Aquella mañana se respiraba algo en el ambiente. En el
departamento de marketing tenían muchas reuniones últimamente, demasiadas según
algunos. En los últimos meses habían tenido que digerir un ERE del 30% de la
plantilla, y acoger parte de los compañeros de la filial. Dicha filial había
cerrado para siempre después de quince años de expansión. Por tanto, últimamente se habían
incorporado más mujeres, concretamente seis mujeres y un hombre. El
clima laboral estaba muy deteriorado.Era tenso y sobre todo parecía más bien una guerra
de sexos. Para Benito, lo que había que hacer era no hablar tanto y trabajar
más.
Era viernes, y estaban esperando a que viniera Luis, el director.
La plantilla definitiva quedaba con las incorporaciones en 15 personas, ocho hombres contando
con Luis y siete mujeres, las seis nuevas y Elvira, la secretaria. Dicen que
estaba allí mucho antes de que se construyera el edificio. Era imprescindible
contar con ella para todo. Como su nombre indica, guardaba muy bien todos los secretos, como una fiel secretaria, y por qué no decirlo, como toda una madre.
¡Benito tuvo que hacer la pregunta!:
- ¡Qué coño pasa!, ¿ Es que hoy no va a venir nadie?
Vanessa, como un resorte, a quien ya desde el segundo día le
apodaron la feminista, respondió:
-¡Cómo que nadie, estamos todas! ¡Sólo faltan los hombres!
-¡Bueno, ya sabéis a lo que me refiero!,- respondió Benito
con pinta de discutir como siempre desde primera hora de la mañana.
-Pues eso, sabemos muy bien a lo que te refieres- espetó
Carmen apoyando a su amiga.
- ¡Sacáis las cosas de quicio! Antes entre tíos
ventilábamos los asuntos más rápido, y cuando las reuniones eran por la tarde, muchas veces lo terminábamos en el bar con unas cañas, pero
ahora está visto que no se puede.
Varias de ellas tienen obligaciones familiares por la tarde y no pueden participar. Vanessa, aunque está soltera, intenta decirles que eso no se puede consentir.
Aprovechando la subvención, la empresa había elaborado un Plan
de Igualdad, el año anterior, cuando todo parecía que iba bien. No se había
conseguido demasiado pero al menos, sirvió para incorporar nuevos debates, decían
unas, y para caldear el ambiente según Benito.
En ese momento de la conversación, ya había dado tiempo a que
se incorporaran dos nuevos compañeros.
-¡Por fin llegan refuerzos!-respondió Benito, dispuesto a
ponerlo aún peor.
Enrique, con aire aparentemente conciliador, añadió que el
malestar venía porque desde que han venido ellas, acaparan todas las cosas.
-¿Por qué decís eso? ¡Poned un ejemplo!- dijo Elena, la
informática.
-Pues, la selección
del concurso de ascensos, por ejemplo- respondió Carlos.
Elena también alterada, ya no pudo más y les dijo- ¿Pero
cómo podéis decir eso? ¡Si somos un 56% de mujeres en dicha selección y un 44%
de hombres, no hay tanta diferencia! ¿A eso le llamas acaparar? ¿No os dais cuenta que una cifra parecida
a esa tendría que ser lo normal en cada puesto, cada departamento, cada
empresa?
Los demás iban llegando. En realidad tampoco era del todo cierto que faltaran los hombres. Félix y Manolo también estaban desde el principio, pero al parecer, ni fueron tenidos en cuenta por ellas. Félix es un hombre muy tímido, únicamente observa, y no se mete en líos. Y Manolo, según Benito es mejor que no esté, puesto que siempre está de parte de ellas. ¡Para colmo se había cogido el permiso de paternidad!. Fue la burla durante un tiempo por ese motivo.
Lo de Jorge es todavía peor, si lo miramos friamente. Estaba en su despacho aprovechando el tiempo, y terminando unos informes. Era la mano derecha de Luis, le había entretenido por el móvil un rato antes y ya sabía que iba a llegar tarde. ¡Hay que saber gestionar la información!, se le suele oir decir.
Vanessa, que había estado callada
todo el rato desde la famosa pregunta, igual que Gladys y las demás, zanjó la cuestión con la frase en colectivo y con mayúsculas:
- ¡LO
QUE PASA ES QUE SOIS TODOS UNOS MACHISTAS, Y MUCHO MÁS QUE ME CALLO!
En realidad, fue Luis quien zanjó la cuestión llegando en
ese momento y poniendo orden.
-¡Esto parece un colegio, se os oye desde el ascensor! No
hay más tiempo que perder. El tiempo es oro. ¡Hay que ponerse las pilas y
aumentar las ventas como sea, si queremos sacar esto adelante!...
(Inauguramos sección de masculinidades y empleo )
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