Con las tres píldoras de hoy pretendo mostrar la importancia de educar la mirada. Con las gafas violetas aprendemos a ver y mirar, a oir y escuchar con una perspectiva de género. Eso significa estar sensible a las desigualdades de género, a la importancia de construir una masculinidad igualitaria. Si leemos los medios de comunicación con esa sensibilidad, lo hacemos con intención pedagógica, es decir, implicándonos en la educación y cuidados de niñas y niñas, si consumimos televisión o cine, con reflexión y espíritu crítico, o vamos por la calle fijándonos, será la única manera de comprender algo, y tener opción de cambiar y mejorar.
Buendióldora 24
El padre normalmente
tiene una opinión de sí mismo algo pobre, puesto que está convencido, lo dice
con cierta frecuencia, de que es un hombre poco culto ya que no pudo ir a la universidad. Sin embargo
tiene claro también que nunca es tarde y por eso ha jugado con su hijo desde
que era pequeño, con el periódico. En
su grupo de hombres han
hablado muchas veces de trucos para intentar compartir espacios, tiempos, y
relaciones con los menores de la casa. Ahora que Álvaro tiene quince años,
Daniel es consciente de que tiene mucha suerte puesto que a los dos les
sigue apeteciendo charlar sobre las noticias.
Ese día leen algo que les cuesta entender:
“Ya no habrá que esperar a una sentencia
condenatoria para que el acusado de
haber asesinado a su mujer deje de percibir la pensión de viudedad. La
reforma que se aprobará esta semana en el Congreso establecerá, como medida
cautelar, que se pueda retirar tal retribución desde el mismo momento en que
resulte imputado”.
Lo leen varias
veces, y sin haber diferencia, como si
estuvieran a la misma altura en edad entre uno y otro exclaman algo muy parecido:
-¡ah!, ¿pero
esto pasaba?
Leyeron en
alto todas las demás explicaciones y por fin lo entendieron. Hace años cuando
un hombre asesinaba a su mujer, podía ocurrir que el asesino cobrara la pensión
de viudedad (como si fuera un premio cruel que le concedía el sistema por haber
hecho una machada al mantener el
orden social machista y patriarcal). Ahora ya no ocurre eso.
Ahora la
violencia de género es algo que está en las leyes, y está también en el centro
del debate social de una minoría, aunque lo esquive la mayoría. La presunción
de inocencia decía que había que esperar a una sentencia firme para suspender
la pensión. Lo que ocurre es que este tema es tan terrible, y el que se diera es
tan absurdo y cruel, un insulto tan odioso a toda la sociedad, y sobre todo a
las víctimas, que era escandaloso. Por tanto como medida cautelar a partir de
ahora se suspende el cobro de la pensión desde que es imputado y hay claros
indicios.
-¡pues menos mal- dijeron los dos.
Se va
avanzando poco a poco, mejorando las leyes y adaptándolas al sentido común y hacia el lugar donde queremos que sea de
sentido común, o de plausibilidad social. Álvaro y Daniel no saben
mucho, o al menos eso creen, pero tienen mucha suerte. Cuando leen el periódico
seleccionan esa noticia y no otras, y lo hacen reflexionando sobre qué tipo de
hombres quieren ser. Y sobre todo lo hacen juntos, a otros les une una pelota,
a ellos el mirar la realidad.
B-25 Volver a
ver el cine clásico con las gafas
violetas.
Hace más de
treinta años vi la película del
gatopardo. Cuando plancho me gusta poner un canal de cine y en ese momento
daban esa película clásica. Durante el planchado de dos o tres camisas nada más, en tan sólo quince minutos pude comprobar
que casi todo el guión de la película tenía interés para el tema de las relaciones de género y las masculinidades. Con las gafas violeta adecuadas, podía darme cuenta con facilidad que trataba de los contenidos de mi trabajo.
Fueron tres perlas seguidas que tuve que apuntar en mi cuaderno de notas y que me
dispongo ahora a explicar.
1)
Entra el príncipe en una sala y observa a otro hombre al que
conoce muy bien (otro macho) mirando a su
chica. Aunque el clima es de broma le responde:
- ¡Qué miras! ¿Cortejas a
la muerte?
