Hace una semana tuvimos una de
las jornadas de convivencia de las familias que organizó, como otras veces, la Federación de AMPAS
de Cantabria. Debería decir jornadas de convivencia y de formación. Hoy es posible formar
parte de la Asociación de padres y madres del centro educativo al que llevamos
a nuestras hijas y a nuestros hijos. Vaya de antemano, que tenemos el compromiso de mejorar
la invitación a ser socios del A.M.P.A. y a implicarnos todo lo posible. Cuánto
más y mejor lo hagamos, más familias entenderán que es necesario formar parte
de aquello que en teoría trata asuntos realmente importantes. Excusas o razones
poderosas para no hacerlo hay muchas y las respetamos. Pero al menos, normalmente quien
quiere puede. La invitación a este tipo de eventos es totalmente abierta por lo
cual, hacer la inversión de dos o tres sábados al año, cada cual lo gestiona en
función de múltiples variables. La implicación en la educación en sentido amplio forma parte de uno de los elementos importantes
de la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, algo muy sensible y motivo de conflictos, que pide
una fina reflexión personal y una honradez máxima en las negociaciones de la
pareja. No importa en este momento el número de participantes de dicha jornada. El
techo de cristal, que tampoco es momento de explicar ahora, deja ver una
mayoría de hombres en algunos ámbitos, como es el representante de la Dirección General de Educación
que fue invitado, los organizadores, etc pero no me gustaría que se me
enfadaran por esta pequeña crítica. Resultó todo bastante bien y les felicito por ello.
No me pierdo casi ninguna convocatoria y seguiré participando en adelante. La presencia de los ponentes
fue paritaria, los materiales estupendos… ( ver la pestaña de masculinidades educativas). Al principio nos
encontramos un 14% de papás, y fuimos perdiendo hombres a lo largo del día.
Hubo un 86% de mamás. Esto demuestra que la brecha de género ahí deja
claramente la necesidad de trabajar mucho aún en ese campo.Esto es el diagnóstico real
actual. Las llamadas escuelas de padres siguen siendo realmente escuelas de madres.
Muy interesante la exposición
de Pedro Uruñuela sobre la cultura de la participación. La ley , como en multitud de ocasiones
no basta para que se dé. No es la cultura de la participación
un valor estimado. En este caso, concretamente la participación de las familias, en el
nivel de valores, hábitos, deja mucho que desear… Se habló de los beneficios de la
participación. La importancia de implicar a los chavales, hacerles responsables
de tareas, para que la motivación por aprender rebrote. La brecha de fracaso
escolar en varones adolescentes es urgente atender en mi opinión. La
participación influye igualmente en la motivación del profesorado, que a su vez
revierte en la mejora del sistema. La coordinación con los equipos directivos,
puesto que tanto unos como otros son personas trabajadoras. Y nos parece importantísima la
participación de las familias. El desconocimiento mutuo es lo que genera los
recelos. Está todo interconectado. Cuando participas en algo lo consideras tuyo.
Conclusión : las familias son coeducadoras y corresponsables con la Escuela,
importantes en la articulación de la acción educativa. Se habló del alumnado
ayudante, de los niveles de participación y sus trampas, de nuevas familias..
¿A qué se debe la falta de
motivación? Tendremos ocasión de desarrollarlo.
Cuando hablamos de las
resistencias al cambio en los hombres sobre estos temas, tendremos que
hacerlo todo a la vez. Hacerlo significativo por medio del desarrollo de las
emociones y los sentimientos en general y posteriormente en cada aplicación práctica, como es el caso. Si tenemos claro el qué y por qué, sabremos el
cómo.
Habrá que aprender a gestionar
las quejas y los conflictos. Llenar nuestra maleta de recursos y competencias
como padres para acercarnos a ellos. La importancia del estudio, el esfuerzo, la
gestión de los usos del tiempo, alimentar las relaciones personales, para sentirnos parte activa. El cojín emocional
procuraremos así que sea muy grande y de esa manera será más fácil el amor incondicional, pase lo
que pase, y se mantendrá la comunicación lo mínimo suficiente para que las
tormentas no destruyan irreparablemente.
Nélida Zaitegi en su intervención “buenas
personas, buenos tratos” igualmente interesante nos dejó las pistas suficientes como para desarrollarlo en
adelante suficientemente. Voy únicamente a decir unas impresiones. ¿Sabemos a
qué le tenemos miedo? ¿Qué nos preocupa realmente? En un cambio de ciclo
estamos dispuestos y dispuestas a remangarnos, y a empezar de nuevo? Primero hay que ser y después parecer. Seamos
radicales, vayamos a la raíz de los problemas y adquiramos competencias
sociales y personales. Reaprendamos a querernos y a tratarnos. Yo añado,
atrevámonos los hombres a explorar una ética de los cuidados. Cuidar en lugar de
proteger o sobreproteger. Pactemos las reglas del juego.
Con todos estos previos es muy
fácil de entender que el momento de la comida y la larguísima sobremesa resultó
el mejor cierre posible del día. Vuelves a casa con una sonrisa de sosiego. Por
un lado te recuerdas, con cierta paz bobalicona que “esto es lo que hay”, las limitaciones. Hago
y seguiré haciendo lo que pueda, sin más. Pero , fíjate, ya no lo veo tan difícil, quizá
sea mucho más sencillo de lo que a veces parece o nos lo quieren hacer creer…
Estupenda entrada.
ResponderEliminarEsperemos que con esfuerzo y perseverancia la escuela de padres, sea un día verdad "escuela de padres"
Gracias Aicha, sí. Y teniendo cuidado de no volver a inventar la pólvora. Que para que el "tetabrik de leche " sea más ecológico, inventemos la leche en botella de cristal. Me explico, que sea de verdad "escuela de madres y de padres", o de familias, o... que no falte nadie, nadie se quede fuera.
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