¿QUIÉN SOY?




Este es el blog de MANUEL BUENDÍA BERCEDO. Pretendo mostrar una propuesta profesional y particular acerca de la Igualdad de Género y las Masculinidades. Veremos algunas respuestas a la pregunta anterior pero sobre todo, haremos muchas más preguntas para invitar o implicar a otros hombres en la Igualdad.



miércoles, 12 de junio de 2013

Divertimento con una historia de expertozoides y óluvos



Voy a hablar hoy del cromosoma X y del cromosoma Y, pero en broma. Y procuraré que sea una broma inteligente. Hablaré de espermatozoides y de óvulos, es decir de sexo. Esta palabra produce el milagro de resaltar siempre aquel texto donde aparece. Por eso lo he puesto, para llamar vuestra atención y espero que dibujar una sonrisa. Los buscadores de la red le tienen enchufe si haces eso. Y hablaré sobre todo de lo que más me importa, aprovechándo este simpático dibujo, hablaré de expertozoides y de óluvos, en un divertimento de género.


Todo el mundo tiene, en el núcleo de casi todas sus células, 23 pares de cromosomas, por eso las llamamos células diploides.  El espermatozoide es una célula haploide, porque tiene la mitad de cromosomas, constituye el gameto masculino. Se produce en los testículos. Voy a procurar no ser demasiado pedante recargándolo de adornos, lo haré únicamente cuando lo pida el guión. Podríamos extendernos en el proceso de maduración de los espermatozoides, hecho que finaliza en el epidídimo, pero no lo voy a hacer, vamos a suponer que todos son muy maduros. Curiosamente  son las únicas células en poseer  flagelo. Esto le ayuda a ser una célula con alta movilidad, capaz de nadar libremente e ir a donde le dé la gana. Es el rey del  espacio público. En la fecundación humana, los espermatozoides contribuyen por igual, a la nueva célula diploide, uniéndose los 23 cromosomas del espermatozoide con los 23 cromosomas del óvulo, que es el gameto femenino, también haploide. Los espermatozoides son de dos tipos. Pueden llevar cromosoma sexual X o Y, mientras que el óvulo lleva sólo el cromosoma X, no hay de dos tipos. Se llaman así los cromosomas por la forma que tienen, ya que se parecen a las letras. 
Más de la mitad de la gente, ¡las mujeres no son una minoría!, sino el 50,5% de la población mundial, tienen el par de cromosomas sexuales  iguales. Suman el X de uno y el otro X de la otra, y así tienen XX. Y  casi la mitad de la población mundial, los hombres, tiene sus cromosomas sexuales diferentes. Tienen XY que corresponde al X del óvulo, más en este caso a un espermatozoide que tenía un Y. No nos vamos a perder ahora en especular o jugar con lo que perdemos en ese cacho que nos falta, o en lo que “ganamos por no tenerlo". ¡Ay el trozo perdido!


Que nadie saque ahí más conclusiones de momento. Recapitulo: cualquier célula es diploide, y los gametos, es decir, los expertozoides y los óluvos, tienen la mitad de cromosomas, son por eso haploides. Es un truco muy fácil. Al juntarse, ya son de nuevo un huevo fecundado y completo, ni más ni menos. A partir de ahí, mediante las mitosis aparecen las divisiones celulares. En este caso, la metáfora de la media naranja al juntarse, podría valer, pero solo en este caso, no  como normalmente se utiliza, que resulta una fuente de muchos problemas. Estos gametos haploides, sin personalidad propia por separado, dicho entre comillas, para este divertimento van a cobrar una personalidad. Los expertozoides son de dos tipos, y según cuál sea el que corone la cumbre, llegue a la meta, triunfe, tenga éxito, es el que gana. Ganará uno del bando de las X o bien otro del bando de las Y. Hasta aquí es bastante sencillo. Ponemos el foco en la carrera. 

Pero voy a seguir utilizando palabras para narrar esta bonita historia. Eso quiere decir que también hablo de lenguaje, y de relatos, discursos, de imaginarios. No está de más que los hombres sepamos que se puede hacer o no, un uso sexista del lenguaje. Depende de pensar en ello y elegir lo que se quiera, sabiendo que tanto los grados  como las  intenciones, son múltiples.Vemos que también estamos hablando de metáforas, más o menos poéticas de describir la realidad.Pero por favor que nadie se pierda. Sigamos adelante.

