Voy a hablar hoy del cromosoma X y del cromosoma Y, pero en
broma. Y procuraré que sea una broma inteligente. Hablaré de espermatozoides y
de óvulos, es decir de sexo. Esta palabra produce el milagro de resaltar
siempre aquel texto donde aparece. Por eso lo he puesto, para llamar vuestra
atención y espero que dibujar una sonrisa. Los buscadores de la red le tienen enchufe si haces eso. Y hablaré sobre todo de lo que más me importa, aprovechándo este simpático dibujo, hablaré de
expertozoides y de óluvos, en un divertimento de género.
Todo el mundo tiene, en el núcleo de casi todas sus células,
23 pares de cromosomas, por eso las llamamos células diploides. El espermatozoide es una célula haploide, porque tiene la mitad de cromosomas, constituye el gameto masculino. Se produce en
los testículos. Voy a procurar no ser demasiado pedante recargándolo de adornos, lo haré únicamente cuando lo pida el guión. Podríamos extendernos
en el proceso de maduración de los espermatozoides, hecho que finaliza en el
epidídimo, pero no lo voy a hacer, vamos a suponer que todos son muy maduros.
Curiosamente son las únicas células en
poseer flagelo. Esto le ayuda a ser una
célula con alta movilidad, capaz de nadar libremente e ir a donde le dé la
gana. Es el rey del espacio público. En
la fecundación humana, los espermatozoides contribuyen por igual, a la nueva célula diploide, uniéndose los 23
cromosomas del espermatozoide con los 23 cromosomas del óvulo, que es el gameto
femenino, también haploide. Los espermatozoides son de dos tipos. Pueden llevar cromosoma sexual
X o Y, mientras que el óvulo lleva sólo el cromosoma X, no hay de dos tipos. Se
llaman así los cromosomas por la forma que tienen, ya que se parecen a las letras.
Más de
la mitad de la gente, ¡las mujeres no son una minoría!, sino el 50,5% de la población mundial,
tienen el par de cromosomas sexuales iguales. Suman el X de uno y el otro X de la
otra, y así tienen XX. Y casi la mitad de la población mundial, los hombres, tiene sus
cromosomas sexuales diferentes. Tienen XY que corresponde al X del óvulo, más en
este caso a un espermatozoide que tenía un Y. No nos vamos a perder ahora en especular o jugar
con lo que perdemos en ese cacho que nos falta, o en lo que “ganamos por no tenerlo". ¡Ay el
trozo perdido!
Que nadie saque ahí más conclusiones de momento. Recapitulo: cualquier célula
es diploide, y los gametos, es decir, los expertozoides y los óluvos,
tienen la mitad de cromosomas, son por eso haploides. Es un truco muy fácil. Al
juntarse, ya son de nuevo un huevo fecundado y completo, ni más ni menos. A partir de ahí,
mediante las mitosis aparecen las divisiones celulares. En este caso, la
metáfora de la media naranja al juntarse, podría valer, pero solo en este caso,
no como normalmente se utiliza, que resulta una fuente de muchos problemas. Estos gametos
haploides, sin personalidad propia por separado, dicho entre comillas, para este divertimento van a cobrar una personalidad. Los expertozoides son de dos tipos, y según cuál
sea el que corone la cumbre, llegue a la meta, triunfe, tenga éxito, es el
que gana. Ganará uno del bando de las X o bien otro del bando de las Y. Hasta aquí es bastante
sencillo. Ponemos el foco en la carrera.
Pero voy a seguir utilizando palabras para narrar esta bonita
historia. Eso quiere decir que también hablo de lenguaje, y de relatos,
discursos, de imaginarios. No está de más que los hombres sepamos que se
puede hacer o no, un uso sexista del lenguaje. Depende de pensar en
ello y elegir lo que se quiera, sabiendo que tanto los grados como las
intenciones, son múltiples.Vemos que también estamos hablando de metáforas, más o menos
poéticas de describir la realidad.Pero por favor que nadie se pierda. Sigamos adelante.
He escuchado recientemente varias veces utilizar
la carrera de los espermatozoides hacia el óvulo como metáfora de la
competición y el éxito. (Aprovecho para saludar a la entidad que aparece en el dibujo). Casualmente, se lo he oído a hombres en su
gran mayoría. Me parece bien, se entiende. Para darnos ánimos, para insinuar que
las tareas muy complejas también se resuelven. Los sucesos poco improbables, también ocurren, se dan si lo deseas
con fuerza y trabajas duro para ello. Al final la recompensa llega.