Una escena idéntica la he presenciado hace muy poco en un grupo de
adolescentes. La realidad imita al arte.
2) "Una camisa después", un militar
saluda a su general diciendo:
-Yo sólo les beso a las
señoras. Le beso a usted mi general porque representa a la patria que es también
una señora, y los militares amamos a esa señora.
¡ Más claro agua! En la construcción de la masculinidad siempre está
relacionado el acceso de las mujeres a una institución, (en este caso el
ejército), con los diversos grados de homofobia.
3) "Otra camisa después", le
explica el protagonista a su chica, que van
a fusilar al amanecer a los seguidores de Garibaldi. Ella le espeta
asustada y quejosa (como una damisela sensible)
que él ha cambiado, que no reconoce al hombre maravilloso y sensible del que se
enamoró. Él le aclara respondiendo:
-No, soy el mismo lo que
ocurre es que tú no lo puedes comprender.
El caballero se va y se une a otros hombres vestidos de militar
que han escuchado la escena y les completa:
-¡Está deliciosa cuando se
enfada!
Para
construirnos una masculinidad positiva hemos de trabajarnos los tres pilares
clásicos que observamos en cualquier sitio, antiguo o actual con un poco de
sensibilidad o perspectiva de género que tengamos: el machismo, la homofobia y la misoginia.
Son tres
pilares, tres camisas y quince minutos de un clásico.
B-26 Veraneando en mi
ciudad harto de ver fantasmas.
Vivo y veraneo
en Santander. He tenido la oportunidad una vez más de visitar el interior del
palacio de la Magdalena, residencia de verano del rey Alfonso XIII en su inicio
y actualmente la sede de la UIMP, Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
En la visita
guiada se encuentra un cuadro llamado los
fantasmas, que es uno de los platos fuertes del recorrido, donde se observa una foto de familia, del rey con veinte o
treinta personalidades de la época. A principio del siglo XX, para que las
fotos no salieran movidas, era preciso estarse quieto durante cinco minutos y
no parece que dichas personalidades estuvieran acostumbradas a obedecer a un
simple fotógrafo, por lo cual hay dos que se movieron, y en el resultado final aparece
la sombra de la cabeza como si fueran fantasmas.
La guía
emocionada por el momento estelar nos hace una pregunta cuya respuesta a adivinar
es el descubrir a los dos fantasmas:
-¿Qué le veis en la foto?
Allí mismo
dijeron cuatro o cinco alternativas distintas, alguna muy interesante y otras
bastante más rebuscadas.
Como es mi
dominio de acción, claramente supe qué decir. Y respondí con una clara intención
política:
-
¡Son todos hombres. No hay mujeres!
Esa no es la
respuesta correcta, como es lógico. Yo no pretendía acertar. Todo el mundo sabe
que la práctica totalidad de fotos realizadas al principio del siglo XX,
aparecen hombres. Y es necesario echar mano de algún estudio feminista para
visibilizar la representatividad de las mujeres en la historia. Lo chocante
para mí y lo que justifica esta vez que os cuente esta anécdota personal es lo
que comentó ingenuamente en alto la guía, una chica muy joven por cierto:
-
¡Uy, qué original! ¡De todas las visitas que llevo hechas, eso es la
primera vez que me lo responden, y me han dicho de todo, hasta me han contado
los bigotes!
Esa es la
clave. Ya me joroba seguir siendo
original con estas cosas. Hombres y mujeres estamos hipnotizados por un
orden social patriarcal para contar sólo bigotes. Esta anécdota es objetiva
y de una fuerza simbólica poderosa. En
ese rango inconsciente es donde tenemos que intervenir. Hasta que no lo
hagamos, todo nos parecerá mucho más difícil. Hasta que no incluyamos la
perspectiva de género en el discurso, en la cosmovisión, en la práctica
cotidiana, todo lo que se avance se
evaporará. Será como lo que se estudia la víspera para los exámenes,
que aunque se estudie mil veces siempre parece nuevo.