He escuchado recientemente varias veces utilizar la carrera de los espermatozoides hacia el óvulo como metáfora de la competición y el éxito. (Aprovecho para saludar a la entidad que aparece en el dibujo). Casualmente, se lo he oído a hombres en su gran mayoría. Me parece bien, se entiende. Para darnos ánimos, para insinuar que las tareas muy complejas también se resuelven. Los sucesos poco improbables, también ocurren, se dan si lo deseas con fuerza y trabajas duro para ello. Al final la recompensa llega.


¡ Fíjate que éramos un espermatozoide sobre millones y millones y fuimos nosotros!

Cosas más difíciles se han logrado, ¿no es así? La norma, las reglas del juego están ya definidas. Están definidos los jugadores, de dos tipos recordamos, la pista bien definida, la meta bien definida.

El líquido preseminal, o también apodado preeyaculatorio, fluido preseminal o fluido de Cowper, producido en las glándulas de dicho nombre, entra en escena. Ya se sabe que las cosas importantes se nombran mucho, con nombres diferentes, y el ego de los varones en la historia de la ciencia ha actuado con fuerza a la hora de dejar su huella ( ¡Manuel que te pierdes!). Pues decía, que es una substancia viscosa, un líquido que se expele por la uretra antes de la eyaculación, cuando el hombre está sexualmente excitado. Actúa como lubricante, mojando las paredes de la uretra. Facilita la expulsión, pues no son tan autónomos ni tan expertos como se pensaba. Hace de neutralizador de ácidos ante los restos de la orina. ¡Es muy cansado tener que estar constantemente decidiendo una función u otra, y preparar pertinentemente el escenario o tenerlo limpio!

Son como el personal en las carreras, aguadores, y quienes alimentan al paso de los corredores y corredoras.Reparten las calorías necesarias para tanto esfuerzo. Hay que saber que los ambientes ácidos son hostiles para el esperma. Normalmente la vagina es ácida, ¡vaya!,  por tanto en la segunda mitad del trayecto tampoco será fácil. ¡ Excusas y otra oportunidad de echar la culpa a la otra parte del recorrido!


Se dice que gana el más rápido, quien lo tiene claro, quien no pierde el tiempo, quien va al grano. No basta tener ambición para obtener éxito, también hace falta un poco de suerte de la que es limpia o buena suerte, o un poco de trampas, de la suerte sucia. Pues bien, supongo que los hombres que se expresan con este símil, tienen claro que se identifican con la parte Y de sí mismos. Tal vez no lo sepan. Podíamos decir que es androcéntrico tanto el sistema como los jugadores. Me parece bien, es simple divertimento. La lectura aún es fácil de seguir, ¿verdad?


Habría quedado ahí la cosa si no hubiera igualmente escuchado ese símil a dos mujeres. ¡Qué interesante! Además les pega, parece lógico, conociendo parte de sus biografías. Es fácil  entender que se identifican con una parte X de sí mismas, no podría ser de otro modo, pero en concreto la más activa, la que hace la carrera. Mujeres que fueron expertozoides X.  La que se pelea con sus compañeros tipo Y. Tal vez no cuestionan el sistema, ni las reglas, o el terreno de juego. Se ven con posibilidades, de hecho, el estar ahí es una demostración de que triunfaron, de que ganaron también entre millones. Me parece bien, es un divertimento igualmente. Son dos mujeres estupendas, dicho sea de paso. Quizá, más que sentirse iguales en la diferencia con sus compañeros varones, tal vez están igualadas, muy parecidas a ellos, pero yo no soy nadie para criticar ni dar consejos. Han ganado la batalla de la vida igual que en su época haploide.


Para quienes me habéis seguido  hasta aquí, a ver qué os parece lo siguiente que planteo.  Os propongo cambiar la metáfora. Me apetece identificarme con la parte X del óvulo de mi madre, que también es mío, que también soy yo.


Imaginad que soy ese óluvo, con su cromosoma X. Llevo muchos meses, uno detrás del otro, incluso años, esperando el momento estoicamente en el ovario. ¡Ahora es el momento! Otras células compañeras demostraron antes aquello de lo que fueron capaces, cumpliendo otra regla, la mayoría sin éxito. Ellas habían tenido más suerte, o estaban mejor colocadas, o lo hicieron bien, por eso actuaron primero. ¡Qué sé yo! En mi caso hubo que esperar. Esta vez me toca a mí. Una compañera de celda de ovario le había regalado a otra, un bello poema de Mario Benedetti, animándola a resistir. Has desarrollado en la espera muchos valores entre ellos la paciencia, y el apunte literario llena de cultura y de belleza la espera. 
Eso sí, es consciente todo óluvo de que tiene una sola oportunidad, se la juega. Es una oportunidad única. El concepto éxito, o las prisas, o la competición es completamente diferente en este caso.  Pero sin embargo también tiene que ser autónoma, y necesita comer.
Es posible que la noticia de prepararse le haya alterado emocionalmente. Hay mucho miedo, una razonable alegría y angustia a la vez.  Otros muchos óluvos con su correspondiente cromosoma X se quedan para otros meses futuros. Además, no hay oportunidades eternas, por lo que muchas se quedarán sin actuar nunca. Es complejo, también algunas simplemente no quieren, o eso parece. 
Es posible que en la espera, desarrollan quizá un sentimiento espiritual, de “óvulo escogido”, eso le sirve, o le da ánimos. Motivo para sentirse una privilegiada.


