Me llamo Fran. Cuando era niño me
llamaban chisco, de Fran-chisco. En realidad Francisco es mi nombre, que recuerda un hombre bueno que era amigo de la Naturaleza, los animales y las personas, como yo. Chisco es para tardar menos pero no me gusta desde que escuché la palabra “chusco” que quiere decir algo
malo. Y yo no soy malo. Mi madre siempre me dijo que era especial, pero eso no
es malo, es especial.
¡Chisco el chusco! Eso es lo que
me decían en el colegio los otros chicos. Me decían eso y también, fracasado o
tonto. Al final mi hermano Jose siempre venía a defenderme.
Tengo buenos amigos. Voy a un
grupo de hombres. Me encantan las historias que le pasan a mi amigo Adrián por ejemplo. (Adrián y el virus de la empatía)
Con las chicas es regulín-regulán, porque
soy muy tímido.
El otro día hablamos del éxito en el grupo, y
cómo lo entendemos los hombres o cómo nos lo han enseñado o impuesto. Luego explicaré que
a mí no me ha pasado eso. A mí no me han enseñado así.
Los hombres que tienen
éxito, eso dicen ellos, son los que tienen mucho dinero. Los que están por
encima de los demás y de las mujeres en la sociedad. Son aquellos que tienen mucha fuerza y poder, ¡vamos, los machos alfa! Eso lo he escuchado en los documentales de animales de
la 2. Que son los machos más fuertes, que se llevan a las hembras y los demás
les tienen miedo o envidia.
Pero te repito que yo no soy macho
alfa. A mí no me pasa todo eso y tengo mucho éxito. He conseguido con mucho
esfuerzo tener empleo ¡Trabajo en un quiosco de periódicos!
¡Y lo hago muy bien! Estoy muy
contento. Me dicen que trabajo mucho, me esfuerzo mucho, nunca me confundo con
el dinero al dar la vuelta. Y cuando me piden un periódico raro o una revista
que se vende poco, la encuentro en seguida.
El otro día en el grupo hablaban los compañeros del éxito androcéntrico, hegemónico y patriarcal. Yo me callé porque no lo entendía muy bien. Eso es lo
que hago cuando algo no lo entiendo o no lo sé. Pero os voy a decir algunas
cosas que pienso.
El éxito no consiste en huir del
dinero, las posesiones o el poder, sino tener el dinero suficiente para poder vivir
dignamente, comprar las posesiones necesarias para una vida digna, y tener el
poder para que no se metan contigo ¡No siempre va a estar mi hermano para
protegerme!
He pasado mucho miedo pero ahora
estoy muy seguro. Tengo mucho éxito porque soy feliz, quiero mucho a mi madre y
a mi hermano, que son mi familia, y creo que soy, modestia aparte, el mejor vendedor
de periódicos del mundo.
El otro día mi jefa me dijo que
era muy simpático con los clientes y con las clientas. Sobre todo con las
chicas. Tengo veintiún años y hay una chica que compra la revista glamour, una que sólo compran las
mujeres. Ella me gusta mucho. Voy a esperar a que me conozca mejor ¡Igual un
año de estos se lo digo!
¿Ya os he dicho que soy un tipo
con éxito porque tengo el amor incondicional de mi madre y mi hermano?
En el grupo de hombres hablamos
de la vulnerabilidad. De cómo sentirnos aceptados y queridos, que la cosa sea recíproca, sin necesidad de
exigir nada por la fuerza, ni hacer alardes de hombría.
Yo he aprendido a valerme por mí mismo. A resolver mis problemas. Antes pensaba que era medio-hombre por costarme más las cosas, pero es mentira.
Cuando nos hemos repartido las tareas
domésticas, yo me he encargado de hacer las cenas para toda la familia, de
procurar manchar y desordenar muy poco, casi nada, y limpiar el retrete. Me da vergüenza
reconocerlo pero soy un poco maniático con la limpieza “en ese sitio”, ejem,
¡tan especial!
Tengo mucho éxito porque he
aprendido a amar y a hacer compañía. Cuando mi madre se pone triste por la
muerte de mi padre, yo le hago bromas o cosquillas. Entonces ella siempre me
besa. Así la cuido, así nos cuidamos.
