos cuando niños, partidos por la televisión, ir al campo con papá, tertulias... eso en cuanto al fútbol.
Respecto a la violencia lo mismo: pistolas y juguetes bélicos desde niños, peleas en el patio del colegio para "medirnos la fuerza inter pares"...
Pienso que únicamente así entenderemos algo, (por poner otro ejemplo), cuando
veamos que un joven sin empleo o miles se van a la guerra de Siria porque hay
acción, dinero y chicas…
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