¡ Fíjate que éramos un
espermatozoide sobre millones y millones y fuimos nosotros!
Cosas más
difíciles se han logrado, ¿no es así? La norma, las reglas del juego están ya
definidas. Están definidos los jugadores, de dos tipos recordamos, la pista bien
definida, la meta bien definida.
El líquido preseminal, o también apodado preeyaculatorio,
fluido preseminal o fluido de Cowper, producido en las glándulas de dicho
nombre, entra en escena. Ya se sabe que las cosas importantes se nombran mucho, con nombres diferentes, y el ego de los
varones en la historia de la ciencia ha actuado con fuerza a la hora de dejar su huella ( ¡Manuel que te
pierdes!). Pues decía, que es una substancia viscosa, un líquido que se expele por la uretra
antes de la eyaculación, cuando el hombre está sexualmente excitado. Actúa como
lubricante, mojando las paredes de la uretra. Facilita la expulsión, pues no
son tan autónomos ni tan expertos como se pensaba. Hace de neutralizador de ácidos ante los restos de la orina.
¡Es muy cansado tener que estar constantemente decidiendo una función u otra, y
preparar pertinentemente el escenario o tenerlo limpio!
Son como el personal en las carreras, aguadores, y quienes alimentan al paso de los corredores y corredoras.Reparten las calorías necesarias para tanto esfuerzo. Hay que saber que los ambientes ácidos son hostiles para el esperma.
Normalmente la vagina es ácida, ¡vaya!, por tanto en la segunda
mitad del trayecto tampoco será fácil. ¡ Excusas y otra oportunidad de echar la
culpa a la otra parte del recorrido!
Se dice que gana el más rápido, quien lo tiene claro, quien
no pierde el tiempo, quien va al grano. No basta tener ambición para obtener
éxito, también hace falta un poco de suerte de la que es limpia o buena suerte, o un poco de
trampas, de la suerte sucia. Pues bien, supongo que los hombres que se expresan
con este símil, tienen claro que se
identifican con la parte Y de sí mismos. Tal vez no lo sepan. Podíamos decir que es
androcéntrico tanto el sistema como los jugadores. Me parece bien, es simple
divertimento. La lectura aún es fácil de seguir, ¿verdad?
Habría quedado ahí la cosa si no hubiera igualmente escuchado
ese símil a dos mujeres. ¡Qué interesante! Además les pega, parece
lógico, conociendo parte de sus biografías. Es fácil entender que se identifican con una parte X de
sí mismas, no podría ser de otro modo, pero en concreto la más activa, la que hace la carrera. Mujeres que
fueron expertozoides X. La que se
pelea con sus compañeros tipo Y. Tal vez no cuestionan el sistema, ni las reglas,
o el terreno de juego. Se ven con posibilidades, de hecho, el estar ahí es una
demostración de que triunfaron, de que ganaron también entre millones. Me parece bien, es un divertimento igualmente.
Son dos mujeres estupendas, dicho sea de paso. Quizá, más que sentirse iguales
en la diferencia con sus compañeros varones, tal vez están igualadas, muy
parecidas a ellos, pero yo no soy nadie para criticar ni dar consejos. Han
ganado la batalla de la vida igual que en su época haploide.
Para quienes me habéis seguido hasta aquí, a ver qué os parece lo siguiente que planteo. Os propongo cambiar la metáfora. Me apetece identificarme
con la parte X del óvulo de mi madre, que también es mío, que también soy yo.
Imaginad que soy ese óluvo, con su cromosoma X. Llevo muchos
meses, uno detrás del otro, incluso años, esperando el momento estoicamente en el ovario. ¡Ahora es el momento! Otras células compañeras demostraron antes aquello de lo que fueron capaces, cumpliendo otra regla, la mayoría sin éxito.
Ellas habían tenido más suerte, o estaban mejor colocadas, o lo hicieron bien, por
eso actuaron primero. ¡Qué sé yo! En mi caso hubo que esperar. Esta vez me toca
a mí. Una compañera de celda de ovario le había regalado a otra, un bello poema de
Mario Benedetti, animándola a resistir. Has desarrollado en la espera
muchos valores entre ellos la paciencia, y el apunte literario llena de cultura y de belleza la espera.
Eso sí, es consciente todo óluvo de que
tiene una sola oportunidad, se la juega. Es una oportunidad única.
El concepto éxito, o las prisas, o la competición es completamente diferente en este caso. Pero sin embargo también tiene que ser autónoma, y necesita comer.
