¿QUIÉN SOY?




Este es el blog de MANUEL BUENDÍA BERCEDO. Pretendo mostrar una propuesta profesional y particular acerca de la Igualdad de Género y las Masculinidades. Veremos algunas respuestas a la pregunta anterior pero sobre todo, haremos muchas más preguntas para invitar o implicar a otros hombres en la Igualdad.



sábado, 12 de diciembre de 2015

¿Las mujeres pueden escribir cuentos astutos?



30- ¿Seguro que no había  cuentos astutos escritos por mujeres?


Un día revisando la biblioteca pública encontré este simpático librito de cuentos recopilados por una mujer.

No tengo nada contra la escritora  ni contra los criterios muy justificados seguramente que empleó para hacer la  selección de los trece cuentos astutos.

Tampoco critico la calidad de los autores, la ponderación de las distintas épocas históricas, o la repartición de los  orígenes geográficos.

Pero a mí me llama la atención que no aparezca ninguna mujer en un libro actual sobre una recopilación de todas las épocas y lugares.

¿Les falta astucia a las mujeres para escribir? Yo afirmo que no. Eso sí que es un gran cuento…




31-Aceptar la incertidumbre en la oficina.


Felisa es una mujer ejecutiva de una multinacional muy masculinizada, que recurrió a una coach de género para ayudarla a conciliar su vida personal, familiar y laboral, y para aumentar la confianza en sí misma en el ambiente de trabajo.

Entre las dos habían trabajado una serie de aspectos sobre la estructura y relaciones en su puesto  de trabajo. El jefe de Felisa sabe disimular muy bien cuando se encuentra inseguro. Ella ha aprendido a notarlo, y sin querer, como una madre tradicional, se echa a sus espaldas esa responsabilidad que no le corresponde. Ni que decir tiene que esa tarea nadie se la paga ni reconoce.


Se dio cuenta de varias cosas más que podía mejorar. Felisa es madre soltera. Su hija de cinco años le proporciona mucha felicidad pero no llega a todo. Menos mal que cuenta con la abuela. El problema es que tiene tanta responsabilidad, está tan preocupada, que a menudo “piensa que no lo logrará” y se lo cuenta a todo el mundo.  Los hombres con los que compite no hacen eso, ellos disimulan.

Tiene la sensación de que todas las compañeras de trabajo piensan que están ahí porque se lo merecen con creces. Seguro que es verdad.  Todas están donde están por la excelente actuación y lo saben. Algunos de ellos quizá no se lo merezcan tanto pero no importa, ni se lo plantean. Con los años varias de ellas han aprendido a adoptar un modelo muy perfeccionista. No suelen explicitar que saben algo hasta que no están seguras de que es así. Seguramente son cuestiones tan discutibles como sutiles.

Sin embargo tienen la sensación, Felisa entre ellas, de que varios de sus compañeros saben disimular. Parece que ellos están entrenados a salir al terreno de juego y sólo preocuparse en jugar y ganar. Sus fanfarronadas les ayudan a parecer que saben, y a intentar salir bien parados ¿Por qué no aprender a hacer algo parecido observando que a ellos les sale tan bien?


Felisa sabe que hasta que no está completamente segura de su movimiento, no se mueve. Y eso no puede ser. A partir de ahora irá viendo. Aprenderá a improvisar.

Pondrá encima de la mesa las cartas con su jefe: él tiene que reconocer en público de alguna manera que la necesita o que la considera. No es obligatorio que todo el mundo sepa las debilidades de Felisa, los demás no lo confiesan constantemente sin necesidad. No será ella quien las diga, las demás personas que se esfuercen en averiguarlas. Hacer eso, callarse,  no es mentir. Sabe que es muy valiosa, tanto en casa como en el trabajo, pero no es perfecta, nadie lo es.


Es una fantasía el pretender estar segura en todos los campos.
- ¿Por qué no aprender algunos aspectos útiles de quienes llevan muchos siglos trabajando fuera de casa?-algo que se cuestiona a sí misma. Sabe que muchos de sus  compañeros hombres están muy verdes en la esfera privada o doméstica; tendrán individualmente que trabajárselo en un futuro muy próximo, o si no, tendrán dificultades,  pero eso ahora no es su problema. Felisa únicamente es madre de su hija, la única a la que tiene que rendir cuentas en ese aspecto. Su jefe tiene que ser consciente de todo lo que ella vale.



32- ¡Jorge le dijo a su mujer que tenía el deber de agradar!

-¿Será verdad que soy un machista?- se decía Jorge cuando bajaba las escaleras de su casa- ¡si yo le estoy reconociendo todo lo que vale y lo buena que está!


Habían discutido porque se le había escapado que "lo normal es que las mujeres tienen la costumbre de agradar estéticamente, estar atractivas y presentables".


A Jorge le parece a veces que es un poco rollo esto de tener una compañera feminista. Esta vez no es para tanto. Está siempre con la escopeta cargada. No entiende algunas de las frases que le escucha cuando da sus mítines de feminista. Él sólo dijo que las mujeres tienen el derecho de agradar, y ella le espetó:


¡Una mujer actual y moderna paga con su libertad con el puñetero deber de la belleza impuesta!

¡Decir que las mujeres son el sexo que debe agradar es una consigna del patriarcado machista!

¡No es justo que las mujeres seamos esclavas de la belleza, la cosmética y la cirugía!

¡La ley del agrado es machista!



Jorge piensa que él no tiene la culpa. Y además muchas mujeres están de acuerdo, por lo cual no es asunto suyo, ¡que se aclaren entre ellas! No hay más que ver la televisión, la publicidad o las revistas femeninas. Todo eso se le ocurre en un principio cuando la escucha sus protestas.

Jorge reconoce que está hecho un lío. Posteriormente reconoce que seguramente es verdad que tiene en su cabeza muchas ideas machistas, y quisiera ponerle remedio a eso. Va a procurar soltar ese lastre. Pero...de lo que aprendió desde niño, ¿tiene él toda la culpa?


Cuando llegó a la calle se dio cuenta de una cosa importante. Al menos reconoce que no es bueno tener la obligación de ajustarse a una horma rígida, como si todo el mundo tuviera que usar el mismo número de zapatos. Tener libertad es intentar ser dueño de ti mismo.  Quizá es verdad que las mujeres no son dueñas de sí mismas cuando se creen en la obligación de ajustarse a la horma o el canon de belleza que impone la publicidad y los medios.


A Jorge le agrada Carla tal como es. Eso es lo que quería decir. Retira lo anterior. No es lo mismo que muchas mujeres tengan la costumbre de obsesionarse con la estética a decir que sea un derecho, y mucho menos un deber.

Jorge está hecho un lío, pero algo ha comprendido, hoy ha soltado un pequeño  lastre. A la hora de la comida se lo dirá y  empezará de nuevo…

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