Hace unas semanas leí una noticia
local de una población de Cantabria que me dejó muy inquieto:
“A una mujer agredida por su marido, le conceden una orden de protección pero la expulsan de su casa familiar porque la
vivienda es propiedad de su esposo”.
Esperanza (nombre falso) tiene
una hija de dos años. Ambas han de salir de su casa, por una orden judicial. La
jueza unos días antes, al observar que había indicios de malos tratos, como
medida cautelar le concede la orden de protección. Le concede también la guardia y
custodia de la niña, y prohíbe al supuesto maltratador acercarse a la
mujer. Esto es lo habitual, pero ¿lo de tener que irse ella de su casa por orden judicial?
Contribuir con mi granito de arena a erradicar la lacra de la violencia de género es el motivo principal de este blog.
Y la forma concreta de hacerlo es ayudar a construir masculinidades igualitarias, donde se erradiquen las desigualdades de género, se eliminen los privilegios del machismo, y se eviten los malos tratos.
Contribuir con mi granito de arena a erradicar la lacra de la violencia de género es el motivo principal de este blog.
Y la forma concreta de hacerlo es ayudar a construir masculinidades igualitarias, donde se erradiquen las desigualdades de género, se eliminen los privilegios del machismo, y se eviten los malos tratos.
Llamamos victimización secundaria
a una serie de ineficiencias del sistema donde se le añaden nuevamente asuntos desagradables, se la culpabiliza a la víctima indirectamente, se la castiga, o
se la hace pasar varias veces por los mismos calvarios con la necesidad de explicaciones repetidas, o la falta de
sensibilidad de las instituciones que en teoría son las responsables de
reparar el daño y que sin embargo lo empeoran, etc
Pues bien, la jueza argumenta que la razón para que sea Esperanza y su hija Alegría (la otra víctima menor de edad) quienes abandonen el domicilio habitual es que el piso es propiedad del maltratador y se casaron con régimen de separación de bienes. Es un caso muy raro, lo sé. Lo habitual es que se quede en el domicilio normalmente quien tiene la custodia, y suele tener que abandonar la vivienda el maltratador. (Seguramente este caso se resolverá).
Pues bien, la jueza argumenta que la razón para que sea Esperanza y su hija Alegría (la otra víctima menor de edad) quienes abandonen el domicilio habitual es que el piso es propiedad del maltratador y se casaron con régimen de separación de bienes. Es un caso muy raro, lo sé. Lo habitual es que se quede en el domicilio normalmente quien tiene la custodia, y suele tener que abandonar la vivienda el maltratador. (Seguramente este caso se resolverá).
Esperanza había vivido años de
mucho miedo. El parte de lesiones al parecer demostraba objetivamente que los
malos tratos físicos eran más que evidentes, y no era la primera vez, pues
había ocurrido anteriores veces. Los riesgos vitales eran objetivos.
Aparte de la orden de protección,
prohibiéndole acercarse y comunicar, y la guardia y custodia, le establece una
pensión de alimentos de 300 euros a favor de la hija en común. La magistrada le
recomienda a la mujer ir a vivir a la casa de los padres de ella, abuelos de la niña. Le
concede cinco días para hacer la mudanza. Por si todo esto fuera poco, nos
enteramos por la prensa de que el (supuesto) maltratador tendrá derecho a visitar
a su hija los fines de semana, a pesar de que la niña presenció los episodios
de violencia.
No es mi labor criticar las
decisiones judiciales. Supongo que al final se aclarará la situación y se
resuelva de una manera más justa. No es esta cuestión la que resalto ahora.
1-Todos los profesionales han de
conocer en profundidad y extensión la violencia de género, como situación especial y compleja. Exige entrenar hacia una
sensibilidad especial. Hay que ser muy conscientes del machismo estructural para
comprender y la matriz multifactorial de todos los agentes que intervienen. Hay que saber que es un problema de la sociedad en su conjunto y en manos de cada persona está el poner la solución.
2- Que la jueza sea una mujer no
garantiza en todos los casos que la profesional tenga la sensibilidad
necesaria. El tema es complejo con sus paradojas, compensaciones y tramposas equidistancias. Cuando no había ninguna, era imposible. El acceso de las mujeres a
la judicatura es uno de los pasos necesarios más eficaces en el camino hacia la igualdad. Como la sociedad es
paritaria, pues es justo que lo sea el ejercicio legítimo del poder en todos sus ámbitos. Es un
proceso y un aprendizaje continuo que requerirá siempre de ajustes y correcciones. Se ha caminado mucho y falta mucho aún.
3- ¿Ese hombre es propietario de su
piso, y también de la mujer? ¿Hasta qué punto “ser propietario”, la propiedad
en sí misma, le da derechos o le condiciona para estructurar un tipo de hombre u otro? El debate de las masculinidades y la ciudadanía tiene muchos flecos. Hemos de desarrollar todos los debates que moldean un tipo u otro de identidad masculina.
Un hombre que recurre a la violencia NO puede ser buen padre, por lo cual pierde sus “derechos”. El abuso de la fuerza, el poder o el patrimonio, son precisamente lo que condicionan la imposición, la dominación, la violencia.Queremos vivir en una sociedad donde no se consienta utilizar esas herramientas como armas para lograr la imposición.
Un hombre que recurre a la violencia NO puede ser buen padre, por lo cual pierde sus “derechos”. El abuso de la fuerza, el poder o el patrimonio, son precisamente lo que condicionan la imposición, la dominación, la violencia.Queremos vivir en una sociedad donde no se consienta utilizar esas herramientas como armas para lograr la imposición.
4- No me quiero perder en la maraña
de la “presunción de inocencia”, o en “la
inversión de la carga de la prueba”, o en la espera de juicio para tomar decisiones, etc etc, cuestiones por otra parte tan interesantes para sectores posmachistas que ponen el foco exclusivamente ahí dejando de pasada todo lo demás. Si hay
buena fe, e intención de buscar la verdad y trabajar por una igualdad, creo que es muy fácil de entender. Cuando hay indicios evidentes de
violencia, tenemos la responsabilidad social de poner encima de la mesa precisamente este
tema como algo prioritario. Hay que profundizar en la sensibilidad hacia los
problemas complejos.
Y tenemos que invertir en
prevención, en coeducación, en apoyar modelos de masculinidad no machistas, en
establecer alarmas para interrumpir las situaciones de desigualdad, o el
mantenimiento de privilegios. Tenemos la obligación de dejar de mirar para otro
lado y pronunciarnos.
Con todo esto, la justicia será más justa, y habrá menos ocasiones donde existan malas prácticas (cuando las haya), en la dirección que sea.
Este tema me incumbe de lleno en la línea de flotación porque tiene que ver con la identidad, y las probabilidades de ser feliz. Con el debate y la reflexión podremos seleccionar pensamientos, sentimientos, o conductas más adecuados, y ponerlos a jugar en relación con muchas personas distintas.
¿Qué tipo de hombre quiero ser hoy?
Con todo esto, la justicia será más justa, y habrá menos ocasiones donde existan malas prácticas (cuando las haya), en la dirección que sea.
Este tema me incumbe de lleno en la línea de flotación porque tiene que ver con la identidad, y las probabilidades de ser feliz. Con el debate y la reflexión podremos seleccionar pensamientos, sentimientos, o conductas más adecuados, y ponerlos a jugar en relación con muchas personas distintas.
¿Qué tipo de hombre quiero ser hoy?
http://www.eltiempo.com/politica/justicia/casos-de-hombres-victimas-de-maltrato-cancer-de-mama-o-anorexia/15213755
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