¿QUIÉN SOY?




Este es el blog de MANUEL BUENDÍA BERCEDO. Pretendo mostrar una propuesta profesional y particular acerca de la Igualdad de Género y las Masculinidades. Veremos algunas respuestas a la pregunta anterior pero sobre todo, haremos muchas más preguntas para invitar o implicar a otros hombres en la Igualdad.



jueves, 25 de julio de 2013

¡Los sueños hay que gritarlos!



No me gusta gritar, pero los sueños hay que gritarlos. No me gusta gritar, pero a base de susurros, en muchas ocasiones  no se oye o es demasiado lento. Tengo una hipótesis muy desarrollada acerca de la técnica o metodología de matar un cerdo a besos. Aceptando que el jamón Ibérico es un manjar y es inevitable que muera el animal, una matanza así podría ser muy lenta, y muy cruel. Es una falsa paradoja, por eso de los besos y la muerte. Contemplando toda la normativa sanitaria, legal, y de sensibilidad hacia los animales, a nadie se le ocurriría en su sano juicio definir el uso del cuchillo o cualquier otra técnica como un atajo.


No me gusta insultar, pero vivimos en una sociedad mediocre (idiotizada), y hay que gritarlo. Pero no es la culpa de la gente, al menos en su mayor parte. En la historia de las crisis, o en casi todo, siempre ha ocurrido que al final quedan como culpables las víctimas. En muchas ocasiones hay una fase previa  donde la responsabilidad no la tiene nadie, como si fuera  un proceso natural, de la naturaleza. Al revés sí ocurre, por cierto, donde males de la naturaleza, como el cambio climático, pueden tener culpables.En cualquier caso,  al final el truco de magia se da, y se nos dice de nuevo que ¡tenemos lo merecido!

He escuchado varias veces, ¡todo no hace falta saberlo, está en google! Hoy me voy a poner muy serio, como en la foto de arriba… ¿te has preguntado quién dice eso? Amantes de la ignorancia o de la manipulación. Decir eso es tirar la toalla y un ejercicio de heteronomía moral e intelectual. Espero que se entienda.


No me gusta gritar, no me gusta ponerme serio, no me gusta protestar, no me gusta quejarme, pero los sueños hay que quejarlos,  protestarlos, espetarlos, gritarlos… El deseo hay que gritarlo.

Hay un tipo de masculinidad recesiva, que no cumple los parámetros de una forma hegemónica o dominante. Un tipo de hombre blando, pacifista, flojo, ¿se entiende? No es el momento de dilucidar en cada caso si es debido a un fracaso en el modelo de éxito, agresivo o dominante, en cuyo caso hay que conformarse, o por el contrario, se debe a una situación de partida positiva. En muchas ocasiones, utilizando un poquito de humor, me preguntan si me considero un hombre pacífico, y yo respondo que no, que es un 50%.

En unas ocasiones me siento pacifista y en otras me siento inofensivo.


Hoy no toca desarrollar la asertividad, la lucha por la dignidad y los derechos, la resiliencia y demás valores. Voy a comentar la expresión: “de vez en cuando es necesario dar un puñetazo en la mesa”, u otra expresión sexista que es una joya para analizar en este blog o en otros talleres: “a veces no hay más remedio que poner los huevos encima de la mesa”. Por mi particular manía de mezclar con humor el lenguaje literal y el metafórico de una manera reversible, dicha expresión, con su determinada performance, siempre me produjo risa.


Hemos caído en la trampa de la superficialidad y de la estupidez. Estoy indignado. Hoy me he levantado 15M, y he puesto una foto con rostro serio. Hablamos de democracia real ya, urgente. Los sueños hay que gritarlos.  La sociedad está idiotizada y deprimida. Por supuesto que, como signo de la posmodernidad, vivimos en una sociedad líquida como nos dice Bauman, y que hay que surfear con todo en revisión, sin ahogarnos. Está todo en construcción, somos hombres en construcción, mujeres en construcción. Está por hacer y es más difícil, pero hay que intentarlo, y hay que gritarlo. Ahora decimos y repetimos que hay que utilizar herramientas holísticas, globales, integrales pero resulta complicado encontrar personas que las apliquen o las entiendan. Cuando vemos que incorporar la perspectiva de género y un enfoque de masculinidades, a la raza, la edad, la diversidad, las religiones, todo interseccionado en una crisis global, es un barullo desquiciante, y elegimos disimular o deprimirnos. ¡Pues eso es idiota!.


