En
principio, hoy por hoy parece lógico que si ¿Hemos explicitado en común, por
medio de pactos y acuerdos, así como por la comprobación de “su cumplimiento”, hemos
sido conscientes decía, en qué medida
influye, debilita o refuerza el equilibrio emocional de los dos, y la
supervivencia de la relación?
¿Me
ayudas a pensar en alto? Seguramente me parece lógico a mí porque previamente ya
había llegado a la conclusión de que el reparto de las tareas domésticas es un
elemento principal de una pareja igualitaria, modelo que doy por hecho que
aspiro a practicar.
Aquella
persona que opina que dichas tareas son más "propias de las mujeres"debería cuestionarse que está
apoyando un modelo de pareja donde existe una subordinación, unos privilegios
más o menos encubiertos por el hecho de ser hombre, aunque no lo dejen
por escrito.
Pero
cuestionando los previos, ¿qué es una pareja estable? Simplificando mucho, “el
amor es eterno mientras dura”. Cuando una pareja de un hombre y una mujer, dos
hombres, o dos mujeres, comienzan una relación lo hacen porque coinciden en ese momento, o se ha puesto de acuerdo, en
numerosos aspectos.
Pues bien, uno de los aspectos ineludibles previos hoy por hoy, antes de construir
un proyecto de vida en común, es cómo se van a repartir los tiempos, el cómo se van a organizar (¿seguro que es
importante?) Cuidarse mutuamente también es "repartir y compensar" la carga de trabajo, y el tiempo libre, tanto individual como colectivo.
Si luego ese pacto no se cumple, es muy probable que la relación
se resienta. Si en la práctica comprueban que lo hacen como “acordaron”, se
sentirán satisfechas ambas personas por cumplir con el modelo de pareja pactado,
sin trampas ¿De acuerdo?
El
modelo tradicional de pareja heterosexual, con un hombre "cabeza de familia"
proveedor, y una mujer madre-esposa dependiente tiene muchas repercusiones y efectos. Uno de
los más importantes es el económico. Por eso pregunto, ¿la independencia económica para
ambas personas de la pareja es necesaria? Parece lógico que sí. Seguramente me
lo parece por la misma razón de antes: el modelo doble proveedor-doble cuidador es lo propio de nuestro modelo
igualitario.
¿Creemos que ha reflexionado lo suficiente una mujer hoy por hoy
que “decide” dejar su empleo cuando es madre? Sigue habiendo muchas más de las que pensamos. En un modelo de pareja igualitario no encaja
una relación de subordinación. No puede haber un miembro rico y poderoso (con
capacidad de agencia, en la mayoría de los casos el hombre), conviviendo con un
miembro “pobre”, dependiente (en la mayoría de los casos la mujer). Son relaciones de poder. No puede
haber un miembro “privilegiado” conviviendo con un miembro “servicial”. Repito, una
pareja igualitaria ideal aspira a ser doble proveedora y doble cuidadora-servidora.
¿Siempre
fue así? ¿Lo viven igual una pareja de 60 años que está planteándose
actualmente un divorcio y está con los inconvenientes del modelo estampados en la cara, que otra pareja joven de hoy? Una se casó hace 40 años
cuando no había divorcio y los dos miembros de la pareja asumían las reglas del
juego. Parece lógico que no es igual ¿Demasiado simple hasta
aquí?
¿Qué
ocurre cuando algo falla, y un miembro entra en el desempleo? ¿Cómo se
reajustan las tareas cuando es él quien deja de ingresar? ¿El hecho afecta por
igual a ellos que a ellas? Vuelvo a la preocupación del principio, ¿esto puede afectar a la estabilidad de la pareja? En caso de que se responda afirmativamente, ¿por qué motivos?
Los datos
actuales, incluso en las parejas jóvenes con unas expectativas supuestamente
iguales, siguen dando unos resultados desiguales en los usos de los tiempos
¿Produce esto conflictos en las discusiones actuales? ¿Cómo se gestionan? ¿Hay incumplimiento de los contratos?
¿El tira y afloja en todas estas cuestiones es una “pelea entre iguales” o afloran todos los fantasmas de la socialización de género?
¿Somos
libres para seguir en una pareja (estable)? ¿Qué necesitaríamos para serlo?
Estos
pensamientos en alto aparentemente simples y seguramente nada novedosos me han
surgido cuando he leído “la conclusión” de un estudio sociológico americano
sobre la materia:
“la
independencia económica de las mujeres no aumenta la
tasa de divorcio, lo que disipa la creencia popular hasta ahora asimilada”.
Se entiende bien lo que pretende decir, y algunos flecos entre líneas pueden ser provocativos, pero me ha apetecido en este momento ir muy despacio en esta cuestión ¿De qué sirve NO divorciarte si es porque NO se
puede? ¿De qué estabilidad hablamos? ¿No será que falta hacer una mínima reflexión sobre quiénes somos, y
qué expectativas tenemos? ¿Trabajamos por nuestra libertad de decidir verbalizando sobre estos aspectos cotidianos de las relaciones de género?
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