Es posible que la noticia de prepararse le haya alterado emocionalmente. Hay mucho miedo,
una razonable alegría y angustia a la vez. Otros
muchos óluvos con su correspondiente cromosoma X se quedan para otros meses
futuros. Además, no hay oportunidades eternas, por lo que muchas se quedarán sin
actuar nunca. Es complejo, también algunas simplemente no quieren, o eso parece.
Es posible
que en la espera, desarrollan quizá un sentimiento espiritual, de “óvulo
escogido”, eso le sirve, o le da ánimos. Motivo para sentirse una privilegiada.
En el ovario, desde siempre, se rumorea que no es el expertozoide
más rápido el que siempre gana. Se dice que depende de lo que tú hagas. Hay muchas
cosas que no te cuadran sin embargo, porque con cierta frecuencia gana en
efecto el que primero llega. O aunque no llegue primero el ganador viene con enchufe, con
privilegios. Eso sin contar que son algunos óluvos quienes parece que eligen a ese más rápido o al que hace trampas.
El caso es en realidad, que sin
saber si es cierto, ni por qué lo crees, piensas que si eres un óluvo empoderado eliges quién entra y quién
no. La biología no es matemática. Actualmente ni las propias matemáticas son lo que eran, o
lo que otros dicen que son.
Ahora es el momento, te repites una y otra vez como un
mantra. Has echado el ojo a un expertozoide que viene a lo lejos. En el espermatozoide hay
una zona, en la cabeza, llamado acrosoma que actua a modo de casco químico. Tiene
una capa formada por unas proteínas ( las enzimas hialuronidasa y la acrosina, estos
adornos son para darle un rigor centífico). Las enzimas favorecen la rotura, la
debilidad de las paredes del óvulo, concretamente la zona pelúcida que rodea al
ovocito. O al menos eso dicen. Así se abre un canal al interior del óvulo. En mi particular cuento depende.
A lo lejos, el que va rezagado, charlando por doquier,
sonriendo, ¡aquel!, es el que te gusta. Quizá eres tú quien vas modificando el
sistema sodio-potasio de la membrana pelúcida para modificar la permeabilidad
en la zona concreta que a ti te interesa. Esa es la llave aunque tampoco estás
segura. Intentas llamar su atención, ayudarle a distancia, todo es más difícil
de lo que parece. Es emocionante, trabajo en equipo, una tarea equitativa, importa el fin y los medios, los propósitos,
el momento…
Y todavía tienes que escuchar reclamaciones de otros expertozoides que protestan. Dicen que no es justo, que ellos han sido más
rápidos. Son rápidamente tontos y no entienden nada. ¡Ay, ay, expertozoides
tenían que ser, dicen otros óvulos un poco “ovulistas”. Yo tampoco les culpo,
puesto que eso es lo que han aprendido en el ovario desde siempre.
No está tan
claro. Saben de sobra que es una mezcla entre privilegios, trampas, un poco de
suerte, y correr, correr, correr, ser el más rápido. Por otra parte, también el talento, los méritos, si eres más listo o lista, si has tenido más cuidado o te lo has currado. Todos son elementos que influyen. ¡Quién
sabe, como a cada cual le apetezca! Hasta los asuntos de sexo están por construir. Hoy la historia me apetece contarla así.Esta alegoría inventada que cambia o puede cambiar la visión
de las cosas es un simple divertimento, una de óluvos y expertozoides. ¿Por qué no?
Interesante cuento con rigor científico y narrativa a la vez...
ResponderEliminarMuchas gracias Mª Carmen. Efectivamente he intentado hacer eso que comentas. La parte más compleja y arriesgada era la relativa al transfondo consciente, o a veces inconsciente de las metáforas o símiles que utilizamos normalmente. Y de paso entre líneas algo del humor que me gusta. Gracias.
EliminarY oluvizado me quedé
ResponderEliminarcual expertozoide fetén,
bueno, no entiendo muy bien
pero me ha gustado.
Perdona... Creo que sí entiendo
pero me gustaría poder cambiarlo,
coger las trampas del cuento
y que alrededor mío sean un fracaso
para que se aprecie el ser
y se regalen los billetes,
si es que los quieres.
Saludos y buen día.
Je je... lo de regalar
sí que no se entiende,
tampoco había intereses
en el óluvo de Buendía
al elegir una sonrisa
sin conocer lo que venía.
Muchas gracias Lisardo. Me gusta tu estilo, jaja. Me alegra mucho ver, saber, que nos hemos pro-vocado... Un abrazo.
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