Progreso, desarrollo, crecimiento… están en cuestión. Pues cuestionémoslos, pero no seamos idiotas, ni superficiales. Abramos los debates. Como ya he dicho que los sueños hay que gritarlos, yo salgo de ese particular armario, y digo: ni soy tan idiota, ni tengo la culpa.


Usted me está buscando y no lo sabe. Mejor dicho, la persona que usted busca, ignora que soy yo. Mejor dicho aún, intento de mil maneras decirle que va a agradecer que usted me encuentre.


Todo se aprende, si quieres, le dedicas el esfuerzo necesario, y desarrollas las potencialidades oportunas. Oponer un aprendizaje que te motiva, y que desarrolla una actitud lúdica o divertida, a otro tipo que consiste en aprender con esfuerzo, estudio, y  el tiempo que se precise para lograrlo, es falaz. No se oponen. Grito mi sueño, y digo que hay que disfrutar con el aprendizaje, disfrutar del tiempo que lleva, del esfuerzo que supone con sus altibajos, de la profundidad y satisfacción de llegar hasta el final.
El estereotipo sexista que dice que las mujeres son multitarea y los hombres solo pueden hacer una cosa a la vez, tiene muchas lecturas. En este caso lo traigo a colación porque algunos hombres, en vez de aplicar los análisis complejos habituales para ellos a otros ejemplos como conflictos sobre conciliación, o alternar parte del trabajo con poner una lavadora, o ayudar a su hija en los deberes mientras revisan un informe, en vez de avanzar por ahí se ha dado lo contrario.
La trampa de la superficialidad les ha hecho perder profundidad con la dispersión de internet, por poner un ejemplo, han igualado por abajo. Y ha dejado sin resolver el problema inicial de conquistar espacios domésticos, personales y afectivos con la incorporación de la vertiente laboral o pública. Cada persona es distinta y en muchas de ellas es parecido.

Sigo gritando mi sueño. Hay que comunicar, construir pensamiento, y buscar una profundidad intelectual. Y todo eso con todo lo nuevo.

A quien le guste las variantes de la rebelión de las masas, tenemos que salir del rebaño para aportar valor añadido al punto de conexión que hagamos en la red. Dicho de otra manera hay que resaltar y gritar el valor de la diversidad, activando la cooperación entre diferentes. Nos podemos aprovechar de la conectividad de internet y de la aldea global. Dicho de otro modo, no hay que gastar energía ni tiempo en eliminar los prejuicios, puesto que eso es un parche igualmente superficial. Lo que hay que hacer es resaltar los detalles, los matices, utilizar más aumentos del microscopio, para visibilizar las combinaciones, las relaciones interpersonales, el diálogo, la cooperación, en positivo… Así los prejuicios saltan por los aires solos, o se diluyen. De esta manera la perseverancia, la resiliencia , el esfuerzo estarán bañados por la alegría multicultural, como si fuéramos niños o niñas, ilusionados . La meritocracia así vendrá sola, será auténtica, no solo por la apariencia de unos papeles.

Nos ha explotado en la cara la burbuja de la apariencia y la superficialidad. Pero no somos tan idiotas, ni tenemos la culpa. Por el camino de la superficialidad, como la tolerancia de las drogas,  cada vez nos seguirán pareciendo muy complejas, cuestiones más sencillas. Es un proceso de debilitamiento y dependencia. Sin embargo, si se cumpliera mi sueño, con esfuerzo, y con optimismo, nos parecerían igual de sencillas, cuestiones con mayores grados de dificultad. Y que nos parecieron complejas en otro momento. Es un placer ver a Amaia Valdemoro o Pau Gasol hacer jugadas complejas que parecen fáciles. Y por abajo, cada vez habrá mayores ahogamientos en vasos de agua si seguimos así.


Esta vez  no puede ser sin contar con las mujeres, con todas y con cada una. Y como las dos caras de cada una de las monedas, también hay que contar con todos los hombres y con cada uno de ellos, con cada uno de nosotros. Cambiando el mundo cambiando-nos, y ayudar a otros hombres a cambiar-se surfeando  los cambios mientras cambia.

No va a ser fácil, ni cómodo ni  en seguida, de momento es solo un sueño. ¿Gritas conmigo? ¿Surfeas conmigo?

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