En el ovario, desde siempre, se rumorea que no es el expertozoide más rápido el que siempre gana. Se dice que depende de lo que tú hagas. Hay muchas cosas que no te cuadran sin embargo, porque con cierta frecuencia gana en efecto el que primero llega. O aunque no llegue primero el ganador viene con enchufe, con privilegios. Eso sin contar que son algunos óluvos quienes parece que eligen a ese más rápido o al que hace trampas.


El caso es en  realidad, que sin saber si es cierto, ni por qué lo crees, piensas que si eres un óluvo empoderado eliges quién entra y quién no. La biología no es matemática. Actualmente ni las propias matemáticas son lo que eran, o lo que otros dicen que son. 


Ahora es el momento, te repites una y otra vez como un mantra. Has echado el ojo a un expertozoide que viene a lo lejos. En el espermatozoide hay una zona, en la cabeza, llamado acrosoma que actua a modo de casco químico. Tiene una capa formada por unas proteínas ( las enzimas hialuronidasa y la acrosina, estos adornos son para darle un rigor centífico). Las enzimas favorecen la rotura, la debilidad de las paredes del óvulo, concretamente la zona pelúcida que rodea al ovocito. O al menos eso dicen. Así se abre un canal al interior del óvulo. En mi particular cuento depende.

A lo lejos, el que va rezagado, charlando por doquier, sonriendo, ¡aquel!, es el que te gusta. Quizá eres tú quien vas modificando el sistema sodio-potasio de la membrana pelúcida para modificar la permeabilidad en la zona concreta que a ti te interesa. Esa es la llave aunque tampoco estás segura. Intentas llamar su atención, ayudarle a distancia, todo es más difícil de lo que parece. Es emocionante, trabajo en equipo, una tarea equitativa, importa el fin y los medios, los propósitos, el momento… 


Y todavía tienes que escuchar reclamaciones de otros expertozoides que protestan. Dicen que no es justo, que ellos han sido más rápidos. Son rápidamente tontos y no entienden nada. ¡Ay, ay, expertozoides tenían que ser, dicen otros óvulos un poco “ovulistas”. Yo tampoco les culpo, puesto que eso es lo que han aprendido en el ovario desde siempre.
No está tan claro. Saben de sobra que es una mezcla entre privilegios, trampas, un poco de suerte, y correr, correr, correr, ser el más rápido. Por otra parte, también el talento, los méritos, si eres más listo o lista, si has tenido más cuidado o te lo has currado. Todos son elementos que influyen. ¡Quién sabe, como a cada cual le apetezca! Hasta los asuntos de sexo están por construir. Hoy la historia me apetece contarla así.Esta alegoría inventada que cambia o puede cambiar la visión de las cosas es un simple divertimento, una de óluvos y expertozoides. ¿Por qué no?

4 comentarios:

  1. Interesante cuento con rigor científico y narrativa a la vez...

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    1. Muchas gracias Mª Carmen. Efectivamente he intentado hacer eso que comentas. La parte más compleja y arriesgada era la relativa al transfondo consciente, o a veces inconsciente de las metáforas o símiles que utilizamos normalmente. Y de paso entre líneas algo del humor que me gusta. Gracias.

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  2. Y oluvizado me quedé
    cual expertozoide fetén,
    bueno, no entiendo muy bien
    pero me ha gustado.

    Perdona... Creo que sí entiendo
    pero me gustaría poder cambiarlo,
    coger las trampas del cuento
    y que alrededor mío sean un fracaso
    para que se aprecie el ser
    y se regalen los billetes,
    si es que los quieres.
    Saludos y buen día.

    Je je... lo de regalar
    sí que no se entiende,
    tampoco había intereses
    en el óluvo de Buendía
    al elegir una sonrisa
    sin conocer lo que venía.

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    1. Muchas gracias Lisardo. Me gusta tu estilo, jaja. Me alegra mucho ver, saber, que nos hemos pro-vocado... Un abrazo.

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