Yo también le echo de menos a mi padre. Le
quería mucho. Jugábamos juntos los cuatro. He llorado mucho por los recuerdos, pero ahora menos.
Tengo éxito porque me gusta
pensar. Pienso mucho. Siento mucho. Cuando terminamos la reunión del grupo de
hombres, para despedirnos, siempre hacemos una piña para transmitirnos la
energía. Me emociono casi siempre. Pienso mucho. Estoy seguro de que los chicos
que se metían conmigo antes, hoy si me vieran, serían ellos los que me tendrían
envidia.
La reflexión, la meditación y la
consciencia me ponen en Paz.
Soy también igualitario. Tengo un
poco lío porque soy algo machista, aunque creo que poco, pero de lo que estoy
seguro es que no lo quiero ser. Las mujeres y los hombres valen lo mismo.
Merece la pena ser diferente y no perder
los nervios para ser uno de esos “alfa”. Además también tengo buenos amigos gais que van al grupo.
Soy guapetón, cuando me miro al
espejo no es para salir corriendo. Y soy listo a mi manera. Tengo limitaciones
como todo el mundo pero he aprendido a no competir con nadie salvo conmigo ¿Qué más se puede pedir? Eso
sí, a veces me tengo que reñir a mí mismo para no hacerme el remolón. Me costó
mucho aprender bien los trucos del trabajo.
¡Tengo éxito porque soy
auténtico!
En el grupo dijeron que muchos
hombres están en crisis porque lo que está en crisis es ese modelo machista
viejo. Quieren y no quieren a la vez dejar de ser machistas pero se fatigan y
no saben ser igualitarios ¡Como yo de parecido, pero yo sí sé! Ellos lo que hacen es
cambiar una máscara o armadura rígida por otra que pretende dar el pego pero es
superficial y no les vale ¡A mí no me engañan!
¡Tengo éxito porque he aprendido
a expresar mis sentimientos!
Esos que están en crisis y
perdidos están tristes, malhumorados y desesperados.
¡Yo tengo éxito porque tengo ilusión y buen humor! Y no soy nada superficial, soy más profundo de lo que parece.
¡No necesito defenderme, ni
atacar, ni disimular!
Yo no quiero el éxito de los
machos alfa. Aspiro a algo mejor. Comprendo que es un éxito disfrutar con el
trabajo. Cuando no hay clientes, y todo está preparado, limpio y ordenado, mi
jefa me deja leer las revistas de viajes, que son las que más me gustan…
Algún día iré a lindos lugares, Ciudad de México, Buenos Aires, Roma, El
Cairo, a La Habana…
Ahora me voy que no quiero llegar tarde a trabajar.
Firma:
Fran, muy familiar, quiosquero, tengo mucho amor, pertenezco a un grupo de hombres que son mis amigos y, modestia aparte ¡soy un hombre de éxito! ¿No te parece?
(Un guiño igualitario a las lindas personas conocidas de Ampros y Asociación Afanias , gente de éxito y muy especial)
Fran...camente,lo de ser un macho alfa creo que resulta,esto sí,bastante chuscoEso de ir por la vida de "sobrao" pues como que más bien va de "sobre",de sobreactuación a la que uno se viera obligado constantemente,de sobrellevar una carga que al final acabará por sobreponerse a uno mismo,por sobrepasarte.Tan bien como puede uno sentirse al mirase al espejo y no sentir que ve una máscara sino un rostro,el propio.
ResponderEliminarNi siquiera se trata,como hombre,de renegar de características positivas que se hayan podido atribuir a la masculinidad tradicionalmente,pues no es cuestión de perder nada,sólo de no perderse en prepotencias que al cabo no desembocarían más que en quedarse estancado(o estancada,que lo de ir de alfa puede seducir a cualquier ser humano)en una sola de las letras del alfabeto,lo cual en suma habría de considerarse an-alfa-betismo,analfabetismo vital.
Ja,ja, gracias Luis. Estoy de acuerdo. Veo que vas a ser amigo a partir de ahora de Fran, un tipo tan especial. Me gusta tu juego. La única pega que le pongo, mirando con lupa es si algún aficionado de Sevilla se puede dar por aludido, ¿o sería an-alfa-bético? Abrazo.
Eliminar¡Qué va,qué va!,si yo soy de ¡viva er Beti, manque pierda!.
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