¿QUIÉN SOY?




Este es el blog de MANUEL BUENDÍA BERCEDO. Pretendo mostrar una propuesta profesional y particular acerca de la Igualdad de Género y las Masculinidades. Veremos algunas respuestas a la pregunta anterior pero sobre todo, haremos muchas más preguntas para invitar o implicar a otros hombres en la Igualdad.



jueves, 25 de abril de 2013

AQUÍ DESCANSA UNA PALOMA QUE NO SUPO VOLAR





“Aquí descansa una paloma que nunca supo volar”

 
Anoche hablamos de la muerte. Carlos San Martín, sexólogo y terapeúta, y entre otras cosas amigo, nos convocó a otra tertulia, en su programa habitual “Encuentros con”.  Pudimos escuchar a  la sicóloga especialista en sico-oncología Noelia Palacio, que nos habló con una voz “balsámica”, de lo que no se habla. Es diferente la muerte que el morir, que es en sí un proceso y además personal e intransferible. Noelia nos recordó para empezar, que existe una “conspiración del silencio” sobre este tema, que es hoy tabú. Esto se une a una larga  lista de asuntos donde hay un pacto de silencio, a veces explícito y otras  no, y que tienen mucho que ver con el espíritu de este blog, por lo que voy a intentar poner un granito de arena y propagar algunas de las ideas deliciosas que recuerdo, del encuentro de ayer…


Habló de comunicación, y cómo transmitimos la información los profesionales, en asuntos delicados, y en concreto la salud lo es. El sufrimiento tiene “mala prensa”, no es agradable, pero hemos de aprender a adaptarnos. El sufrimiento no coincide con el dolor. Al dolor se le puede catalogar, limitar. El sufrimiento es más complejo. Tiene relación con la percepción de uno mismo, de una misma, hacia dicho dolor. El clásico dilema de mapa y territorio. Tapar los problemas, negarlos, ocultarlos, aparentar una “felicidad fingida” por imperativos sociales, tomar esa pastilla enseguida que solo favorece al mercado farmacéutico, la tendencia a sicopatologizar o poner etiquetas, por ejemplo, son elementos que hay que desaprender. De hecho, a menudo se produce un rebote al reprimir las emociones, que afloran con más fuerza en forma de pensamientos muy negativos u obsesiones.


Fluyeron suavemente elementos importantes como el don de la palabra, el acompañamiento, el cuidado, el estar disponible, el ocuparse, en sus medidas más idóneas, para cada caso. Hablamos del cuidado y acompañamiento a enfermos terminales o no, o sobre los cuidados paliativos. Deberíamos además decir que hay que cuidar al cuidador, que mayormente es cuidadora. En general, subyace  las crisis de los cuidados en un sentido amplio. Y en este blog tendremos oportunidad más delante, de todo lo referido a la implicación de los varones en particular, que es otro pacto de silencio añadido y que el sistema patriarcal se empeña en disimular
Nos comentó que hay muchos cánceres que se curan, y esa superación, debido a que la persona se ha implicado tanto personalmente en el proceso, ha puesto la carne en el asador, le sirve de experiencia, de motor vital en adelante .


Se habló de emociones como la tristeza. Es normal que la persona enferma se preocupe, o pueda tener en ocasiones pensamientos autodestructivos, rechazo, enfado, se pregunte por qué le pasó a él. Se cuestionen, nos cuestionemos, todo tipo de creencias, incluidos los sentimientos religiosos o de existenciales de otro tipo, o no lo haga. Y si me lo permitís, las trampas en el solitario, o las argucias manipulativas políticas se desmoronan a la hora de la verdad, o no, o resurgen en diferentes direcciones. 
Se habló del duelo y sus fases. De lucha y aceptación ante la enfermedad, que no son contrarios. Se entremezclan. Hay lucha cuando hay objetivo y propósito, y aceptación cuando se asume la realidad, algo previo necesario que reconocer antes de actuar, o al mismo tiempo. La resignación es otra cosa.


La memoria, los recuerdos, el pasado y ese “futuro” con las horas bien o mal contadas. El tiempo y sus usos. Tratar con perspectiva de género los usos del tiempo es esencial para avanzar en una equidad de género. 
Salió la vejez, las mentiras sobre el tiempo, de nuevo el cuidado, los cuidados. Surgió el proteger, y/o sobreproteger a la persona enferma. Esta tiene derecho a saber el diagnóstico, a decidir por sí misma. ¡Tantas cosas! De las pérdidas de otros seres queridos.

Carlos advirtió como autocrítica que uno de los “defectos de fábrica” de los y las profesionales de la salud es ese “paternalismo o maternalismo” hacia los pacientes como si fueran menores de edad.

A lo largo de la charla, como vemos, iba surgiendo suavemente paso a paso ese análisis de género tan transversal, y cómo ciertamente los hombres  podemos tener en general una especial dificultad a expresar emociones. Las caretas con las que vivimos nos cuesta soltarlas cuando nos morimos. Queda mucho trabajo ahí por hacer. De hecho de todo el público que estábamos allí éramos un 26% de varones y un 74% de mujeres. El recurrente tema de cuáles son las cosas que importan, a quién le importan las cosas importantes, qué significa importar…

La palabra escrita, en sus múltiples formas, puede ayudar a fluir las emociones. A plantear el sentido de la vida, sobre todo cuando escasea. Noelia nos explicó experiencias clínicas con mujeres enfermas de cáncer de mama, con las que ha utilizado la poesía como herramienta para liberar angustias y miedos.

Salieron emociones como el miedo, como no podía ser de otro modo. Miedo al dolor y miedo al morir. Miedo a la soledad, sobre los fracasos, o las cosas pendientes. Del sentimiento de pena que queda por tenerte que ir de un “lugar” donde se está muy bien. Compartir el dolor muchas veces es lo único que se puede hacer, es la única empatía posible. Y está bien.

Resultó muy interesante, hubo muchas preguntas de personas desde el público, que fueron  todas hechas por mujeres, dicho sea de paso. No es momento de comentar ahora qué suele ocurrir cuando intervienen hombres desde el principio. Carlos aportó otro de los “defectos de fábrica” de los y las profesionales de la salud que tiene que ver con interpretar la muerte como un fracaso del acto médico. Como si alargar la vida, la supervivencia, fuera lo único evaluable.

Aprender a despedirse. Recomiendo encarecidamente una película bellísima Japonesa (2008 Daigo Kobayashi) titulada “Despedidas” o “Violines en el cielo”. El protagonista refleja una masculinidad, para mi gusto positiva y atractiva, muy agradable.


Noelia nos contó, para terminar, su experiencia sobre talleres con enfermas que en grupo compartieron la elaboración de epitafios o despedidas dejadas por escrito. Nos leyó unas cuantas, me quedo con una que he puesto en el título, y que dejo para la reflexión: “ Aquí descansa una paloma que no supo volar”.


Yo no me despido, me conformo con un simple “hasta luego”…

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